El Rayo destroza al Cádiz

Los vallecanos golean a los andaluces en un partido con media docena de tantos y hasta tres expulsados


El Rayo Vallecano ha triturado al Cádiz en un partido casi redondo del conjunto de Andoni Iraola, que ha pasado por encima del de Sergio González. El 5-1 final ahorra casi cualquier comentario sobre un partido en el que el Rayo ha marcado el ritmo en todo momento. Seis goles y tres expulsados (Iza y Alcaraz en el Cádiz, Nteka en el Rayo) dejan a los locales cómodamente instalados en la zona media de la tabla y a los andaluces en una situación angustiosa, anclados en los puestos de descenso.

Empezó el Rayo entusiasta, buscando las bandas y el remate, que encontró curiosamente a los siete minutos desde fuera del área en una jugada centrada que acabó en fuera de juego. Con una presión alta, los de Iraola no permitían la salida del Cádiz, obligado a achicar agua y evitar filtraciones. Isi, incansable, lo intentó a los 15 (también desde el eje) desde fuera, pero se perdió por poco, a la izquierda de Ledesma.

Salvador Ledesma
La presión rayista se ha mantenido durante buena parte de esa primera mitad, aunque los locales no han conseguido traducirla en ocasiones claras ante el marco andaluz. Por parte cadista, apenas un disparo a las nubes de Rubén Alcaraz que ni tan siquiera ha inquietado a Dimitrievski.

Hasta que ha llegado el minuto 30: disparo lejanísimo de Álvaro García que Ledesma rechaza y deja el balón a los pies de Comesaña, que a quemarropa no acierta con las redes y que estrella el cuero en el cuerpo del meta argentino, un prodigio de reflejos. La mejor ocasión del partido, que acabó con un posterior cabezazo de Comesaña fuera. Increíble que no acertara una de las dos ocasiones.

Ledesma volvió a vestirse de héroe a los 32, en esta ocasión a disparo de Álvaro García, en las que eran las mejores ocasiones locales hasta el momento. El Cádiz no sabía cómo sacudirse el dominio, asfixiante por momentos, rayista, con un Isi incansable. El 66% de posesión para el Rayo y el 6-0 en saques de esquina al filo del descanso no eran fruto de la casualidad.

Pero antes del paréntesis pasó todo. A los 44, Iza veía la roja por una fea entrada sobre Álvaro García que Muñiz sentenció tras revisar la acción en el VAR: expulsión y penalti. Isi, con la zurda, batía a Ledesma y subía el 1-0 al marcador.

Y tres después, en pleno añadido, Álvaro García sacaba su zurda a pasear para fusilar al meta argentino tras un pase largo que lo dejó solo en el área: 2-0, sobre cuya justicia no cabe apelación, y al descanso.

La sentencia
Un reposo que de poco le sirvió al Cádiz, al menos en el arranque, cuando el Rayo amagó en dos ocasiones con el 3-0. El recién ingresado Fali la tuvo a los 50, pero su franco cabezazo no encontró portería.

El Rayo apelaba al fútbol control, a las posesiones largas, para desactivar cualquier asomo de reacción del once visitante, obligado al vértigo cuando tenía el balón en su poder. Todo se fue al agua para el Cádiz a los 63, cuando Alcaraz vio la segunda amarilla al frenar en falta a un imparable Fran García y ya con nueve hombres, encajaba el 3-0 en el lanzamiento directo de dicha falta, ejecutada magistralmente por Florian Lejeune.

El Rayo aflojó el ritmo pero su superioridad numérica le hacía el dueño del balón y las ocasiones, espaciadas, se sucedían en los dominios de Ledesma. Hasta que a los 78 Camello culminaba una acción coral del Rayo y un pase filtrado de Isi para batir por bajo al meta argentino. El Cádiz ha maquillado el resultado en una acción desgraciada del Rayo, cuando el balón despejado por Lejeune a disparo de Mabil se introducía en su marco a los 82 minutos tras pegar en Balliu.

