La Real necesita muy poco para ser mucho mejor que el Betis y ganarle fácil

Una jugada de listo de Aihen y el gol número de 100 de Oyarzabal, de penalti, sirven para romper la mala racha contra unos béticos inofensivos que ahora están por detrás en la clasificación


La Real vuelve a ser fuerte en casa y lo demuestra con su tercera victoria como local consecutiva, las tres ante rivales directos o grandes. Los txuri urdin doblegaron 2-0 con facilidad a uno de los más mermados, inofensivos y peores Betis que han pasado por Anoeta recientemente para romper, de paso, la mala racha ante ellos en Donostia de cinco años sin ganar. Además de superarles en la tabla liguera, en la que la Real está novena. Los de Imanol simplemente fueron inmensamente superiores sin necesidad de hacer un partidazo, y además fueron prácticos, aprovechando ese toque de fortuna que otras veces este curso no les sonrió. Gol en propia, en una acción de listos de Aihen y Barrenetxea, y un penaltito de VAR que permitió a Oyarzabal seguir haciendo historia en el club. La Real, en unos días, ha dejado a cero a Ajax, Barcelona y Betis. No es poca cosa, aunque con diferencia esto último fue lo menos exigente de conseguir.

Imanol apostó por la continuidad y redujo la rotación a tres cambios, siendo dos de ellos obligados por las bajas de Sucic y Aritz, que fueron reemplazados por Aramburu y Turrientes. El recientemente renovado centrocampista beasaindarra fue premiado, al igual que un Barrenetxea que entró por Becker en el ‘once’, por el técnico oriotarra tras su gran impacto en la segunda mitad, desde el banquillo, ante el Ajax. El otro premiado fue Aihen, que repitió titularidad dejando fuera a Javi López. Sergio Gómez también se quedó sentado de nuevo. Seis más un canteranos de inicio.

Fue una primera mitad relativamente sencilla y cómoda para los txuri urdin. El Betis, muy mermado en cuanto a bajas y en lo mental, apenas pudo salir de su campo con peligro unas pocas veces. El propio nivel del equipo titular estaba a años luz del que vienen teniendo en los últimos años. La Real lo aprovechó y dominó el esférico con soltura y criterio para hacer el máximo daño posible al conjunto verdiblanco. Pronto llegó el 1-0. Una buena presión en el centro del campo provocó un mal despeje hacia atrás de Altimira. Aihen sacó rápido el saque de banda con el Betis volviendo, Barrene se la devolvió con música, filtrada y ventaja, y el ‘3’ centró buscando a Oyarzabal en el segundo palo. Se cruzó el exrealista Diego Llorente, que se la metió en propia portería.

El conjunto txuri urdin consiguió enlazar varias acciones positivas de asociación que no terminaban en disparo por alguna mala decisión o un bloqueo bético. Pero Kubo estaba muy activo, al igual que un Barrenetxea tremendamente batallador. La falta de finura de Brais se notó para no hacer aún más daño. Atrás, Aramburu, Zubeldia, Aihen y Aguerd cortaban cualquier conato de ataque visitante e iniciaban uno realista.

Oyarzabal hace historia
La Real iba a conseguir doblar su ventaja a la media hora de juego. Hernández Maeso señaló penalti sobre Oyarzabal tras revisarlo en el VAR, de esos que sólo existen en el fútbol más moderno, por una patada de Perraud al pie del ‘10’. El capitán tenía rostro serio y no era para menos. Estaba totalmente concentrado en un momento histórico. Superó sin problemas, con un disparo raso característico, a Silva y anotó su gol 100 con la Real Sociedad. Casi nada. Séptimo puesto en el ranking histórico ya. Lo celebró como siempre desde que es capitán: agarrando el escudo y levantándolo. Fue un gol relevante e importante para el devenir del encuentro, que pasó a ser totalmente realista.

A Oyarzabal le dio tiempo para, además, defender a los más jóvenes canteranos txuri urdin: los recogepelotas. Bartra y Sabaly la liaron y el capitán no tardó ni segundos en encararse con el capitán bético pidiéndole explicaciones. Discusión subida de tono que acabó con amarilla para cada uno y amago de tangana.

