Osasuna hunde al Cádiz con la 'típica' tarde de Budimir

Osasuna hunde al Cádiz con la 'típica' tarde de Budimir


Son muchas tardes ya en El Sadar las que cuenta Budimir con una actuación capital para dar la victoria a su equipo. Y no por ello tiene menos mérito. Al revés. Sobre todo es lo que piensan en Pamplona donde otra vez el delantero croata fue el jugador clave para que Osasuna consiguiera los tres puntos y hundiera a un Cádiz que ya va por su 21º jornada sin conseguir la victoria. Corren malos vientos para los andaluces.

Y es que pese a que viven situaciones de distinta naturaleza y les separaban 12 puntos en la tabla, el cartel del Osasuna-Cádiz hacía indicar que iba a ser un partido igualado. Los de Arrasate, que esta temporada en casa no están siendo tan infalibles, se enfrentaban a los de Pellegrino que si bien no ha ganado todavía desde que cogió al equipo a finales de enero, le ha hecho más fuerte en defensa. Y así fueron los primeros compases del encuentro. Robert Navarro y Chris Ramos ponían el peligro sin mordiente por el lado del Cádiz y Mojica y Aimar Oroz hacían lo propio por el de Osasuna. De esta manera, nadie logró mover el marcador que se marchó sin goles al descanso.

En la segunda parte, el guion del partido fue el mismo. La diferencia la puso Ante Budimir que, gracias a su poderío aéreo, adelantó a los navarros en el primer remate a puerta en el 63' con un cabezazo marca de la casa a centro de Rubén García desde la derecha. El croata superó a Fali y marcó su típico gol que tanta vida da a Osasuna.

Después de ello, el Cádiz trató de reponerse con algún cambio ofensivo pero sigue dando muestras que es un equipo sin demasiado nervio y al que le pesan ya las 21 jornadas sin sumar de tres. Las inmersiones de Alejo por la izquierda y la intención de Machís peleando por el empate solo hicieron que el equipo dejara más espacios y ahí fue donde Budimir 'mató' a los andaluces en el descuento haciendo el segundo tras un mano a mano con Ledesma.

De esta manera, los locales se quedaron con los tres puntos que le dejan en una cómoda undécima posición. Los andaluces, en descenso una jornada más.



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Nyland y el VAR salvan al Sevilla en Mestalla

Las paradas del noruego fueron clave en un partido donde hubo un claro penalti no señalado a favor del Valencia al borde del descanso


Rubén Baraja y Quique Sánchez Flores acabaron en tablas. Como ya le ocurrió ante Rafa Benítez, otro de sus maestros, el vallisoletano no consiguió que su equipo pasara del empate a cero en un encuentro donde las paradas de Nyland fueron clave en un pulso de poco fútbol, donde hubo un penalti al borde del descanso no señalado a favor de los che.

Ninguno de los dos conjuntos mereció más. Ni el Valencia, que cuando se decidió a ir a por el partido ya fue demasiado tarde, ni el Sevilla, que se conformó con el empate. La mítica pancarta de ‘Quique, me aburro’ que pobló Mestalla en su día para destacar que el equipo que entrenaba el madrileño no jugaba a nada es extrapolable a lo que se vivió durante noventa minutos.

A los quince minutos, el Valencia tuvo la más clara en el pie derecho de Yaremchuk, que en vez de rematar, quiso controlar primero un excelente balón que le había enviado al área pequeña Canós. Pero no pasó mucho más en la primera parte, salvo que ni el colegiado principal ni el VAR optaron por señalar un penalti sobre Foulquier, empujado claramente por Isaac Romero. En el área rival, los hispalenses reclamaron unas manos de Mosquera.

Con sus cinco defensas, los de Quique aguardaban su oportunidad a la contra, lo mismo por lo que suele optar el Valencia, que se vio obligado a llevar la iniciativa, pero sin demasiado acierto.

Tampoco tuvo suerte el Valencia al inicio de la segunda, cuando un cabezazo de Hugo Duro a la salida de un córner se marchó rozando el palo. Parecía que los locales cambiarían de imagen en el segundo periodo pero las oportunidades llegaban a cuentagotas, siempre con el Valencia como protagonista. Volvió a tener una más Yaremchuk, que corrió a la espalda de los centrales y se quedó frente a Nyland, pero disparó al ‘muñeco’.

El punto viene a confirmar la buena dinámica del equipo de Quique, que parece haber encontrado la fórmula para hacer competitivo a un conjunto que encadena cuatro partidos sin perder, mientras que abre un pequeño bache en Mestalla, pues tras la derrota ante Las Palmas, una victoria ante el Sevilla era una gran oportunidad para reengancharse al vagón delantero de la competición.



