Un Rayo con 10 mete al Alavés en un problema

Los de García Plaza, en superioridad numérica desde el 22', cosecharon su quinta derrota consecutiva en Vallecas


Serios problemas para el Alavés. Los babazorros cosecharon, ante un Rayo que jugó con 10 futbolistas durante más de 70 minutos, su quinta derrota consecutiva y siguen a solo dos puntos de la zona de descenso. Los vallecanos, por su parte, dormirán séptimos a la espera de lo que hagan mañana Betis y Osasuna.

En su intento por revertir la mala racha alavesista, García Plaza dispuso una línea de tres centrales pese a no poder contar con Abqar, sancionado, ni Sedlar, lesionado. Un 3-4-2-1 con el que no terminaron de sentirse cómodos los suyos, muy superados en el tramo inicial. Hasta tres ocasiones claras tuvo el Rayo en los primeros 10 minutos: dos de Camello, ambas desviadas, y otra de Isi, bloqueada por Sivera. El peligro nacía, eso sí, de las botas de De Frutos, en su mejor momento desde que aterrizó en Vallecas.

Sin embargo, cuando parecía que el 1-0 era cuestión de tiempo, Mumin midió mal y arrolló a Toni Martínez siendo el último hombre. Amonestado con amarilla en un primer momento, el ghanés vio la roja directa tras revisar Cordero Vega la acción en el VAR. García Plaza no tardó en reaccionar, modificando su planteamiento inicial al meter a Joan Jordán por Mouriño, pero el Alavés seguía sin encontrarse.

Hasta que, ya en el segundo tiempo, el cansancio empezó a hacer mella en los jugadores rayistas, permitiendo que Carlos Martín y Jordán mandaran sendos avisos en apenas un minuto. Aunque si hubo alguien que desató el miedo en las gradas de Vallecas ese fue Carlos Vicente, que en el 58’ salió perdedor en un mano a mano con Batalla, salvador.

No lo veía claro Íñigo, que cortó por lo sano y decidió dar entrada a Gumbau y Embarba, además de meter, tras 45 minutos de inferioridad numérica, a otro central para acompañar a Lejeune. Y no pudo salirle mejor la jugada al pamplonés, puesto que el definitivo (y afortunado) 1-0 llegó después de una combinación por la izquierda entre Embarba y Gumbau, cuyo tiro al travesaño se introdujo en su propia portería Sivera, que había realizado una parada prodigiosa.



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Los niños del Barça toman el Bernabéu en otra noche para la historia

El equipazo de Flick exhibió descaro en un segundo tiempo aplastante para largarse en lo alto de LaLiga


Viva la vida. Lamine Yamal no tenía ni dos años cuando el mejor Barça de la historia endosó el memorable 2-6 en el Bernabéu pero el legado de La Masia es eterno. Cayeron esta vez cuatro goles que pudieron ser seis en otra noche para la historia ante aquel Madrid que tenía que comerse el mundo con los ojos cerrados con Vinicius y Mbappé. Pues no, una exhibición de fútbol en el segundo tiempo dio la vuelta al globo de la mano de un grupo de niños sobrados de talento, descaro y ambición. Lewandowski (2), Lamine y Olmo rubricaron el incontestable 0-4 del líder, ya con seis puntos de renta, coreado entre olés por 500 privilegiados culés.

El miedo escénico que genera de por sí el Bernabéu, una tremenda caja de resonancia con su techo, no pesó en Hansi Flick, fiel al ideario futbolístico que ha mutado el estado de ánimo del barcelonismo. La meritocracia se impuso y Fermín repitió como mediapunta tras su partidazo ante el Bayern para la batalla ante un Madrid recompuesto a la fuerza por la lesión de Rodrygo. Bellingham pudo recuperar su rol de enlace pero Ancelotti lo desplazó a la banda derecha para armar una media de cemento armado de Valverde, Tchouaméni y Camavinga. Prefirió ‘Carletto’ contrarrestar así la presión alta azulgrana dejando en la recámara el guante de Modric, siempre una garantía para lanzar en carrera a Vinicius y Mbappé.