Fue una recta final de locos, con una tercera roja (Nteka, por un cabezazo a Fali) y un quinto tanto local, de Lejeune a la salida de un saque de esquina. La guinda de un partido de locos que deja al Cádiz muy tocado y que relanza a un Rayo que se instala en la zona cómoda de la tabla.



Imagen y reseña recogidas de Spoiler

Kang In Lee cumple con la ley del ex y el Mallorca asalta Mestalla

Un golazo del futbolista formado en la Academia del Valencia en el 83' decantó el choque del lado bermellón


Kang In Lee se siente como casa en Mestalla, el que fuera su estadio entre 2018, año de su debut en con el primer equipo del Valencia, y el verano de 2021, cuando el surcoreano abandonó la disciplina blanquinegra para firmar por el Mallorca. Desde entonces, el futbolista formado en la Academia che ha visitado dos veces el feudo valencianista, dejando su huella en ambas ocasiones.

Si la temporada pasada nos regaló un jugadón de bandera que supuso el 0-1 de Ángel Rodríguez –en un encuentro en el que terminó expulsado, eso sí-, este sábado el canterano del Valencia decantó el choque del lado bermellón con un golazo en el tramo final que completó la remontada de los de Javier Aguirre, que no ganaban en Liga desde el pasado 17 de septiembre.

Cuarto gol de Cavani en las últimas tres jornadas
El Valencia, que perdió a Diakhaby por lesión solo empezar el partido, no supo meterle mano a un Mallorca que se metió atrás durante el primer acto y que tuvo la más clara en las botas del propio Kang In. Al poco de la reanudación, Samuel Lino le hizo el lío a Antonio Sánchez dentro del área y éste derribó al extremo cedido por el Atlético de Madrid. Cavani no falló desde los once metros y sumó así su cuarto tanto en las últimas tres jornadas.

Triple cambio clave de Aguirre
Pero cuando lo más difícil parecía hecho, un penalti tan inocente como innecesario de Nico sobre Amath, que revolucionó el partido junto a Dani Rodríguez, terminó con Muriqi poniendo las tablas. No se quedó ahí el Mallorca, que siguió creciendo de la mano de los recién ingresados y, en el 83’, encontró su recompensa en forma de gol. Kang In Lee bailó con Gabriel Paulista y Thierry Correia, fusiló a Mamardashvili y cumplió con la inexorable ley del ex.



Imagen y reseña recogidas de Spoiler

Griezmann hace bueno el plan del Atlético ante el Betis

Primera mitad densa con ocasiones contadas, la mayoría del lado bético, y segundo acto más abierto con oportunidades para ambos bandos.
El VAR anulaba, nada más comenzar la segunda mitad, un gol de Luiz Henrique, por fuera de juego previo de Borja Iglesias.


El partido que disputaron el Real Betis y el Atlético de Madrid en el Benito Villamarín, enfrentaba al mejor local de LaLiga con el segundo mejor visitante de la competición. Las virtudes de uno venían siendo los defectos del oro en la actual temporada. Un partido interesante para saber quién impondría sus bondades a su rival. Fue el Atlético de Madrid el que lo hizo.

En esa reconstrucción continua que parece vivir el equipo colchonero, el equipo entrenado por Simeone está echando mano de un viejo recurso, casi una seña de identidad en estos años de ‘Cholismo’. Esa capacidad del Atlético para hacer que no pasase nada en las primeras partes de muchos partidos, para madurar los choques, para acabar asestando los golpes precisos para tumbar al rival, en el segundo de los actos. Una especia de estrategia pugilística de desgaste basada en la disciplina defensiva como primer argumento hasta que el enemigo baja la guardia, descubre el mentón, y ahí el Atlético lanza un ‘uppercut’ y un ‘crochet’ para mandar al rival a la lona.

Es lo que se vio en San Mamés en cierto sentido, en Sevilla en el Sánchez Pizjuán. Y la misma fórmula que utilizó, con éxito, en el Benito Villamarín para ganar a un Real Betis que le puso entusiasmo y energía, pero que cayó en la trampa preparada por el Atlético. Al cuadro de Pellegrini le falta una marcha más en este tipo de partidos para tumbar a esos rivales que le permitirían subir un escalón en sus aspiraciones. De momento, serán los de Simeone los que duerman en puestos Champions.

