Osasuna destroza al Atlético ante su gente y le deja sin récord y sin tercer puesto

Flojo partido final del Atlético de Madrid en su estadio, que se vio superado ante un rival que no se jugaba nada.
Los de Simeone ya no podrán alcanzar al Girona en la tercera posición.


Cerró el Atlético de Madrid su temporada en el Metropolitano. Lo hizo de la peor forma posible, sin alma, con un partido en el que salió sin la intensidad y la concentración adecuada, ante un Osasuna que no sólo jugó un partido inteligentísimo, sino que además hizo de cada acción ofensiva prácticamente un gol y se llevó en justicia un duelo que aguó los homenajes de despedida de los locales, además de sus opciones de terminar tercero en la clasificación. El Atlético ya no tiene opciones de acabar en el podio. El Girona goleó en Valencia y el equipo de Simeone fue goleado en casa.

Si duele especialmente lo que se vio en el Metropolitano es porque la afición colchonera estuvo sobresaliente durante toda la temporada, al lado de su equipo, sosteniéndolo en los momentos más difíciles, dándole la vuelta a la situación cuando era necesario. La hinchada colchonera era la que menos se perecía un cierre de curso así en su propia casa.

Osasuna se ha especializado en aguarle la fiesta al Atlético en los últimos años. Le fastidió el Centenario, casi le deja sin título de Liga en la 20/21 y en este caso impidió al equipo colchonero firmar la mejor temporada como local de su historia. Necesitaba ganar al cuadro navarro para certificar una campaña sobresaliente en su estadio, en el Metropolitano, pero acabó sucumbiendo, segunda derrota de la temporada tras la del FC Barcelona, para constatar que la temporada fue un casi. Casi llegó a la final de Copa, casi llegó a las semis de Champions, casi pudo jugar la final de Supercopa, casi logró su récord de victorias como local… Restan semanas para darle vuelta a la cabeza y entender que es necesario subir un peldaño la exigencia, en lo deportivo, en los fichajes, en el rendimiento. Si no, lo que le espera al Atlético en las próximas temporadas no es otra cosa que esto, nadar para ahogarse en la orilla.

Salió Osasuna más metido en el partido, como si se jugase algo más importante de lo que se jugaba el propio Atlético de Madrid, que sí que tenía la pelea por el tercer puesto en juego. Pero claro, el cuadro navarro debía estar harto de perder ante los colchoneros (once derrotas seguidas hasta este duelo). Llegaba fácil el equipo de Arrasate a la zona de peligro rival, sobre todo gracias a las muchas imprecisiones en la zona de creación de los de Simeone. Se perdían balones fáciles que permitían contras, que a su vez generaban centros o saques de esquina, que acababan en remates incómodos y ponían nerviosos a los locales.

Es este primer cuarto de hora había pocos acercamientos del Atlético. Un gran pase largo de Savic que habilitaba a Correa para correr hacia Herrera, pero que el rosarino malograba tras un control deficiente; una llegada de Lino por la izquierda con un pase al balcón del área donde De Paul ponía el empeine para disparar alto… Poca cosa en estos compases.

Estaba raro el partido para el Atlético. Entre los homenajes previos al choque, las posibles salidas de algunos de los que jugaban y el hecho de tener ya el objetivo de la Champions en el bolsillo, los de Simeone dejaban una imagen ápatica, sin la intensidad que demanda un partido de Primera división. Tanto que el cuadro navarro se adelantaba, que ya venía avisando de ello. Jugada a balón parado en oblicuo a la portería de Oblak. Centro larguísimo, despeje llovido de Gabriel, el balón caía para que Catena ganase el duelo con un Llorente que no saltaba ni ponía la energía que precisaba la acción, y el balón llegaba a Raúl García de Haro para que fusilase casi a placer. Acto seguido, primer contratiempo para los visitantes. Lesión de Rubén García y entraba Aimar Oroz.

