El Girona cae derrotado por el fortín del Nuevo Mirandilla

Los goles de Escalante y Sergi Guardiola minaron a un Girona aturdido desde el inicio de partido


Victoria merecida del Cádiz en el Nuevo Mirandilla frente a un Girona aturdido por el viento y la intensidad local que tuvo un primer tiempo flojo y sin alternativas. Nada le salió a los del técnico vallecano mientras que los de Sergio González siguen sin conocer la derrota frente a los suyos desde el 10 de septiembre del año pasado.

El vendaval no estuvo solo en el clima, también lo estuvo en el verde con un arranque frenético de partido entre dos conjuntos que se juegan mucho, especialmente el cuadro local. El Cádiz salió a demostrar frente a su gente que está dispuesto a revertir totalmente la situación que les acompañó durante buena parte de la primera vuelta.

Esa marcha más y esa presión asfixiante a los catalanes dio sus frutos a los seis minutos de encuentro por una buena acción trenzada de los locales que terminó con un balón centrado perfecto para Escalante, quien no dudó en transformar su segundo gol en dos partidos con la camiseta gaditana. Borja García desvió la trayectoria del golpeo, pero ese misil estaba destinado a coger portería.

Las seis ocasiones de los andaluces durante el primer cuarto de hora de encuentro fueron el reflejo del dominio de un equipo arrancó dos marchas por encima que los de Míchel. Las ocasiones siguieron sucediéndose con las intervenciones de Gazzaniga y los lamentos del aficionado local. El Girona no parecía estar en el partido y Salva Funez, presente por la ausencia del técnico vallecano, mandó a calentar a Riquelme y a Joel Roca.

El paso de los minutos le dio más posesión a los rojiblancos, aunque la dificultad que tuvieron para sacar el esférico desde atrás fue su peor enemigo. Los de Sergio González, en un partido totalmente distinto, aprovecharon, de nuevo, esas transiciones que fueron ya advertidas por Míchel en la previa. Machete en mano, Sergi Guardiola agradeció que Arnau no le siguiera en el marcaje para batir a Gazzaniga. El balón cruzado dobló la ventaja en el marcador.

El Girona se fue al descanso reclamando una mano del mismo Sergi Guardiola en el área y una agresión de Fali al Taty Castellanos, aunque Pulido Santana, tras recibir la información desde el VAR, decidió no revisar ninguna de las dos acciones.

Sin tiempo que perder, los visitantes efectuaron tres cambios. Rodrigo Riquelme, Joel Roca y Alexander Callens saltaron con el claro objetivo de revertir la situación e intentar lavar la cara a un equipo frustrado. Riquelme fue el más activo desde el inicio del segundo tiempo y, siempre que pudo, empezó a relucir sus diabluras, aunque siempre tuvo a pocos centímetros alguna camiseta de color amarillo.

El planteamiento de Sergio González fue idóneo. Los suyos lo pelaron absolutamente todo y esa intensidad hizo que Pulido Santana se llevara la mano al bolsillo en varias ocasiones. Fue la contundencia defensiva lo que minó a un Girona que acabó con cinco atacantes, dejando la responsabilidad del centro del campo a Oriol Romeu.

Definitivamente no fue el día para los gerundenses. Ni los cambios tempraneros ni la leña en el asador sirvió para que los visitantes aclararan un partido gris, sin ni si quiera amenazas a la portería de Ledesma. Corrigieron el peligro gaditano, aunque no encontraron la manera de poner en apuros al contrincante.

La motivación y la entrega de los fichajes del cuadro andaluz dieron un plus que sirvió para llenar de esperanzas una segunda vuelta que puede tergiversar las cosas en lo que a clasificación se refiere. La intensidad se palpó durante los noventa minutos, tanto que, muchas de las entradas locales fueron al límite.

Sin tiempo para más, el Girona cuajó una dolorosa derrota que les baña en una realidad muy distinta de la que hubiese supuesto cosechar una victoria. El Cádiz, merecidamente, volvió a hacer del Nuevo Mirandilla un fortín para salir del descenso y soñar con una segunda vuelta muy distinta.



Imagen y reseña recogidas de Spoiler