Aguerd volvió a dar el susto físico e Imanol ya tenía el cambio de Pacheco listo, pero algo le dijo el marroquí que le tranquilizó. Y el ‘21’ dejó claro que estaba para terminar la primera parte porque hizo un corte corrector sublime sobre Lo Celso en el área.

Bajón de ritmo e intensidad
Tras el descanso ya sí que Imanol no arriesgó con Aguerd y dio entrada a Pacheco. Hubo ocho canteranos sobre el verde por momentos. El técnico también hizo rápido dos cambios más con las entradas de Sergio Gómez y Marín por Turrientes y Barrenetxea. Aunque el cambio más esperado por la grada fue el de Sadiq, al que aplaudieron y cantaron durante el calentamiento. Entró por un ovacionado Oyarzabal en el 70’. Y en su primer tiro, casi sin ángulo y fuera, se vino arriba el público. Es lo que tiene sentenciar el encuentro pronto y ante un rival muy mermado, que el partido se vuelve aburrido porque se baja el pistón. Pero cuánta falta hacía uno así y hacía cuánto que no pasaba.

Lo cierto es que el Betis dio un pequeño paso adelante con Losada, Chimy o Bakambu. Este último tuvo la primera y única ocasión verdiblanca con un cabezazo alto en una falta lateral. Pero en general llegaban más ante una Real gestionando ventajas, cargas y de todo. Aunque Kubo y Zubimendi sumaron 90 minutos de nuevo. El último cambio fue Olasagasti, en el 78’, por un Brais que no tuvo el día.

Desde ahí hasta el final no pasó nada. La afición pudo degustar el triunfo con tranquilidad.



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El Sevilla vuelve a atascarse en el Sánchez Pizjuán

Budimir y Lukébakio, que siguen en racha, firman un empate que impide a los de García Pimienta asomarse a Europa y deja a Osasuna bien colocado


El Sevilla pierde la ocasión de ilusionarse con buscar objetivos mayores tras volver a atascarse en el Sánchez Pizjuán ante un Osasuna que plantó cara y que pudo llevarse el triunfo. Dos jugadores en racha, Budimir y Lukébakio, hicieron los goles y ambos también estuvieron cerca de decidir con sendas ocasiones ya en el descuento.

En un primer tiempo en el que los locales fueron de menos a más, no apareció mucho fútbol ante la falta de ideas de los de García Pimienta frente a un Osasuna fuerte en lo físico y en los duelos. Fue el equipo navarro el primero en avisar, con un zapatazo de Bryan Zaragoza desde fuera del área que buscaba el gol junto al palo y que obligó a lucirse a Álvaro Fernández, sustituto del aún no disponible Nyland.

El Sevilla acabó despertando, gozando de tres ocasiones, sobre todo dos de ellas muy claras. A los 23 minutos una gran jugada de Isaac como la que sirvió para darle a Sow el gol del triunfo ante el Rayo Vallecano encontró de nuevo al suizo, pero esta vez solo ante Sergio Herrera su remate no encontró puerta. Poco después sería Lukébakio el que no pudo controlar en el área pequeña para fusilar al meta navarro y cuando ya se acercaba el descanso un derechazo de Gudelj desde fuera del área se encontraba con la respuesta del guardameta visitante.

Los goles llegaron en la segunda mitad. Moncayola fue el primero que se acercó en un remate muy claro y Lukebakio lo buscó con un bello zurdazo en busca de la escuadra. Pasaban los minutos, no llegaba el gol y García Pimienta recurría a Saúl, que volvía tras dos meses lesionado, y Suso. Llegaba enseguida un de Kike Salas tras una buena acción de Isaac, pero fue anulado por fuera de juego del lebrijano. Sin embargo, el que apareció y no perdonó fue Budimir, que hacía su noveno tanto esta Liga con un cabezazo a un gran pase de Areso. Poco tardó Lukébakio en empatar, con un golazo con pase de lujo de Saúl y un control orientado espectacular para sortear a Herrera y marcar. El Sevilla se volcó en los minutos finales aprovechando el empuje de Jesús Navas en su penúltimo duelo en Nervión. Budimir tuvo el 1-2 y Lukébakio también tras un gran pase de Agoumé, pero se topó con Herrera.

El Sevilla vuelve a atascarse a una semana de visitar el Metropolitano, aunque sumó un punto, igual que un Osasuna que sigue cerca de los puestos europeos.