Se activaba el Atlético. Primero con un pase en profundidad de Griezmann a un Correa que caía en pugna con Herrando. El rosarino pedía una falta que habría significado la roja para el central, pero ni González Fuertes ni el VAR entendían que había habido algo. El argentino protagonizaba la siguiente acción, internada en el área, pase a un Griezmann que remataba demasiado forzado, a las manos de Herrera. Era el ‘10’ el único que parecía rebelarse al tedio local y a la mala imagen que se estaba dando. Disparo desde la esquina del área que se iba alta. Se le unía Samuel Lino en los últimos compases de la primera mitad. El brasileño estrellaba un balón en el palo y forzaba otro disparo más que Herrera se tenía que quitar de encima como podía.

Terminaba la primera parte con el Atlético volcado en la portería de Osasuna. Llorente ponía un balón en el área pequeña donde Griezmann fallaba una ocasión de las que no suele, a dos metros de portería. Ponía el interior del pie pero no con la orientación necesaria.

Y de postre, Oroz remataba al palo justo antes de que González Fuertes mandase a todos al vestuario.

LA EFECTIVIDAD DE OSASUNA
Simeone movía los hilos al descanso. Dentro Álvaro Morata, segunda parte con tres delanteros, retrasando a Griezmann por Gabriel Paulista, que jugaba sus últimos minutos en el Atlético. Había visto amarilla que conlleva sanción y no seguirá en el equipo la próxima temporada. El Atlético se redibujaba. Llorente al lateral, Azpilicueta al centro de la defensa y Griezmann se incrustaba en la medular.

Había subido el Atlético una marcha en el partido, aunque de poco le iba a servir. Llorente tenía la primera con un disparo cruzado que se iba pegado al palo.

Sin embargo, era Osasuna el que más peligro volvía a llevar. Los de Arrasate rozaban el gol cada vez que se acercaban a la portería de Oblak. Contra que terminaba con un centro de Oroz al corazón del área donde García de Haro la pegaba de primera en una acción en la que el meta esloveno del Atlético tenía que hacer un ejercicio de reflejos y flexibilidad para evitar el segundo.

No podía hacer nada Oblak en la siguiente acción, en la que el equipo navarro lograba el segundo. Centro al área, fragilidad defensiva de los colchoneros de nuevo, García de Haro ganaba de cabeza la acción, Torró disparaba a bocajarro, Oblak sacaba una mano milagrosa pero el balón le llegaba a un Oroz que sólo tenía que empujar el segundo. Minuto 51 y el Atlético contra las cuerdas.

Reducía la diferencia el equipo de Simeone en la siguiente acción. Jugadón. Pase en profundidad de De Paul, de unos 25 metros, para un control orientado de Lino que era medio gol, y el otro medio su pase medido a la carrera de Morata al segundo palo donde sólo tenía que empujar. Lo necesitaba el delantero madrileño, que sumaba un gol en las últimas 18 citas, pero que no pudo ni celebrarlo para irse a buscar rápidamente el empate.

Simeone volvía a darle una vuelta al asunto. Entraban Riquelme, primero; Memphis y Reinildo después. En este punto, el partido se había convertido en un intercambio de golpes. Y el partido pasaba del 2-2, con un disparo de Griezmann que rozaba el palo tras jugada a balón parado; al 1-3 en otra acción fantástica de Osasuna. Areso se colaba por la banda derecha con pasmosa facilidad, se iba de Riquelme, ponía el balón en el punto de penalti, donde García de Haro se adelantaba a su defensor y fusilaba. Golazo.

De ahí al final, el Atlético no le ponía ni el juego ni el corazón necesario para acercarse a los visitantes. Y Osasuna se volvía a gustar, de nuevo con Areso por la banda para poner un balón al área donde Torró certificaba el justo premio a su partidazo.



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¡La Real es equipo de Europa League!

En un ejercicio de eficacia y pegada, los txuri urdin baten a su rival directo en su cancha merced a los goles de Brais y Merino y serán sextos en la clasificación


La Real es equipo de Europa League. Ya es matemático porque en Sevilla, ante el Betis, el rival contra el que se jugaba esa sexta posición y la segunda plaza para la segunda competición continental, dio una auténtica exhibición de pegada, de eficacia y de gestión de esfuerzos para obtener el triunfo que necesitaba para convertir en festivo el último encuentro. Esta victoria, esa posición y esa clasificación coronan otra temporada fantástica, la quinta seguida, todas con un denominador común: el extraordinario trabajo de Imanol Alguacil, el auténtico druida realista.

