La lesión de Ter Stegen amarga una victoria arrolladora en Villarreal

Los azulgrana, mermados por las bajas y plagados de jóvenes, hicieron un partido muy serio, robusto y efectivo ante el submarino amarillo


Ahora sí, apunten bien porque después de seis jornadas de Liga -con seis victorias- y si la mala suerte se aleja un poco del Barça de Hansi Flick, este equipo es firme candidato a alzarse con el título de campeón. Sólo un equipo con el aura de los mejores es capaz de regresar a casa con tres puntos en el bolsillo y un 1-5 en el marcador tras un partido como el de Vila-Real, donde no se pudieron dar peores circunstancias para el recién llegado técnico germano. El Barça remó con todo y contra todo y arrolló a un Villarreal que tiró más de corazón que de fútbol. Los dobletes de Lewandowski y Raphinha y el tanto del joven Pablo Torre, pusieron la manita en un marcador pero no borraron la tristeza del rostro de la expedición culé, que volvió a casa sin su capitán y portero, Marc Ter Stegen, caído a las puertas del descanso con una más que posible lesión de gravedad.

Con el paso de los partidos, el Barça de Hansi Flick se está erigiendo, entre otras cosas, en un equipo muy fiable, un hueso muy duro de roer. El alemán ha hecho de la necesidad virtud y ante un aluvión de bajas ha dado galones a los jóvenes, por obligación en parte, pero también por atrevimiento. Hay que ser valiente, o no conocer el ecosistema que rodea al Barça llamado 'entorno', para salir a La Cerámica con tres cambios notables en un once ya de por sí mermado. Flick salió con más jóvenes, seis, que veteranos, cinco, y dio entrada de inicio a Sergi Domínguez en el eje de la zaga y a Gerard Martín en el lateral zurdo. Una pareja de centrales nueva ante uno de los equipos más verticales, veloces y que mejor aprovechan los espacios. Pero Hansi tenía un plan. Ter Stegen, que estrenó indumentaria y guantes tras el despropósito en Mónaco, vio a las primeras de cambio como Pino le colaba una vaselina perfecta que fue anulada por fuera juego.

El primer aviso fue de Lamine Yamal, quién sino. El chaval, que tenía tres meses y siete días de vida en la última derrota azulgrana en Vila-Real, quería ampliar un año más esta larga racha sin caer en La Cerámica, y conectó un disparo marca de la casa, con la zurda, desde el vértice del área grande, que se estrelló en el poste de un Diego Conde batido aún sabiendo la que le iba a hacer el chico.

El arranque estratosférico del Barça de Flick no se entendería sin el gran estado de Lewandowski. El polaco, este año sí, mete todo lo que pilla dentro del área, como en su primer curso, que con su 'pichichi' le dio media Liga al Barça de Xavi, y a los veinte de juego aprovechó una genialidad de Pablo Torre en forma de pase entre líneas que sólo vislumbró el cántabro y lo convirtió en el primero del Barça.

El idilio con el gol del polaco se amplió poco después en un tanto de nueve, de 'killer', del Lewandowski del Bayern de Flick. La puso desde la izquierda Lamine con el guante, larga, y allí Eric la amortiguó de cabeza para que 'Lewy' echara el resto con una media tijera que ponía el 0-2.

Poco duró la alegría en 'Can Barça' y no fue porque el Villarreal no había avisado. Los de Marcelino entendieron que la derecha de su ataque era el mejor punto por el que hacer daño al Barça y se lo mostraron una y otra vez. El esquema era claro. Volcar a la izquierda, forzar a Iñigo saltar a la ayuda y dejar a Gerard Martín sólo a merced de las acometidas de Pepe y Ayoze. Y así, el canario redujo distancias aprovechando una buena contra y fusilando a un Ter Stegen vendido.

Poco se podía imaginar Flick que ese gol iba a ser el último de sus problemas instantes después. Ter Stegen saltó alto para cazar un balón pero aterrizó con la peor fortuna que un futbolista puede tener. Sus gritos sobre el verde estremecieron a sus compañeros, que llamaron corriendo a la camilla. La cara de los que le rodeaban y las manos del alemán tapándose el rostro no hacían presagiar nada bueno. El propio Flick fue de inmediato a consolarlo a los pies del túnel de vestuarios y el rostro del entrenador era desolador.

Consternados por el impacto de ver a su capitán caído y trasladado al hospital de inmediato, los azulgrana salieron tocados a la reanudación y los locales pudieron castigarlo. Pepé vio como le anulaban el empate por fuera de juego y Pino se estrelló acto seguido en la madera. El Barça estaba en la lona pero Pablo Torre, prácticamente inactivo hasta la fecha, se sacó un tiro desde el borde del área que tocó en Bailly y se coló lejos del alcance de Conde. Mucho más que un balón de oxígeno para los azulgrana.

El guionista de la contienda se empeño en complicar la labor de los cronistas, y tras el 1-3 de los culés, todavía se guardaba un penalti sobre Lamine Yamal no observado por Busquets Ferrer de primeras pero bien advertido por el VAR y el posterior fallo de Lewandowski, que lejos de firmar el 'hat trick' y hundir definitivamente al submarino, la mandó al poste para mantener con vida el encuentro.

El público local andaba encendido y estalló ante un nuevo gol anulado a su equipo, el tercero de la noche, de nuevo bien anulado por fuera de juego de Barry. Con poco menos de media hora por delante, los dos goles no parecía una distancia insalvable para un cuadro local espoleado por una grada entregada, y más si el cansancio y las bajas hacían mella a los de Flick en el tramo final.

Había costado tanto, tantísimo, llegar a la orilla, que no podían dejarlo escapar a unos metros, y jugársela a un final ajustado era un riesgo muy elevado. El cuadro culé subió una marcha y Raphinha se sacó un doblete de la chistera para finiquitar el encuentro y sellar una victoria vital, seria, trabajadísima que consolida al Barça como líder aunque cada vez más tocado por las lesiones.

La impotencia local ante la superioridad del Barça se tradujo en dos entradas muy feas a Lamine Yamal sobre la bocina, especialmente una de Sergi Cardona al que el colegiado amnistió perdonándole la expulsión.



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