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El Barça recupera el crédito goleando al Mallorca

El equipo de Hansi Flick resolvió el partido de Son Moix con una goleada en la segunda parte capitaneada por Lamine Yamal y Raphinha
Los azulgrana mostraron su autoridad y contundencia dejando atrás una mini-crisis de resultados que hacían peligrar el liderato


Un líder también demuestra su prestancia en situaciones delicadas. El Barça venía de tres jornadas alejadas de su perfil de equipo demoledor, con un último estropicio en Montjuïc, y de repente, cuando pasaba un mal trago en Son Moix, se sacó una 'manita' para devolver su status a sitio y arrollar a un Mallorca que llegó a creerse el cuarto verdugo. No lo fue. El equipo azulgrana, el eficaz, ha vuelto cargado con goles.

Después de vestirse de titular en la primera veintena de partidos oficiales, Lewandowski descansó en Son Moix. Algo tuvo que ver, quizá, su insustancial aportación defensiva ante Las Palmas. Esta rotación ya se vio en LaLiga pasada. Con Xavi en el banquillo, el delantero polaco dejo su puesto precisamente a Ferran Torres, que regresó al once tras ocho partidos lesionado y media hora en sus botas ante los canarios. En aquella ocasión, el Barça acabó empatando a dos ante los mallorquines, pero ninguno de los dos marcó. Esta vez sí. Fue Ferran Torres.

No hubo el sofoco de las tres últimas jornadas pero la irregularidad acabó pasando factura. Los de Flick jugaron a sus anchas al inicio. El balón circulaba con cierta rapidez, el ritmo de juego era interesante y el equipo encontraba la portería sin pensar en exceso cómo. Fruto de la presión y del desajuste defensivo del Mallorca, el Barça no tardó en descorchar el marcador. Fue gracias a una falta de entendimiento local que Ferran Torres aprovechó con un toque mordido que acabó en gol. Sin pretenderlo, los azulgrana mandaban ya en el partido.

Lejos de acomodarse, los de Flick siguieron apretando. En un puñado de minutos, hilvanaron dos acciones de peligro. Ferran Torres buscó el segundo pero Leo Román lo evitó y Lamine Yamal probó el disparo lejano. Era un Barça fiable, reconocible. El control y la prestancia sólo se vio alterada por una segunda tarjeta amarilla a Casadó, la segunda después de una temprana a Cubarsí, que el Barça sabía compensar metiendo al Mallorca en fuera de juego.

El guion dio un vuelco de repentino. El Barça se desfiguró ante un rival más decidido a empatar. Y eso que las transiciones eran veneno puro, pero que nunca lograron inyectar. El intercambio de imprecisiones y algún despropósito se apoderó de un equipo que empezaba a descomponerse.

Hasta que el sistema defensivo del Barça estalló por los aires. Un pase por el centro lo recogió Maffeo para dar en bandeja el gol a Muriqi. El empate tuvo su suspense pero subió al marcador. El Barça recuperó el ánimo con otro regalo de Raillo, que Raphinha no supo aprovechar primero ni después. Sin hacer un juego equilibrado, el Barça se retiró al vestuario con ocasiones suficientes pero habiendo cedido la igualada por su propia descompresión.

Flick abandonó su posición gesticulando y moviendo la cabeza de manera negativa. Su plan no estaba saliendo bien y en la segunda parte exigía un cambio radical que se alejase de la imagen que se había dado. Y la reacción llegó repitiendo su salida avasalladora. Un par de remates presagiaron el gol, que llegó de penalti. Lamine había ganado la posición a Mojica, que le hizo caer a la carrera. El colegiado Gil Manzano no le o dudó y el VAR no intervino. Raphinha alargó su estado de forma goleadora transformando el lanzamiento.

Con el viento soplando a favor, pese a algún susto puntual, Flick pedía cabeza, unidad, esfuerzo y solidaridad. Y aunque el equipo se trató de aplicar, la sensación de incomodidad era evidente. El Mallorca intentaba recuperarse con disparos lejanos. Uno de Dani Rodríguez que alteraron a Iñaki Peña. El técnico realizó cambios a granel. Faltaba el tercero.