El debate de la previa sobre la conveniencia o no de mantener la línea alta ante el equipo más peligroso del mundo a la contra quedó en nada al primer minuto. La trampa tendida por los soldados de Flick, con Cubarsí e Iñigo Martínez al filo de la navaja, surtió efecto una y otra vez para desespero del Bernabéu. Hasta seis veces cayó en ‘offside’ el Madrid en media hora (12 al final) plantándose solo ante Iñaki Peña pero fallando Mbappé dos veces, Bellingham, Vinicius y Camavinga hasta que el primero acertó a pase de Bellingham picando la bola. La grada rugió pero el chasco llegó con el VAR. El fuera de juego semiautomático no engaña ya. Con las líneas azules y rojas de meses atrás, el desenlace pudo ser otro.

Los balones al hueco fueron el único argumento ofensivo de un Madrid precavido sin balón (sólo tuvo el 42% hasta el descanso) aunque solvente en parte en su plan de alejar al Barça del área de Lunin. Iñaki Peña fue un líbero más por fin auxiliando a Cubarsí, portentoso aguantando de cara a Vinicius, e Iñigo. Fue un primer acto de tanteo en que el Barça sólo ganó territorio en el último tramo. Sánchez Martínez pasó por alto una entrada de naranja de Tchouaméni a Pedri con los tacos en el tobillo izquierdo. Salvó el pellejo el canario, más tapado que de costumbre para enlazar con los de arriba. Entre Camavinga y Mendy redujeron el peligro de Lamine Yamal, mientras Fermín y Raphinha tocaron algo liberados entre línea aunque sin la finura que se exige en un Clásico. Faltaba el último pase. Dos chuts lejanos de Pedri y Raphinha y un cabezazo de Iñigo era un pobre bagaje arriba.

Movió ficha Flick en el intervalo. De Jong suplió a Fermín, Pedri pasó a la mediapunta, Lamine se vino entre líneas y hasta Koundé subió la banda. Paso adelante del Barça sin temer el intercambio de golpes y bingo. Lewandowski dinamitó el Bernabéu con dos goles en dos minutos. El primero, tras un pase celestial desde el círculo central de Casadó, consagrado en su debut ante el Real. Qué futbolista. Robert no tembló ante Lunin batiéndole por bajo desde la media luna. Chamartín enmudeció y el ‘Pichichi’ repitió con su 14º tanto liguero (17 en todo el curso) con un testarazo sublime a centro de Balde allí donde Santillana aniquilaba porteros. Sí, un polaco botando en el Bernabéu. Poesía pura.

Despertó entonces el Bernabéu, crecido para obrar el enésimo milagro. Más de media hora.  Suficiente.  Enloqueció el Clásico pero Iñaki Peña se agigantó ante Mbappé para evitar el 1-2 en el 64’. Marcó al minuto pero con otro fuera de juego y sin VAR antes de que ‘Lewy’ dejara vivo al Madrid. Sólo un ratito. Con Olmo destrozando al rival a campo abierto al mando de las operaciones, el ‘9’ remató al palo el pase de la muerte de Raphinha y a los dos minutos envió fuera otro de Lamine. Perdonar en la Casa Blanca suele pagarse. No era el día. Ya con Modric en escena, Peña respondió de nuevo ante Mbappé antes de entrar en el temido cuarto de hora final. Lamine se lo cargó de golpe en el 77’. El niño de 17 años que fue ovacionado allí mismo en el España-Brasil de marzo remachó un centro de Raphinha. Obús a la escuadra con la diestra de otro zurdo elegido. La nueva pesadilla del madridismo. Y lo que les espera.

Faltaba otro de Raphinha, habilitado al hueco por Iñigo Martínez, otro reflejo de la valentía de un Barça que incluso evitó que el Madrid igualara el récord de 43 jornadas invicto del ‘Valverde Team’.  Sonará Coldplay en el viaje de vuelta para revivir tiempos que parecían irrepetibles. Vinicius ganará el Balón de Oro el lunes pero el mundo sólo hablará del fútbol del Barça y los niños de Flick.



