El VAR, Brahim y Lunin dan ventaja al Madrid en Leipzig

Un gol inexplicablemente anulado en el minuto 2, una genialidad del malagueño y las paradas del ucraniano permiten a los de Ancelotti vencer por la mínima en Alemania


El Real Madrid tomó una mínima ventaja en los octavos de final de la Champions ante el Leipzig con un polémico triunfo (0-1) marcado por la inexplicable decisión del VAR de anular un gol de Sesko en el minuto 2. En la segunda parte, la aparición espectacular de Brahim, autor de un tanto soberbio, y las paradas de Lunin inclinaron la balanza a favor de los Ancelotti de cara a la resolución del cruce en el Bernabéu.

El partido empezó con un susto morrocotudo para el Real Madrid, que vio cómo el VAR invalidaba inexplicablemente un gol de Sesko en el minuto 3 por un fuera de juego posicional de Henricks. Van Boekel, el encargado del videoarbitraje, interpretó que el centrocampista del Leipzig estorbaba a Lunin. Increíble. La inestimable colaboración arbitral no evitó la mala puesta en escena del equipo de Ancelotti, que no hizo pie en el encuentro hasta que Vinicius no empezó a pedir el balón. Antes de la aparición del brasileño, Sesko tuvo el 1-0 en un mano a mano con Lunin que despejó con el pie el guardameta ucraniano.

La apuesta de Ancelotti por Brahim en sustitución de Bellingham no tuvo el efecto esperado en el arranque. La presión agresiva del Leipzig cortocircuitó la salida de balón de un Madrid espeso y desordenado, incapaz de poner en órbita a sus tres delanteros. Las dudas de Nacho las castigaban a la carrera Openda y Sesko, siempre escoltados por Simons y Olmo. El empuje del equipo alemán empezó a flojear al tiempo que Kroos, Camavinga y Valverde se adueñaban de la zona ancha. El Real Madrid maduraba el encuentro con más paciencia pero le faltaba picante y finura en los últimos metros para poner en apuros a Gulácsi.

Los de Ancelotti intentaban cargar el juego por la zona de Vinicius pero el extremo siempre se las tuvo que ver con dos o tres rivales. Los espacios que generaba el siete blanco no fueron aprovechados por Brahim ni por Rodrygo, mucho más sueltos para aparecer entre líneas. La ausencia del omnipresente Bellingham penalizó al Madrid tanto como la falta de un rematador, pues los centros laterales del Madrid nunca encontraron destinatario. El Lepzig revivió antes del descanso y Sesko tuvo una buena ocasión pero llegó providencial al corte Tchouaméni para sacarle las castañas del fuego a un Nacho de nuevo muy superado.

Sin goles finalizó el primer tiempo y tras el descanso volvió a aparecer la versión del Leipzig pero el Madrid respondió a lo grande con un golazo de Brahim (49’). El malagueño, desaparecido hasta entonces, culebreó desde la frontal del área para deshacerse de tres rivales y clavó un zurdazo al palo largo imposible para Gulácsi. El tanto fue la prueba de que al Madrid le sale todo pese a que falte su jugador más resolutivo.

El 0-1 permitió al Madrid aplicar la fórmula de repliegue y contragolpe, con Vinicius, Brahim y Rodrygo con un latifundio para correr. El Leipzig reaccionó subiendo sus líneas y a base de empuje logró acogotar a los de Ancelotti, que perdieron el hilo del partido durante varios compases.

Los movimientos de Olmo y Sesko a la espalda de Nacho descosían a los blancos, pero la falta de acierto del cuadro alemán fue una constante. Los duelos individuales caían casi siempre del lado local mientras los contragolpes blancos no acababan de darle la puntilla al encuentro. La más clara la tuvo Vinicius en un remate sutil que se estrelló en el palo (71’).

Comandado por Simons, el Leipzig se topó con un gran Lunin, decisivo para evitar el empate de Sesko en una jugada muy polémica. Brahim, con el balón controlado, levantó la mano señalando una lesión muscular y el Leipzig montó una contra fulgurante. Tras la ocasión de Sesko, los jugadores del Madrid se comieron a sus rivales al entender que hubo falta de fair play. El Madrid resistió el arreón final y tuvo contras para ampliar su ventaja pero la eliminatoria se decidirá en el Bernabéu el 6 de marzo.