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El Rayo araña un empate al Madrid y resucita LaLiga

Un gol de RDT de penalti igualó uno muy tempranero de Joselu para empezar la 'era Íñigo Pérez' con una alegría en Vallecas


Bajó al barrio este domingo el Real Madrid y tropezó ante el Rayo Vallecano (1-1) en un partido en el que la intensidad que le puso el equipo local igualó a la de los blancos que notaron las bajas de Bellingham y Rüdiger y se dejó dos puntos que mañana puede recuperar el Girona si gana en San Mamés. Hay Liga.

Y es que para tratar de mantener el liderato pero también la forma de su equipo, Ancelotti hizo hasta cuatro cambios en su once e introdujo a Lucas, Fran García, Joselu y Modric. No le salió del todo bien la apuesta y el Rayo de Íñigo Pérez, que ha devuelto la alegría a Vallecas, le arañó un punto que le viene muy bien en su lucha por la permanencia. 

De primeras, el Real Madrid regateó a todo. Al ambiente, muy pegajoso como siempre en Vallecas, a la hora, extraña, y a las bajas. Así, en el minuto 3 ya se puso por delante después de que Fede Valverde, casi a placer, le sirviera un centro a Joselu que remató dentro. En el campo se anuló por fuera de juego del gallego pero finalmente el VAR lo dio como válido. Fue el 0-1.

Sin embargo, cuando parecía que el Madrid iba a aplastar, el Rayo se repuso con varias llegadas en las que, a base de insistir, consiguió que el VAR también fuera clave para ellos y les concediera un penalti por manos claras de Camavinga tras un chut de Trejo. Así, R.D.T, el más necesitado del equipo, ajustició a Lunin desde los once metros y confirmó la superioridad momentánea de un equipo, el de Íñigo Pérez, que ha devuelto la ilusión a su afición.

Un punto de oro
En la segunda parte, el choque fue por el mismo cauce aunque con menos mordiente por parte de los locales. Tampoco por la del Madrid que sí que dio un par de avisos con Joselu pero que quedaron en nada. Por ello, Ancelotti se desdijo de su apuesta inicial e introdujo en el partido a Kroos, Rodrygo y Carvajal. Pero ya fue tarde. Los tres, junto a Güler, apenas lavaron la cara al equipo que fue siempre sujetado por un Rayo más práctico que vistoso. La expulsión de Carvajal, por doble amarilla, terminó de decidir el partido.

Así, el reloj corrió, como siempre,  a favor de unos y en contra de otros y dejó un marcador con un reparto de puntos que aviva esta Liga cuando parecía que no tenía más historia.



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Merino hace volar a la Real en el 93'

Un cabezazo del navarro aniquila la mala racha de una escuadra txuri urdin que percutió hasta el final con uno más durante toda la segunda parte


Cuando todo parecía finiquitado, cuando los realistas ya rumiaban otro frustrante empate contra 10 durante toda la segunda parte, irrumpió la imponente figura de Mikel Merino para dar una victoria de oro y brillantes a la Real. El que la sigue, la consigue y los realistas supieron meterse en ese barro bélico al que les abocó el Mallorca para voltear un resultado que se puso en contra en el minuto 3.  Insistieron, tirando de paciencia y recursos, hasta el último instante del envite -el árbitro había dado cuatro de descuento- para lograr un triunfo de un valor enorme, incalculable, tras una racha de cinco encuentros seguidos sin ganar. La piña con la que los jugadores lo celebraron al final y los gestos de euforia de Imanol dan cuenta de la trascendencia de los puntos. Rotas la sequía de goles y victorias de un plumazo. Respiro.

El encuentro, no obstante, también es una señal de alerta de cara a la vuelta de las semifinales de Copa del 27 de febrero. La Real no pudo tumbar hasta el 93' a un Mallorca exhausto y mermado por la autoexpulsión de Raíllo en el tramo final de la primera parte. Kubo ya había acabado con la sequía goleadora, superior a los 500 minutos, y fue Merino, tras un excelso envío de Pacheco, el que devolvió la alegría a los de Imanol. Silenció la crisis y a un estadio con su testarazo. Quizá por eso se echó el índice a los labios. Esta Real está un tanto falta de chispa y frescura, pero no de alma. Demostrado queda.