El triunfo llegó cuando Lamine sacó de su chistera una asistencia única. Con el exterior del pie se inventó un centro para que, sí, otra vez Raphinha, empuja el balón aprovechando el efecto. El brasileño va ya por los 18 goles, una barbaridad impensable. El canterano y el brasileño rescataron al Barça. Fue el tándem del partido.

El festival no había terminado por Lamine se sacó otra asistencia con el exterior para que un centro de Pau Víctor lo rematase De Jong, en tareas de mediapunta. El Barça ya estaba desbocado con el cuarto tanto, así que el quinto no tardó en llegar con un Pau Víctor empeñado en aprovechar sus minutos. Fue gracias también al neerlandés. Sin esperarlo, al Mallorca le había caído una manita.



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Mbappe vuelve a fallar un penalti y el Real Madrid cae ante el Athletic en San Mamés

El cuadro blanco se alejó a cuatro puntos del líder Barcelona en la pelea por el título del futbol español


El Real Madrid cayó en San Mamés ante el Athletic en un partido en el que Mbappé volvió a quedar señalado por fallar un nuevo penalti que podía suponer el empate de los blancos. Fue un partido vibrante en el que el Athletic fue superior a un Real Madrid que ve como el Barça se aleja a cuatro puntos, aunque los blancos tienen un partido menos.

Ancelotti ‘sacrificó’ a Arda Güler y Brahim en San Mamés para poner de inicio a Tchouaméni y adelantar a Bellingham y juntarlo con Mbappé y Rodrygo. Un plan de juego que al italiano no le funcionó en los primeros minutos porque el Athletic salió a por Courtois como si le fuese la vida en ello. Los de Valverde asediaron la meta de un Real Madrid que era incapaz de salir de su propio campo. Un asedio que no se tradujo en goles y eso acabó por darle vida al Real Madrid que pudo tener el balón, aguantarlo y así, calmar el ritmo del encuentro. Ese fue el camino para que los de Ancelotti se acercaran a la meta del Athletic. De hecho, los blancos pidieron un penalti a Mbappé y el francés incluso marcó después, pero estaba en fuera de juego. Aunque, de eso no había dudas, el colegiado, a instancias del VAR, no reanudó el juego. Y es que le llamaron para revisar un posible penalti a Rodrygo en esa jugada del gol anulado a Mbappé. Incertidumbre en las gradas y en césped de San Mamés, mientras Mbappé le decía al colegiado que no estaba en fuera de juego porque el balón venía del rechace de dos jugadores rivales. Eso no lo estaban mirando en el VAR porque no había dudas en su fuera de juego del francés, pero sí en la acción de Gorosabel y Rodrygo. Al final, cerca de tres minutos de revisión para que el colegiado acabara confirmando su decisión inicial: no había penalti.

El encuentro siguió con el Real Madrid intentando tener el control del balón, mientras el Athletic aprovechaba los fallos blancos, que hubo y muchos, para salir con toda la velocidad y todo el peligro del mundo hacia Courtois. El partido era de los que le gustan al espectador, con un ritmo alto, sin tregua y emocionante. Sin embargo, ocasiones claras, ninguna y claro, se llegó al descanso sin goles. El segundo acto comenzó con el Athletic marcando. Un centro envenenado de Nico Williams acabó con un sorprendido Courtois despejando como pudo el balón. Berenguer, atento a la jugada, acabó marcando, entre rechaces, el 1-0 en el minuto 53. La reacción de Ancelotti fue quitar a Ceballos y poner a Brahim en el campo. Casualidad o no, el Real Madrid realizó su primer disparo entre los tres palos. Fue Mbappé en el minuto 59, una muestra clara del partido de los blancos a nivel ofensivo.

Los de Ancelotti apretaron en busca del empate, mientras el Athletic buscaba la sentencia aprovechando los muchos espacios que dejaba el Madrid atrás. Así estaba el partido cuando Agirrezabala falló en una salida y cometió penalti sobre Rüdiger en el minuto 66. Mbappé fue el encargado del lanzarlo y fallarlo en el minuto 68. Lo lanzó igual que en Liverpool y, como en Anfield, lo paró el portero para evitar el empate blanco. Esa acción le dio alas al Athletic que redobló sus esfuerzos para cerrar el triunfo. Y ahí, en ese desgaste físico es donde se equivocó el equipo vasco. El Real Madrid lo aprovechó para empatar en el minuto 78 gracias a un gol de Bellingham, que aprovechó un rechace del meta del Athletic a disparo de Mbappé. El Real Madrid estaba envalentonado, pero Valverde falló y lo aprovechó Guruzeta para marcar el 2-1 en el minuto 80.