Una vez más fue fuera de casa, como en las campañas anteriores, y de nuevo la Real triunfó en el partido decisivo. Está tocada por los dioses en estos tramos finales del campeonato. También es cuestión de fe y de trabajo. Así es este equipo. Llevaba 483 minutos y 1.212 días sin marcarle un gol a su 'bestia negra', el Betis,  y en el partido definitivo del curso, perforó sus redes en las dos primeras llegadas: golazo de falta de Brais y 'txitxarro' de Merino, que ya no tiene justificación para no renovar. Y, para coronar una tarde mágica de mayo, debutó Jon Martín. Preparen sus maletas y su pasaporte, que otra vez en Europa van a ver a la Real. Otra vez en la Europa League. Ocho partidos continentales más asegurados. 

Le Normand, K.O.
Imanol quiso refrescar y proteger a su equipo en el diseño de su 'once' y resolvió cambiar a seis jugadores de salida y variar el sistema para retomar el 5-3-2 del lunes en Montjuïc. Pero al final las permutas se elevaron a siete porque Le Normand, el sostén defensivo del último medio año, se rompió en el calentamiento. Fue un mazazo que no pesó a la Real. Pacheco, del banquillo al campo y Rupérez, de la grada al banquillo. Con Traoré y Galán, que fue titular desde la enfermería sin pasar por el campo de entrenamiento, en los carriles, Aritz, Pacheco y Tierney compusieron una zaga poblada que tuvo que currar de lo lindo. 

En la víspera, el entrenador había alertado de una posible salida en modo tsunami del Betis y debió aleccionar bien a los suyos, que no sólo escondieron el cuero al cuadro verdiblanco en esa puesta en escena, sino que además le pincharon en el lomo la primera banderilla de fuego en el 4'.

Golazo de Brais en el 4'
Fue una genialidad de Brais, que se lo guisó, forzando una falta por pisotón cerca del área, y se lo comió con una ejecución de maestro: misil inapelable por el ángulo para limpiarlo de telarañas para toda la vida. El larguero saludó al cuero con una suave caricia antes de enredarse en las mallas. Un libre directo 'messiano'.

El placer de visionar tamaño golazo se convirtió muy pronto en sufrimiento porque el Betis comenzó a colocar pronto todos sus cañones en dirección a Remiro y a llegar por oleadas. Ayoze era como un ácido corrosivo por la izquierda, donde podía con Traoré y Aritz,  y Willian José nutría de balones profundos a todos sus colegas; pero siempre había una osamenta realista que taponaba el intento. Los dos primeros, el primero tras un grosero error de Aritz en el cálculo del bote,  los despejó Remiro y luego fueron Tierney y Aritz por partida doble los que pusieron su cuerpo al servicio del colectivo para taponar el tiroteo local.

Remiro se luce y larguerazo
En pleno huracán bético, el larguero echó una mano. Chadi Riad no encontró oposición para avanzar casi hasta el área y se gustó con un chut precioso en parábola, pero despejaron entre un felino Remiro que rozó con los dedos y el travesaño.

La jugada más ilustrativa de lo que estaba siendo el partido fue la posterior. La Real, hundida en su parcela, salió en transición con un solo jugador, Becker, que emprendió una aventura en solitario hasta la línea de fondo, donde se dio cuenta de que su compañero más cercano estaba por Huelva. Y regaló el cuero.

Y de repente, el 0-2
Y en ese escenario de pánico, la Real, de una manera inopinada, anotó el segundo. Oyarzabal y Merino presionaban una poco convincente salida del balón del Betis. El navarro, arrojándose al pasto, arrebató limpiamente el cuero a Fornals y penetró en el área para batir por el palo corto a Rui Silva con otro control orientado de primer nivel, tras recibir del capitán. Octava muesca del curso del navarro, que logró silenciar a 60.000 gargantas andaluzas. El 'conde', diferencial de nuevo, sacó la chistera.