Hubo pelea, batalla desde el primer  hasta el último minuto, clima bélico en el que la Real, un tanto tiesa por la acumulación de partidos y recién llegada de Milán,  no se halló cómoda, pero que aceptó: tomó el arma y a las barricadas.  Barrene agitó las revoluciones del equipo, Kubo fue una solución continuada y fiable y la Real acabó con ese  tran tran tan difícil de digerir con una acción que rozó lo heroico. Otro esfuerzo máximo, esta vez con la máxima recompensa.

Comienzo en la higuera
Es probable que Imanol dedicara los días anteriores a intentar que sus jugadores se bajaran mentalmente de la Torre Eiffel, que abandonaran el cohete por el que navegaron a través de las estrellas de la Champions League para aterrizar en el campo quizá menos galáctico y más prosaico de LaLiga, allá donde cualquier partido es duelo, cualquier disputa es batalla y cualquier contacto deja heridos: Son Moix.   Y el plan del entrenador, que había introducido sólo dos cambios en su equipo, fracasó en su inicio. La Real salió en la higuera y fue sancionada pronto con el 1-0 en el 3'.

Gol de Sánchez en el 3'
Quizá los txuri urdin se tomaron demasiado  al pie de la letra aquello de que el encuentro iba a ser largo, que iban a tener que armarse de paciencia y mascar cemento para doblegar a una roca como el Mallorca. Y saltaron al campo con una laxitud impropia de un equipo de Primera y Champions, perdiendo los duelos, con una blandura extrema y una tensión mucho menor que la de los jugadores del Mallorca, que parecían poseídos. Por eso metieron un balón al área en los primeros segundos, forzaron un saque de banda poco después y golpearon con un gran zurdazo de Antonio Sánchez desde la frontal. En el camino, Le Normand no había podido sujetar a Larin y Merino fue lento al mismo balón impactado por el goleador. Menudo mazazo para la resaca del 2-0 de PSG.

Y tanto como el 'tomahawk' en la línea de flotación pesó la propia impotencia para desarmar a un Mallorca que no dejaba ni una sola hendidura por dentro. Sí permitía ciertas licencias por la línea de cal, pero nada de nada por los carriles interiores. Zubimendi se topó con Rajkovic tras una dejada de Kubo en el 13', pero el paso de los minutos era como un lastre para una Real espesa, lenta, que parecía darse de cabezazos contra una pared.

Le Normand con su férreo marcaje a Larin y Zubeldia con Muriqi evitaban que el Mallorca se acercara a doblar la marca, pero lo rozó Dani Rodríguez con un derechazo que salió lamiendo la escuadra.

Kubo revienta la sequía
Tanto Zakharyan como Kubo adoptaban posiciones interiores para intentar generar alguna superioridad por ahí, pero el empate llegó en una transición provocada por un robo de Zubeldia a Muriqi. El azkoitiarra, en plena lucha grecorromana  con el ariete, le rebañó el cuero y lo cedió para la carrera de Kubo. El nipón no tuvo que gambetear. Avanzó, penetró en el área, chutó seco por debajo de las piernas de Raíllo y batió a un desorientado Rajkovic. Un gol llamado hazaña porque acabó con 512 minutazos de sequía realizadora.

Autoexpulsión de Raíllo
El primer tiempo acabó con otra grata noticia para la Real: la párvula autoexpulsión de Raíllo, incapaz de contener sus instintos. Primero golpeó sin balón a Sadiq tras una falta de éste y luego aplaudió la decisión del árbitro de sacarle la primera amarilla. El público mallorquín se indignó con otro individuo visceral como González Fuertes, pero debió hacerlo con su capitán.

El panorama fue muy distinto en la segunda parte. El inicio sí fue casi idéntico. El Mallorca salió mucho más enchufado, con un central menos pero con los mismos dos delanteros. Tuvo dos opciones a balón parado, una de ellas otro tiro de Sánchez taponado por Le Normand.

Pero poco a poco la Real se hizo con el cuero y, según le iban fallando las fuerzas al Mallorca, le fue metiendo en el área y comenzó a atacar como una gota malaya, por desgaste. Pero sin generar excesivo peligro. La opción más clara fue una rosca desde la línea del área grande de Barrene que salió pegadita al segundo palo.

Gol a un minuto del final
Kubo percutió hasta el final, lo intentó con un libre directo y un misil que salió rozando el palo, al que siguió otra diablura de Barrene, que chutó al primer palo para el lucimiento de Rajkovic. No entregó la Real la cuchara hasta el final y, con el Mallorca metido en su área, centró fácil y preciso Pacheco y cabeceó Merino entrando como una exhalación.



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