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Dos zarpazos del PSG dejan herida grave a la Real

Mbappé y Barcola golpean en la segunda parte a una roma escuadra txuri urdin


Dos zarpazos de Mbappé y Barcola tumban a la Real y le dejan con un pie fuera de los octavos de final de la Champions League. La pegada de un multimillonario equipo galo fue decisiva ante una escuadra txuri urdin desesperadamente cándida en ataque y que no fue absoluto peor que su rival hasta el primer tanto. A partir de ahí, esa Real brillante y orgullosa se apagó y por lo menos salió viva y no triturada del Parque de los Príncipes. Llegar hasta aquí, octavos de Champions,  y de esta manera, ha sido una gesta. La Real necesita otra ahora en Anoeta el 5 de marzo para pasar.

La Champions aplicó su ley más implacable sobre la Real. Aquí gana el que marca. Y a este nivel el gol vale los 500 millones de euros en los que debe estar ya Mbappé en el mercado. Y los fabrican futbolistas como Dembélé, que se ilumina siempre cuando tiene a los txuri urdin enfrente y participó en los dos tantos. Al PSG se le caen los goles sin necesidad de bordar el juego y la Real no los marca ni bordándolo, como en algunos ratos de la primera parte. Cinco partidos sin marcar un solo tanto es una herida demasiado sangrante. Con esa hemorragia es imposible soñar.

Oyarzabal no estaba
Sin Oyarzabal es más difícil. Imanol y Olabe comenzaron a jugar el partido desde la víspera y utilizando a los informadores, costumbre ya habitual en el  entrenador.  El director deportivo sugirió que el capitán estaría, que haría lo posible; el oriotarra, que serían Oyarzabaly 10 más si Mikel le daba el O.K., sólo unos minutos antes de verle entrenar con una notable cojera. André Silva y 10 más, los habituales, fue al final.  Probablemente, Luis Enrique no pasó una mala noche antes del choque.

Pese a todo, fue una gran Real hasta los goles. Ya desde los primeros compases, se vio que desempolvaba su versión Champions y afrontaba el choque con la máxima valentía e intención ofensiva, sin reparar en que enfrente tenía a un aspirante a alzar la 'orejona' y a Kylian Mbappé. Los realistas presionaron arriba como si no hubiera un mañana, como al Buñol y al Andratx en Copa, siendo conscientes de que podía ser un plan suicida si no funcionaba como una orquesta sinfónica, con dos letales puñales como Mbappé y Dembélé descolgados y marcados a pares.   

Una gran Real
Fue una Real absolutamente deliciosa hasta el descanso, con algunos desajustes y pérdidas muy evitables que hicieron correr al tridente sanguinario del PSG, pero una Real jerárquica con el esférico, que exploraba toda la anchura del campo moviendo el cuero de lado a lado en tres cuartos, llegando por las dos bandas y asustando, provocando conatos de infarto en el Parque de los Príncipes.

Ya en el primer minuto, un Silva muy activo y relevante para engrasar el juego buscó el gol con una parábola a media altura a la base del poste. Está negado de cara al gol. Parece que le están haciendo vudú. El PSG, que jugaba desde atrás con el portero para desarbolar a la Real, estuvo a punto de romper el marcador en el 5' tras una pérdida de Zubimendi ante Vitinha, que lanzó al espacio nada menos que a Mbappé. La mano abajo de Remiro para despejar fue excelente. Oh là là.

Larguero de Merino
Fueron minutos de cierta confusión de una Real un tanto asfixiada con la presión e imprecisa en los controles; pero se calmó y comenzó a mover el cuero y acumular jugadores en campo contrario como si fuera el Bayern o el Barça de Guardiola. Silva cabeceó a milímetros de la escuadra con un increíble giro de cuello tras un centro de Kubo. Y, en la última jugada de un primer tiempo 'hors categorie' de la Real, Merino estrelló el cuero en la parte superior del larguero con un misil desde la frontal, producto de otra jugada coral de muchos quilates de los  guipuzcoanos. Música de Champions ante un PSG siempre amenazante, pero con un Mbappé encarcelado por un descomunal Zubeldia.