Remiro para un penalti
Tras el descanso, la Real cedió el cuero a los béticos, pero ya no tenían no tanto espacio ni tanta energía para generar peligro. Y aun así provocaron un penalti primero por la imprudencia de Traoré, que se quedó enganchado habilitando la posición de Ez Abde, y luego por estas infamias del fútbol moderno, como que ese cuero rebotado en la mano del galo de la Real, que estaba de espaldas,  fuera penalti. Primero le había dado en el hombro. El caso es que a Ez Abde le dio por homenajear a Panenka con un toque sutil en parábola que permitió a Remiro rectificar para despejarlo con un puntapié.

Debut y gol anulado
Para que no faltara de nada, el partido fue el escenario del debut más esperado, el del central Jon Martín, y un gol anulado del Betis. Ayoze cogió la espalda del debutante y marcó tras un tibio despeje de Remiro, pero el balón le había impactado en el brazo. Infracción de estos tiempos. El VAR lo invalidó.

Ya no hubo tiempo para más. El Betis se resignó. La Real vuelve a quedar por delante.

Otra vez en Europa League van a ver a la Real.



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El Mallorca se salva con su empate ante el Almería

El empate del Cádiz ante Las Palmas provoca que el equipo andaluz ya no pueda dar alcance a los baleares


El Real Mallorca jugará una temporada más en en Primera División al empatar (2-2) ante el Almería, ya que el Cádiz también empató (0-0) ante la UD Las Palmas y ya no tiene opción de dar caza al equipo balear.

El choque Mallorca-Almería estuvo cargado de alternativas y Sergi Darder y Bruno Langa fueron los grandes protagonistas en cada equipo marcando goles de bella factura.

El Real Mallorca salió al máximo de revoluciones. Antes de cumplirse el primer minuto, Vedat Muriqi ya probó fortuna con un lanzamiento que salió por encima del marco visitante, y en el minuto 11, Cyle Larin rozó el 1-0 con un balón que se paseó por delante de la línea de gol almeriense.

En el minuto 21, un cabezazo de Muriqi se marchó alto, aunque el kosovar estaba en fuera de juego, en plena sucesión de ataques baleares. En el 28, apareció Cyle Larin. Cuando más le necesitaba su equipo, el canadiense abrió el marcador, al aprovechar un córner botado por Dani Rodríguez y ‘peinado’ por Samú Costa. Estalló Son Moix. Pero faltaba mucho partido. Mucho.

En el 33', Muriqi pudo cerrar el partido, pero su cabezazo, picado, salió fuera, rozando el palo. Y es que el equipo de Aguirre, consciente de la importancia del choque, esta vez sí, buscó la victoria desde el primer momento, ante un Almería que no dio señales de vida en ataque hasta el minuto 41, instante en el que Sergio Arribas, en el primer lanzamiento a la portería insular, colocó el empate (1-1). Acusó el golpe el Mallorca, mientras el equipo de Pepe Mel -que presentó un once con muchos cambios- se asentó a la espera de un segundo tiempo eléctrico.

Tras el descanso, el Mallorca insistió en su precipitado acoso, pero fue el Almería el que volteó el marcador, gracias a un golazo del mozambiqueño Bruno Langa, quién con un lanzamiento lejano pero durísimo, obtuvo el 1-2. Calló Son Moix.

En el tramo final, los mallorquinistas buscaron el empate volcándose sobre el marco rival. Sergi Darder y Muriqi rozaron las tablas, hasta que en el 82, lo logró Darder ante el delirio de la afición balear, que celebró la permanencia cuando supo que el Cádiz había empatado ante la UD Las Palmas en el Nuevo Mirandilla.