El Real Madrid intentó a la desesperada volver a empatar, pero no era la noche de los blancos y sí la del Athletic que se llevó el triunfo con San Mamés festejándolo por todo lo alto.



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Hugo Álvarez y Aspas tumban al Mallorca en Balaídos

Con el 1-0, el Mallorca rozó el empate y acabó con diez por expulsión de Raíllo


El Celta, con goles de Hugo Álvarez y Iago Aspas, derrotó al Mallorca que, tras el 1-0 local, rozó el empate. Guaita, con sus intervenciones, neutralizó los ataques baleares. A poco para el final, Aspas sentenció el choque, cuando el Mallorca jugaba con un hombre menos por expulsión de Raíllo.

El Celta llegó al partido con ganas de redimirse tras la pasada derrota sufrida en Cornellá-El Prat ante el RCD Espanyol, y el Mallorca lo hizo dispuesto a demostrar que el 1-5 que sufrió el martes en Son Moix ante el Barcelona no debía convertirse en un síntoma de depresión.

Los entrenadores, Giráldez y Arrasate, armaron sus onces para ganar, pero sin sus dos hombres más mediáticos. Ni Iago Aspas ni Vedat Muriqi fueron titulares. Eso sí, en el Celta, Borja Iglesias recuperó la titularidad y el joven Fer López debutó como titular para demostrar que tiene más que juventud, aunque se lesionó en el minuto 43 y fue sustituido.

En el minuto 31, Hugo Álvarez, con un lanzamiento que rozó en un defensa, sorprendió a Greif y colocó el 1-0. Era el primer chut a portería de los celestes. El Mallorca respondió con un cabezazo de Raíllo, que neutralizó Guaita, a la salida de un córner. En el minuto 40, Guaita volvió a evitar el empate a un gran cabezazo de Larín y un segundo lanzamiento del canadiense. Con mínima ventaja local acabó la primera parte.

Tras el descanso, fútbol de ida y vuelta y cambios en ambos equipos. Arrasate sacó a Muriqi, y Giráldez a Douvikas. En el minuto 77, el Mallorca se quedó con un hombre menos por expulsión de Raíllo (roja directa por mano, siendo el último defensor) y en el tramo final, el Celta selló el partido con un gol de Iago Aspas.



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El Barça se deja dos puntos de oro en Sevilla

Los azulgrana rozaron el triunfo en el Benito Villamarín pese a no lucir una gran versión, pero un tanto postrero de Assane Diao evitó la victoria y deja al rojo vivo la lucha por el liderato


Empate con mucho sufrimiento del FC Barcelona (2-2) en el Benito Villamarín tras un partido con poco brillo del conjunto azulgrana ante un Betis que vendió muy cara su piel y encontró la igualada en el último suspiro con un tanto de Assane Diao en el tiempo añadido. Lewandowski y Ferran Torres habían dado ventaja al Barça, mientras que Lo Celso había colocado el 1-1 provisional desde el punto de penalti. A los culés se les escapan dos puntos valiosos en la lucha por el liderato liguero y solo ha conseguido ganar uno de los últimos cinco partidos en el campeonato.

Tras descansar en la anterior jornada en Mallorca, el pichichi Robert Lewandowski volvió a la titularidad en lugar de Ferran Torres y Hansi Flick no hizo más rotaciones en el once pese a la cercanía del partido de Champions del próximo miércoles contra el Borussia Dortmund. Iñaki Peña estuvo escoltado en defensa por la habitual línea de cuatro con Koundé, Cubarsí, Iñigo y Balde, mientras que Casadó y Pedri compartieron doble pivote y Olmo, Lamine Yamal y Raphinha acompañaron a Lewandowski en el frente de ataque. En el bando verdiblanco había el morbo del reencuentro con Vitor Roque, cedido por el Barça, y el delantero salió de inicio junto a Bartra, Altimira y Abde, los otros tres béticos con pasado azulgrana que estaban disponibles para Pellegrini. El brasileño se dejó la piel en el campo y en el segundo tiempo forzó el penalti ante De Jong, un esfuerzo que le valió la ovación de su nueva afición cuando fue sustituido. Además, el Betis tuvo que lamentar la lesión del portero Rui Silva en el calentamiento y Fran Vieites ocupó su lugar bajo palos.