Hasta lo que se vio en el partido tras el evitable para el Atlético 1-2, con un golazo de Fekir, es marca de la casa, huele al equipo rojiblanco de siempre. Su incapacidad para cerrar los partidos y acabar sufriendo es ya parte de su forma de ser. Y en esta ocasión, ya decimos siendo muy evitable porque se produjo por malas decisiones propias-, también estuvo presente.

El Betis fue el primero que se acercó primero con un disparo desde fuera del área de Guido Rodríguez, que echó demasiado el cuerpo hacia atrás al golpear y lo envió demasiado elevado. El cuadro de Pellegrini quiso imponer desde el primer momento su ‘tempo’, con posesión, presión alta y juego en el campo de un Atlético muy atrincherado en el arranque del partido.

Pellegrini tuvo que mover el banquillo muy rápidamente. Al cuarto de hora del partido, el central Luiz Felipe se rompía en un ‘sprint’ con Ángel Correa. Serio contratiempo para el cuadro andaluz. Víctor Ruiz tenía que entrar por el brasileño.

En el caso del Atlético, la primera parte consistió en un ejercicio de cimentación defensiva de su propuesta y de salidas puntuales al ataque, en las que faltaba un último pase, un disparo direccionado, ese último detalle en el que las intenciones se tradujesen en ocasiones reales. Ya decimos que se trata de una fórmula muy repetida en el Atlético, uno no sabe muy bien si con intención o sencillamente por incapacidad.

El cuadro andaluz se volvía a acercar a la media hora de juego, en una buena internada de William Carvalho a la que Giménez, muy tibio, no podía taponar un pase desde la línea al punto de penalti. Allí, Borja Iglesias se la dejaba a Luiz Henrique y el brasileño se hacía hueco para disparar alto. El propio internacional español lo intentaba poco después, a la media vuelta, en un disparo que Oblak detenía abajo.

El primer acto se cerraba con lo más parecido a lo que podríamos señalar como una ocasión de los de Simeone. Una mala salida de Rui Silva al lateral de su área, con un despeje erradísimo, acababa en los pies de un Griezmann que intentaba el remate en oblicuo desde unos 30 metros, mientras el meta luso corría hacia su portería. El balón se marchaba fuera.

La primera mitad comenzó con movimiento. El Real Betis se ponía por delante en el marcador aunque a la postre no subiría al marcador. Un saque de esquina a favor del Atlético de Madrid se convertía en una contra con un pelotazo larguísimo que terminaba en un mal control de Reinildo.

No es normal ver fallar al mozambiqueño, pero en esta ocasión, lo hacía. El despeje llegaba a Rodri, que metía en profundidad para la carrera de Borja. Reinildo, que había recuperado el espacio perdido, le trababa el balón al Panda, éste quedaba suelto en la frontal, donde aparecía Luiz Henrique para fusilar a Jan Oblak. Golazo. Pero no. En la revisión del VAR se observaba que Borja Iglesias estaba ligeramente adelantado en el momento del pase de Rodri y Gil Manzano anulaba el tanto.

Una jugada que pareció despertar en cierto sentido al Atlético, que hasta entonces había estado espeso. El cuadro colchonero por fin rondaba el área de Rui Silva. Primero con un disparo cruzado, peligrosísimo, de Correa que tocaba en Víctor Ruiz para irse a córner, cuando de haber ido a portería era medio gol. Y luego, en la acción derivada de ese saque de esquina, con el primer tanto del partido.

Antoine Griezmann se inventaba un saque de esquina que se convertía en un gol olímpico. Tan bien tirado iba, con una rosca académica, que resultó complicado ver al principio si Saúl había peinado el balón, si algún defensor bético había tocado… Lo que fuese, pero lo cierto es que al final, el saque sorprendía a Rui Silva y acababa en la red.