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El Girona vence en Valencia y sella la tercera plaza

Los tantos de Savinho, Dovbyk y Yarek en propia puerta dieron una nueva victoria a los catalanes en una tarde con poca fortuna para los de Rubén Baraja


El Girona volvió a la senda de la victoria, aprovechándose de la pólvora mojada del Valencia. Los catalanes sellaron una histórica  tercera plaza tras los tantos de Savinho, Dovbyk y Yarek en propia puerta. Pepelu, desde los once metros, firmó la diana del honor para los de Rubén Baraja.

Mestalla no presentó la mejor de sus entradas por las protestas de la afición valencianista contra Peter Lim desde los prolegómenos del encuentro. Los ‘gironins’, con mucho en juego, saltaron al feudo rival con claras intenciones de imponer el dominio con el cuero desde el primer momento, tónica que supieron mantener hasta llegar al descanso, además con el premio de ponerse por delante.

El tanto del Barça en el tercer minuto en su compromiso frente al Rayo minó algo más las esperanzas de poder amarrar matemáticamente la segunda plaza, aunque eso no fue un motivo de peso para venirse abajo, todo lo contrario. Tsygankov, con un balón a la madera, ya avisó a las primeras de cambios.

El cuadro ‘ché’ fue tan reconocible como siempre, ante la posesión ‘gironina’ no dudo en salir por mediación de las transiciones en dirección a la portería de Gazzaniga, algo que logró con éxito, especialmente en dos claras ocasiones de Sergi Canós, que falló a bocajarro.

La réplica la aprovecharon los visitantes para poner el primero en el luminoso en una de las tantas por la banda diestra. Arnau vio en profundidad a Tsygankov, quien no dejó de lado su guante para servirle un pase a Savinho. El brasileño, celebrándolo con Míchel, definió sin problemas (33’).

Estuvo a punto de ser un espejismo para los gerundenses, quienes vieron un nuevo disparo al palo, esta vez de Sergi Canós. Fue la más clara de los de Baraja en todo el encuentro, con el atacante sólo para poner las tablas en el electrónico. Entre lamentos, los locales acabaron marchándose al descanso siendo sometidos por un Girona que ya dejaba ver las traviesas incursiones de Savinho en diagonal.

Baraja no se lo pensó, volviendo del ecuador con dos cambios para revertir la situación en el último partido que jugaron en casa, y así lo consiguió con más protagonismo y formando llegadas con peligro. Aún así, la pólvora pareció estar mojada y también lo supo Yaremchuk, otro de los que perdonó sin explicaciones.

Todo lo que no dio frutos por un lado, sí los dio por otro. Dovbyk volvió a pujar por el ‘pichichi’, tras ver como Iván Martín se deshizo en una baldosa dentro del área pequeña para servirle un pase. El ucraniano, firmó el segundo a placer (58’).

Por si fuera poco, también ahondó en la herida valencianista su compatriota, Viktor Tsygankov. El intento de asistencia del extremo acabó con el cuero dentro de la portería tras tocar en Yarek, lamentando la diana en propia puerta (67’). Ese tanto y la lesión de Gayà cuando sólo llevaba diez minutos sobre el césped fueron la prueba de que no sería la mejor despedida del curso para el cuadro ‘taronja’.

La ventaja, significativa, no hizo bajar los brazos al Valencia, insistente en todas sus acciones de ataque. El respetable no dejó de lamentar las múltiples acciones desperdiciadas frente al arco catalán. Aun así, la insistencia llevó al premio de los ‘ché’ tras un penalti de Blind sobre Correia que Pepelu, como ya es de costumbre, no perdonó (84’).

Con la tardía reacción de los valencianistas, superiores en el segundo tiempo, se llegó al pitido final de Cuadra Fernández que certificó la tercera plaza matemática para el Girona tras la derrota del Atlético. El Valencia, sin nada en juego, lamentó no poder marcharse victorioso de su último partido de la temporada en casa.