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El Leganés se reencuentra con su mejor versión y destroza al Celta

El equipo pepinero se reencontró con la victoria con tres goles en la segunda parte para tomar oxígeno en la tabla y enamorar a su público


El Leganés se reconcilia con su mejor versión. El equipo pepinero se reencontró con la victoria y con el gol gracias a su 3-0 ante el Celta en veinte minutos muy efectivos. Los de Borja Jiménez solo habían sumado un triunfo y seis goles en todo el curso para ver de reojo el descenso pero se crecieron en Butarque con los tantos de Diego García, Brasanac y Sergio González para llevarse un duelo que había dominado el Celta en la primera parte y que sirve para sumar tres puntos de oro y respirar tranquilo en la tabla.

La afición enloqueció con un equipo que vuelve a recuperar la sonrisa y que fue pura efectividad ante un equipo gallego que quizás mereció más. El Leganés, apretado por el descenso, no vencía desde el pasado 25 de agosto en Butarque frente a Las Palmas y, dos meses después, necesitaba recuperar la confianza.

La presencia del delantero franco-marfileño Sèbastien Haller en el once titular del Leganés y del atacante Iago Aspas en el del Celta de Vigo fueron las principales novedades de blanquiazules y celestes en ele quipo inicial.

Haller, suplente en el último encuentro liguero contra el Atlético, formó pareja en ataque con Diego García, quien tampoco salió de inicio en el Cívitas Metropolitano. Por el Celta, Aspas no pudo estar contra el Real Madrid por sanción y volvió a liderar el esquema entrando en lugar del sueco Williot Swedberg. Entró también de entrada el mediocentro Ilaix Moriba, en su caso ocupando el puesto de Fran Beltrán.

El primer tiempo fue bastante descafeinado, con dos equipos que se respetaban mucho y no concedían lo más mínimo. Empezó algo mejor el Leganés, pero pronto el Celta fue cogiendo la batuta y terminó dominando y teniendo las más claras ocasiones a través de las botas de su capitán Iago Aspas. La primera la tuvo a los cinco minutos Ilaix Moriba, que le pegó desde muy lejos y respondió bien Dmitrovic en el primer aviso celeste.

Aspas avisaba en el 38' al buscar el palo largo con rosca aunque se le marchó alto el disparo. Y la volvió a tener el equipo celeste en el 43' al salió mal Dmitrovic, Bamba no pudo rematar y se la dejó a Aspas y éste de primeras le pegaba flojo.

Tras el descanso, la volvía a tener el Celta en el 53' hora cuando Bamba disparó desde la frontal. Y cuando mejor estaba el equipo de Claudio Giráldez llegó el peor castigo en forma de gol: Diego García adelantaba a los locales en el 58' en una gran combinación rápida en ataque entre De La Fuente, Raba y finalmente Diego, que no fallaba al primer toque en el corazón del área.

Severo castigo para el Celta. Butarque enloqueció y el Lega se vino arriba. Un minuto después era De La Fuente quien la tenía en el mano a mano aunque no le pegó bien al balón. La mala noticia para los pepineros llegaba con la lesión de Raba, que tuvo que abandonar el campo por una lesión en el isquio y se quedó el cántabro llorando en el banquillo totalmente frustrado.

El Celta se hizo con la posesión en busca del empate., pero fue el Lega el que se creció. Y en el 78' venía el golazo de Brasanac tras una salida rápida del Leganés, en que De La Fuente se la daba a Brasanac y éste con un control sublime en el área, se giraba y la mandaba a guardar. La guinda la puso Sergio González en el 82', al aprovechar un centro de Juan Cruz, tras una jugada que venía del córner, y en el segundo palo y totalmente libre de marca, el capitán pepinero sentenciaba con el 3-0. Butarque se convirtió en una fiesta.



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El Betis se impone a un ya clásico y deprimente Atlético

El Atlético volvió a protagonizar otra horrible primera mitad sin fútbol ni intensidad, lo contrario que el Betis.
Simeone sigue sin dar con la tecla y el cuadro colchonero dice prácticamente adiós a LaLiga.