El Atlético se encontraba en su salsa como se vio poco después, cuando Griezmann culminaba una jugada de combinación con Witsel y Correa, que terminó con un pase del argentino al desmarque del francés, quien, sin ángulo, la pegaba con la derecha y el balón se colaba entre las piernas de Rui Silva, que al lanzarse al suelo ayudaba a que el esférico traspasase la línea.

El Betis se lanzaba al ataque. Pellegrini metía en el campo a Fekir y Joaquín. El Atlético daba un paso atrás y lo pagaba. Los de Simeone querían que controlar la energía del rival a través de la posesión, pero es algo que no sabe hacer. Buena prueba de ello era el 1-2, que provenía de una malísima decisión de Kondogbia al borde de su área, queriendo jugar en corto en vez de sacarla de ahí, y que provocaba una falta que Fekir metía en la escuadra.

El Betis rozaba el empate en una acción final, con un remate de cabeza al larguero.



Imagen y reseña recogidas de Spoiler

El Villarreal homenajea a Llaneza con victoria pese al carácter de De Burgos

La cartulina roja que vio Baena por dedicar su gol al recientemente fallecido Llaneza empañó un buen partido que terminó con victoria local


Victoria del Villarreal ante el Almería en un partido en el que el protagonismo que debía llevarse Jose Manuel Llaneza, pues su reciente fallecimiento era el Leitmotiv del encuentro, se lo llevó el árbitro, De Burgos Bengoetxea, por hacer el papel de 'poli malo' y expulsar a Baena enseñándole una segunda amarilla cuando este quiso homenajear al desaparecido directivo. El reglamento le avala, sí, pero el sentido común le da la espalda simplemente porque siempre pesará más que cualquier ley. Si ya no queda sitio en el fútbol para la cordura, el último que cierre la puerta. Aún así, el Villarreal supo transformar la rabia por lo ocurrido en felicidad y remontó el gol de Melero, del Almería, con los tantos de Baena y Jackson ya en el descuento.

Y es que el exilio transitorio que vive el Villarreal disputando sus partidos en el Ciutat de València no evitó que el homenaje a la figura tristemente desaparecida de Jose Manuel Llaneza fuera muy emotivo. Así, un estadio en respetuoso silencio dio la bienvenida a un partido que pronto comenzó a ponerse interesante.

El Villarreal salió a atacar desde el primer momento y a probar a Pacheco, que se estrenaba bajo los palos y apunta a quedarse allí una larga temporada pues en la primera que tuvo Chukweze de cabeza, el meta ex del Alavés sacó una mano de reflejos espectacular.

Pese a ello, el Almería no se arrugó y fue quien golpeó primero con un gran gol de Melero que se cocinó en el centro del campo, se masticó en el área y se saboreó con suspense de VAR. El centrocampista, en línea con la defesa rival, supo como acomodarse y poner el balón en la esquina donde no llegó Rulli. Primer zarpazo del Almería.

Pasados por vestuarios, los 22 protagonistas, con algún cambio por parte de Emery, salieron a jugar y pronto se encontraron con el episodio más chirriante de la jornada y puede que del año: una expulsión, la de Baena, al ver la segunda amarilla por dedicar el gol del empate a Llaneza. El delantero remató un córner en el 51', batió a Pacheco, y entonces decidió levantarse la camiseta, que no quitársela, y enseñar otra casaca, esta interior, con un mensaje de cariño al directivo. "Gracias por todo Llaneza". En ese momento, De Burgos Bengoetxea no dudó y le expulsó para delirio de grada y jugadores que clamaban por un gesto de lógica y compasión más allá del reglamento que el colegiado no mostró.

Apaciguado el incendio, o una parte, pues esto traerá cola, el partido siguió por el camino del intercambio de golpes en el que el Almería, con uno más, fue incapaz de dar miedo mientras que el Villarreal, enrabietado, se lanzó al ataque hasta que en el 94' fue capaz de convertir el enfado en felicidad. Un gol de Jackson a pase de Parejo puso el 2-1 y el delirio en la grada que se desquitó de la frustración por lo ocurrido con la mejor medicina para olvidar: los goles.



Imagen y reseña recogidas de Spoiler