Golpe con uno menos
Salió con idéntico talante la Real al segundo tiempo, presionando arriba, amenazando,  pero sin el  filo para matar. Y en ese escenario comenzó a brillarle el colmillo a 'la tortuga' Mbappé.  En un salto con el crack giró en exceso la rodilla de Traoré, que tuvo que ser atendido en la banda. Con uno más y córner a favor, sacó el mazo el PSG. Ejecutó Dembélé, quién sino, peinó Marquinhos ante Zubeldia y remató a placer Mbappé en el segundo palo, el espacio que debía estar ocupando Traoré, su par. Kubo no era el apropiado para frenarle.

A partir de ahí, el partido se le escurrió entre los dedos a una Real que quiso mantener sus constantes, pero ya en unos parámetros de ansiedad y cierta desconfianza. Tocaban padecimiento integral y frenesí galo. Remiro, galáctico de nuevo, evitó el segundo con los dedos antes de que Barcola lo rubricara en una transición corrosiva, merced a una presión adelantada de la Real mal ejecutada. Galán no pudo parar a Dembélé y Traoré arriesgó intentando cortar.

Vivos
Lo mejor que tuvo la escuadra txuri urdin es no echar por la borda la eliminatoria desde la ida encajando algún gol más, porque el partido se puso para ello.

Hay esperanza. La mejor Real no es peor que el PSG, aunque no tenga a sus delanteros. La vida es sueño. 90 minutos en Anoeta deben ser 'très long'.



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Al Atlético le tocará remontar también en Champions

Los pupilos de Simeone cayeron en Milán tras un partido muy igualado


Al Atlético de Madrid le tocará remontar en el Metropolitano. Otra ida que pierde por la mínima igual que la que cayó hace unos días contra el Athletic en Copa del Rey. De nuevo en un partido muy igualado contra un Inter que fue ligeramente superior. En la Champions League por lo menos la 'machada' se espera en casa. Un lugar dónde todo es posible. Todo ello en un partido en el que se marcharon tocados tanto Griezmann como Giménez. Algo preocupante para el Cholo.   

Partido muy táctico desde el primer minuto en el que debieron gozar analistas, scouters y panenkitas… con pocas ocasiones de gol. El Calcio de toda la vida. El Inter comenzó mejor con una presión arriba que provocó que Oblak jugase en largo y de ahí nació la primera ocasión de gol tras un centro de Barella al que no conectó Thuram.

El Atlético de Madrid respondió y logró a través de una presión alta encasillar por unos minutos a los locales. De ahí nació una doble ocasión de Lino, la primera tras un centro al que no llegó Llorente y la segunda en un disparo que se marchó fuera por muy poco. Esa fue la mejor ocasión de los colchoneros en la primera mitad.

A partir de ahí, las mejores ocasiones fueron interistas. La mayoría llegaron tras robos de balón en la construcción del juego. Incluso pidieron penalti por una mano de Molina que al llegar tras un rechace en un compañero no señalaron los colegiados los once metros.

El último cuarto de hora fue en el que los neroazzurros tuvieron las ocasiones más claras. El primero fue un cabezazo de Lautaro a centro de Barella que detuvo Oblak fácil porque fue al centro. Luego, una contra conducida por Thuram que acabó en un disparo de Lautaro que pegó en Giménez, y por último un tiro durísimo del propio Thuram que paró el esloveno en dos tiempos.

Así se llegó al descanso, un descanso en el que se quedarían en los banquillos tanto Giménez en el Atlético como Thuram en el Inter. Consecuencias de una primera mitad muy física. Savic saldría en el bando rojiblanco y Arnautovic entraría en los locales.

La segunda parte comenzó con un Inter mandando en el partido. Tras un saque de esquina que puso en problemas al Atlético, se pudo ver un remate alto de Arnautovic tras un genial pase de Dimarco. Los locales eran muy superiores.

Pero entonces el Cholo hizo un cambio que cambiaría el rumbo del partido. Dio entrada a Morata. Sí a Morata, el delantero madrileño entró en el campo nueve días después de lesionarse en Sevilla. Entró en lugar de Saúl, y Llorente retrasó su posición. Ese movimiento equilibró al equipo.