El Atlético de Madrid cayó de forma merecida ante el Betis en el Villamarín gracias un gol en propia puerta de Giménez nada más comenzar el encuentro. Otra horrible primera parte de los rojiblancos, que mejoraron en la segunda, lo que no fue suficiente ni para sacar un punto de Sevilla ante los de Pellegrini, con mucha más intensidad y las ideas más claras que los de un Diego Simeone que sigue dando bandazos sin encontrar resultado.

Lo mejor para el Atlético en la primera parte fue el pitido que marcaba el descanso. Porque el Betis sólo se fue ganando 1-0, y eso ya era muy bueno para los rojiblancos, lo que resume el primer acto que protagonizaron en el Villamarín. Un acercamiento de De Paul, un disparo de Griezmann desde la frontal y un cabezazo de Reinildo en un córner fueron los acercamiento del equipo rojiblanco. Más, muchos más, tuvo el Betis, al que sólo la falta de puntería le permitió cobrar más ventaja.

Porque el gol lo marcó Giménez, en propia puerta, nada más comenzar. Desvió el uruguayo un centro desde la izquierda para elevar el 1-0 el marcador y confirmar lo que se había visto en los tres minutos anteriores, que el Betis salió a comerse al rival y el Atlético, a ver qué pasaba. Esto sí es un clásico y no lo del Bernabéu.

Los de Pellegrini, que jugaron el jueves, eran mucho mejores. Su alta presión e intensidad y la nula capacidad del Atlético para salir con balón provocaba numerosas pérdidas que eran aprovechadas por los locales para atemorizar a Oblak. Entraban por la izquierda con Abde, que se comía a Molina y De Paul. Por la derecha, con Reinildo totalmente desactivado. Y por el centro, con pases de Johnny y Forlnals, con Witsel superado y un Giménez desconocido. Hasta el portero esloveno parecía un flan. El Chimy y Roque se relamían en cada jugada. Por suerte para los colchoneros, no atinaban a darla puntilla.

En ataque, Koke y De Paul no generaban. Gallagher estaba en tierra de nadie, Griezmann bajaba par crear pero miraba más hacia atrás que hacia adelante (y muchas veces mal). Sólo se salvaba de la quema Julián. Porque tocó tres balones y los tres los mejoró. No había plan con balón. Y sin él, tampoco.

El descanso pedía que Simeone, perdido como en otras citas, y ya no es noticia, agotara cambios. Sólo hizo dos. Sorloth y Galán por Gallagher y Lino. Tras otro aviso de Abde en otra acción mal defendida, el Atlético logró hilvanar una buena jugada en ataque. Minuto 48. Johnny se interpuso en el pase de la muerte de Griezmann a Sorloth. Se revolvió después Julián en la frontal para soltar un zurdazo ante el que respondió Rui Silva.

Había espabilado el Atlético. Sorloth daba salida por arriba cuando no se podía (o no se sabía) por abajo ¿Sería suficiente? Por Gil Manzano no. Porque en la enésima pérdida de De Paul el Betis se plantó en el área y el disparo de Fornals se estrelló en la cruceta. Fue a por el rechace pero metió la pierna Galán para despejar. El castellonense se quejó de una patada en la cabeza y Gil Manzano pitó penalti. Le llamaron desde el VAR. Tocó balón el extremeño. Decisión anulada.

Giuliano y Correa entraron por Griezmann y Lino. El ‘10’ rozó el empate al meter la pierna tras una prolongación de Sorloth, pero el balón acabó en el palo. Se volcaban los rojiblancos, con más corazón que cabeza en busca del empate. Y justo después, otro balón a la madera. También de Correa, al peinar una falta lateral botada por Julián.

Los intentos del Atlético eran infructuosos ante un Betis que defendía con uñas y dientes el resultado y que hizo el segundo por medio de Vitor Roque, aunque fue anulado por fuera de juego. Se acabó. Merecido triunfo del conjunto andaluz ante un Atlético que salvo milagro dimite de LaLiga y entra en crisis. Malos tiempos para el equipo colchonero y para su entrenador.



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