Empujado por un Benito Villamarín con un ambiente de día grande, el Betis salió con mucho ímpetu al partido y estuvo cerca de abrir el marcador en los primeros minutos. Primero fue Llorente con un cabezazo a la salida de un córner que Raphinha despejó en la línea de gol y en la siguiente acción fue el turno de Abde, que perdió el duelo con Iñaki Peña en un uno contra uno muy claro. Tras los dos primeros sustos iniciales, Lamine Yamal mandó el primer aviso azulgrana con un tiro que tapó sin complicaciones Vieites. El Barça empezó a tener un mayor control de la posesión, pero no terminaba de acechar la portería rival y el partido entró en una fase somnolienta, propia del horario del encuentro.

Pasaban los minutos y no había ocasiones claras para ninguno de los dos equipos hasta que a falta de cinco minutos del intermedio llegó el 0-1 de Lewandowski tras una gran jugada de combinación colectiva. Después de 26 pases ininterrumpidos, Koundé se internó hasta la línea de fondo y conectó un centro preciso para que el polaco solo tuviera que empujar al balón al fondo de la red. Decimosexto gol en LaLiga de ‘Lewy’, que amplió su ventaja como máximo anotador de la competición. El tanto dio tranquilidad al Barça y dejó tocado a un Betis que no tuvo reacción en los y no inquietó a Iñaki Peña en los últimos compases del primer tiempo.

Pese a la ligera superioridad culé y el 0-1 en el marcador, el Betis todavía no había dicho la última palabra en el partido y volvió a repetir el guión del inicio del encuentro. Altimira y Abde estuvieron cerca de firmar el empate con sendos remates de cabeza que salieron ligeramente desviados e instantes después llegó la parada del partido con una mano espectacular de Iñaki Peña a disparo de Chimy Ávila.

Era el momento más delicado del Barça en el partido y Flick decidió mover el banquillo para dar entrada a Ferran Torres por Raphinha y De Jong por Olmo. Sin embargo, la entrada del neerlandés no fue la esperada ya que tres minutos después cometió penalti sobre Vitor Roque. El VAR tuvo que entrar para avisar a Muñiz Ruiz sobre la infracción y el colegiado gallego pitó la pena máxima. La decisión no pareció gustar a Flick, que protestó airadamente la decisión y fue expulsado con roja directa. Lo Celso asumió la responsabilidad y no perdonó pese a la buena estirada de Iñaki Peña. El partido se inclinaba hacia el lado andaluz y Pau Víctor y Gavi entraron en el puesto de Lewandowski y Pedri para intentar cambiar el rumbo. En el Betis también entró Isco, que volvió seis meses después de su lesión en el peroné y recibió el cariño de su público.

El Tiburón muerde y Assane noquea
Parecía que el 1-1 en el marcador ya no se movería, pero un pase genial de Lamine Yamal habilitó a Ferran Torres para anotar el segundo tanto de los culés. El gol fue anulado en primera instancia, pero el VAR corrigió la decisión del asistente y desató la alegría azulgrana. Sin embargo, la felicidad no duró mucho porque Assane Diao marcó el definitivo 2-2 en el tiempo añadido y dejó sin triunfo al Barça en Sevilla. El empate contra el Betis no deja nada satisfecho al equipo catalán, que apenas ha sumado 5 de los últimos 15 puntos en juego en LaLiga y ha vuelto a dejar al rojo vivo la lucha por el liderato.



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El Real Madrid se impone con solvencia ante el Girona

Los tantos de Bellingham, Arda Güler y Mbappé le dieron el triunfo  al cuadro blanco


El Girona no pudo con la buena versión que mostró el Real Madrid en Montilivi. Repitiendo el mismo resultado que el pasado curso sobre el feudo catalán, los de Ancelotti se impusieron con solvencia gracias a las dianas de Bellingham, Arda Güller y Mbappé.