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El Girona, sin piedad del Granada, y Dovbyk, decidido a por el 'Pichichi'

Los de Míchel Sánchez cerraron una temporada histórica con una goleada para el recuerdo


Los libros de la historia del Girona y de la propia Liga española hablarán para siempre de lo conseguido esta temporada por el conjunto dirigido por Míchel Sánchez. Un equipo que arrancó el curso con la permanencia como objetivo no solo puso en jaque a los gigantes del campeonato sino que por momentos se permitió soñar con hacerse con el título y certificó su plaza para la próxima Champions League cuando restaban cuatro jornadas por disputarse. En la última de las mismas, la que se inició este viernes en Montilivi, el Girona estaba emparejado con un Granada que también arrancó la temporada con la permanencia como objetivo pero que no ha conseguido la misma. Se presentó el equipo andaluz este viernes en Montilivi sabiendo hace semanas que el año que viene estará en Segunda, pero no tuvo ningún tipo de piedad el Girona de los de Sandoval (en inferioridad numérica del 61' al final por expulsión de Pellistri). Uno tras otro fueron cayendo los goles hasta que el marcador señaló el definitivo 7-0 con el que se dio inicio a la más que merecida fiesta de este Girona histórico.

Dovbyk supera a Sorloth
Especialmente motivado se mostró el ucraniano Artem Dovbyk, el encargado de recoger el balón del fondo de las mallas tras cada uno de los siete goles del Girona al no querer desperdiciar ni un segundo por estar inmerso en la lucha por ser el máximo goleador del campeonato. 21 tantos llevaba antes de este encuentro y firmó un ‘hat-trick’ (dos de penalti) para llegar a los 24 con los que ahora mismo tiene uno de ventaja sobre Alexander Sorloth a la espera de que el Villarreal juegue ante Osasuna en El Sadar (sábado, a las 14.00 horas).

Goleada para la historia
A falta de los nueve encuentros que completarán esta 38ª y última jornada de LaLiga, el 7-0 del Girona al Granada se posicionó como la mayor goleada de esta edición del campeonato empatado con el 0-7 que le endosó el Atlético de Madrid al Rayo Vallecano el 28 de agosto, en la jornada 3. Además, también es la mayor goleada que ha logrado el Girona en Primera, superando al 6-0 que le endosó a la UD Las Palmas de Paco Jémez en enero de 2018, en su temporada de estreno en la élite del fútbol español.

El primer tanto se hizo esperar, al llegar de un cabezazo de Eric Garcia en el 30’ tras un buen centro de Tsygankov desde banda izquierda. Pero a partir de ese ‘pop’ ya no hubo ‘stop’. Antes del descanso se vieron dos goles más, uno del propio Tsygankov al culminar una buena jugada colectiva (33’) y otro de Dovbyk desde el punto de penalti (44’). Y ya en la segunda mitad, los cuatro restantes. El 4-0 fue obra de Tsygankov, asistido por Savinho (54’), el 5-0 Dovbyk, con una gran definición con la que dejó claro que 40 millones de euros por él suenan a poco (75’), el 6-0 Stuani, que no quiso faltar a su cita con el gol (78’) y el definitivo 7-0 otra vez Dovbyk desde los once metros (90’). Este Girona ya forma parte de la historia.



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Osasuna y Villarreal empatan en el adiós de Arrasate y Sorloth 'pierde'

Budimir y José Luis Morales hicieron los goles en un partido entretenido con el que se puso fin a la etapa de Jagoba como técnico del conjunto navarro
El delantero noruego del cuadro 'groguet' tenía como objetivo superar a Dovbyk en la lucha por el 'Pichichi', pero se lesionó en el minuto 14 sin haber marcado


Han sido nada más y nada menos que 256 encuentros oficiales los que ha permanecido Jagoba Arrasate como entrenador de Osasuna. El técnico de Berriatua aterrizó en El Sadar en verano de 2018, estando el conjunto navarro en Segunda, consiguió el ascenso a la primera y después han acontecido cinco temporadas consecutivas en la máxima división del fútbol español. Pero toda historia, por bonita que sea, tiene un final, y la de Arrasate y Osasuna vivió su cónclave este sábado, con un 1-1 ante el Villarreal intrascendente en términos de clasificación pero con un gran derrotado en la figura de Alexander Sorloth.

El delantero noruego del Villarreal saltó al verde de El Sadar predispuesto a luchar por el 'Pichichi' de LaLiga sabiendo que Dovbyk hizo un 'hat-trick' este viernes en el Girona-Granada y que, por lo tanto, necesitaba marcar un gol para empatar con el ucraniano. Con dos (o más) le habría superado y se hubiese hecho con el trofeo en solitario. Pero en el minuto 14 se vio obligado a abandonar el terreno de juego por lesión. Fue justo después de sentir un pinchazo en su muslo derecho tras un disparo a puerta con su pierna izquierda. Debió respirar tranquilo Dovbyk desde Girona al comprobar en ese mismo momento que pasará a la historia como el máximo goleador de LaLiga 2023/24 con 24 tantos. Sorloth se quedó en 23.

Con la lucha por el 'Pichichi' finiquitada antes de lo esperado, el balón siguió rodando por la moqueta de El Sadar con Osasuna y Villarreal intentando honrar al fútbol por el propio amor al juego y sin mirar a la clasificación. Y en estas apareció Budimir, el 'Pichichi' del conjunto local, para marcar en el 30' el que fue su 17º tanto en esta edición de LaLiga. Fue al rematar dentro del área un centro de Rubén Peña desde banda derecha y, como no podía ser de otra manera, en cuanto el balón traspasó la línea de gol se dirigió al banquillo para dedicárselo a Arrasate.

A partir de ahí, con desventaja en el marcador, el Villarreal metió una marcha extra, y aunque no le dio para empatar antes del descanso el 'submarino' sí acabó encontrando la igualada en la segunda mitad. Emergió la misma de Álex Baena, que filtró un pase entre líneas para que José Luis Morales batiera a Pepe Reina en el mano a mano (57'). Nada más y nada menos que 14 asistencias ha repartido en esta Liga un Baena que mantiene la esperanza de ser citado el próximo lunes por Luis de la Fuente para disputar la Eurocopa.

Con media hora por jugarse, unos y otros parecieron dar por bueno el empate y el marcador ya no volvió a moverse. Arrasate dijo adiós a Osasuna y sin duda que su sombra será alargada. Está por confirmarse su sucesor, pero sea quien sea no va a tener nada fácil emular el buen hacer de Jagoba en El Sadar.



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El Almería se despide con una última victoria de sabor agridulce

El equipo de Pepe Mel venció al Cádiz en casa y los tres puntos le permiten no terminar LaLiga en última posición


Quedó para el final quizás el partido más triste de LaLiga. Dos equipos ya descendidos que se irán de la mano a Segunda División junto al Granada pero que, antes de ello, se dieron el gusto de jugar en la máxima categoría por una última vez.

Así pues, sin demasiados alicientes deportivos, los entrenadores aprovecharon la oportunidad para dar entrada a alguno de sus jugadores menos habituales como el caso del guardameta David Gil en el Cádiz.

El partido comenzó igualado, con dos equipos ya sin la presión del descenso y eso provocó que Brian Ocampo marcara un gran gol allá por el minuto 30 para adelantar al Cádiz. La asistencia de Alex Fernández, le dejó en una gran posición y no se lo pensó. A partir de entonces, el Cádiz supo gestionar muy bien su ventaja y se marchó al descanso con ella sin mayores problemas.

La importancia de los cambios
A la vuelta de vestuarios, el Almería puso una marcha más gracias a los cambios de Melero y Arribas y el primero, tras un buen pase de Embarba, hizo el empate nada más comenzar la segunda parte. y poco tardó el segundo, Arribas, en darle la vuelta al marcador y dando la razón a Pepe Mel.

Sin perder el ritmo, el 3-1 llegó tras un error de Zaldúa que introdujo el balón en su propia portería y, prácticamente, dejó el partido sentenciado. De hecho, terminó de hacerlo con un doblete de Luis Suárez en el 65' y en el 71' y otro más de Arribas para dar una victoria al Almería que, después de todo el año siendo el colista, consigue cerrar el curso por delante del Granada con los mismos puntos, 21, pero el gol average ganado.



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