Fue uno de los partidos más esperados del curso para los catalanes. Sobre el verde, 22 elegidos; Sobre el cielo, el juego de luces que dio paso a un choque de buen juego, con protagonismo local en los primeros 15 minutos.

Los blancos fueron conscientes del nuevo pinchazo del Barça, motivo suficiente para intentar arrebatarles el liderato, aunque los ‘gironins’ iniciaron la contienda acosando por la banda izquierda, con Miguel y Bryan Gil como protagonistas. Los catalanes fueron ligeramente mejores en el primer tiempo, liderando buenos momentos de juego que despertaron la impotencia de Bellingham, quien optó por patear el césped ante una presión sin éxito.

Los merengues tuvieron dificultades para encontrar espacios. Sin embargo, y con el paso de los minutos, fueron comiendo terreno a su contrincante. La finalización no terminó de ser la mejor, aunque tampoco iban a necesitar mucho más para dar el primer golpe. Los ‘blanc-i-vermells’, mientras tanto, gozaron de buenos disparos como los de Bryan Gil rozando la escuadra o el de Van de Beek por encima del travesaño. Los de Ancelotti se salvaron.

Pero, precisamente, ese avance de los blancos en sus líneas empezó a generar pases más arriesgados, fomentando una de las pérdidas en salida de balón que fue determinante para los intereses de los visitantes. El mal control de Oriol Romeu a no muchos metros de Gazzaniga terminó con la internada de los blancos y un despeje que cazó Bellingham para fusilar con un balón seco y raso (36’).

Aun viendo el primer tanto de la cita, ambos cuadros siguieron mostrando respeto, sin variar en exceso la tónica. Empezó a animarse Asprilla desde fuera del área, así como también Brahim, dejando más disparos antes de llegar al descanso. A pesar del marcador, el Girona se iba al ecuador con buenas sensaciones.

Tras él, poco tiempo para relajarse. El Real Madrid volvió a la carga con dos acciones clarísimas, una de Mbappé y la otra de Tchouaméni. Mientras el delantero volvió a ver los fantasmas -que acabarían marchándose rápido- en un uno contra uno, solo, frente al portero con un disparo que se marchó fuera -que no hubiese subido al luminoso por el control con el brazo-, el centrocampista lució a Gazzaniga con un testarazo, entrando solo tras el saque de una falta.

Eso fue solo el aperitivo, porque minutos después llegó un nuevo pase en largo que aprovechó Arda Güler, emparejado con Miguel, para definir a la perfección con otro balón raso pegado al palo (55’).

Fueron los momentos más complicados para los catalanes, quienes agitaron el árbol para cambiar algo sobre el tapete pero, lejos de reaccionar, se encontraron con otra diana en contra tras una transición de relámpago, con un brillante pase exterior de Modric que cayó a botas de Mbappé para terminar cruzando perfectamente el cuero (62’). El tercero llegó justo después de la lesión de Bellingham y antes de la de Mendy, a los diez minutos de llegar a los noventa reglamentarios.

A partir de ahí, el partido fue blanco completamente, con los de Ancelotti deshinchando poco a poco el globo gerundense y llegando sin prisa al área contraria, con pequeñas amenazas que acabaron por desquiciar a los que iban por detrás en el electrónico. En uno de esos momentos tensos de marcaje, Krejci vio la quinta amarilla, quedándose fuera del próximo compromiso en Mallorca.

El Girona se animó algo más en los últimos minutos, aunque cualquier diagnóstico de amenaza fue acaparado por Courtois sin problema, bien lo supieron Danjuma y Asprilla. Por otro lado, se silbó -y mucho- cada balón que tuvo en su dominio Asencio, implicado en el proceso judicial sobre la difusión del vídeo de una menor.

Lo más destacado en los cuatro de añadido fueron los mareos de Endrick tras un trompazo con Gazzaniga. El brasileño estuvo a punto de irse a los pocos minutos de ver su entrada sobre el verde, pero pudo continuar para contemplar la victoria del Real Madrid en Montilivi con comodidad, mostrando una versión sólida y ordenada que le valió para retomar el liderato frente a un Girona que se fue a dormir octavo y siendo derrotado en LaLiga varias semanas después.



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