A partir de ahí volvió a tener ocasiones el Atlético. Otra de Lino que tras una pared con De Paul en el área disparó fuera. Una pena porque no vio a Morata en el centro del área solo para rematar. La siguiente sería un balón dividido de Marcos Llorente, parecido al de Torres cuando marcó el gol de la final de la Eurocopa ante Alemania.

Aunque el Inter respondió y metió el miedo en el cuerpo a los del Cholo. Una combinación de Lautaro con pared en el área de Lautaro con Arnautovic que dejó al austriaco solo en el área pero su remate se marchó alto. Tras esa ocasión llegó un nuevo carrusel de cambios del que salió ganando el Inter que recuperó el control del partido. Minutos después se marchó Griezmann tocado. Dato preocupante para el Atleti.

Así fueron llegando ocasiones de los locales. Un centro de Dumfries que sacó Savic, un centro de Çalhanoglu que cabeceó Lautaro y Oblak se tuvo que lucir. Por último llegó el tanto. Error de Reinildo y De Paul, jugada que acaba en un mano a mano del ‘Toro’ que despeja el esloveno, y Arnautovic a puerta vacía marca, a pesar de que Lino está a punto de despejar. Era la tercera clara del austriaco.

En los últimos minutos, el Atlético tuvo ocasiones para igualar el partido. La primera fue un gran disparo de Lino que se marchó fuera por poco. Partidazo del brasileño. Y la segunda fue un cabezazo de Morata que no conectó bien tras un centro de Correa.



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Un buen Barça solo puede empatar en Nápoles y todo se decidirá en Montjuïc

Los azulgrana fueron superiores especialmente en el primer tiempo pero se llevan un resultado que sabe a poco
Lewandowski avanzó a los culés, pero Osimhen aprovechó el único error defensivo del Barça para igualar


En una de las mejores versiones de la temporada, el Barcelona se tuvo que conformar con un empate que supo a poco en Nápoles. En la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, Lewandowski avanzó ya en la segunda parte a los azulgrana, que habían tenido las mejores ocasiones. Pero Osimhen castigó a los culés en el único error defensivo y obligó al Barça  a ganar en Montjuïc el próximo 12 de marzo.

En el mejor escenario posible, la Champions League, en el momento más importante de la temporada, Xavi Hernández les había recordado a sus jugadores que llegó la hora de la verdad. Era el momento de competir, de demostrar todo lo que tenían para reivindicarse y recuperar el caché perdido en los últimos años.

Los azulgrana salieron hambrientos, con una presión que asfixió la primera media hora al Nápoles. Los italianos demostraron estar superados también por todo lo que se ha cocido los últimos días en los despachos. El cambio de entrenador, como era de esperar, tampoco les mejoró tanto, pero les sirvió para salir vivos de la ida.

Así, el Barça encerró a los napolitanos empujados por una magnífica versión del Gündogan más intenso de la temporada, que sacó su etiqueta de vigente campeón de Europa. El alemán sorprendió en la presión, taponando a Lobotka y recuperando balones en el último tercio. A los tres minutos ya robó un balón en campo contrario que generó la primera ocasión. Abrió para Lamine Yamal, que disparó alto cuando se la reclamaba Lewandowski en el centro del área.

Líder Gündogan
Poco después, con el rival bloqueado, Gündogan volvió a aparecer en zona de tres cuartos para repetir la acción. Balón a Lamine y el chico puso a prueba a Meret con un trallazo desde la frontal. El Barça mostraba una de sus mejores versiones, especialmente sólido en defensa y suelto en ataque, también por la izquierda, con un notable Cancelo.

Precisamente, otra recuperación de Gündogan en aquel costado propició otra nueva oportunidad culé antes del cuarto de hora. Pase filtrado por abajo de Pedri y Lewandowksi, a la media vuelta, disparó fuera. El polaco dispuso de otra buena ocasión, que tuvo que sacar Meret. Cancelo ganó la linea de fondo y el remate de Robert lo despejó el meta italiano.

El Barça estuvo cómodo, siendo un equipo serio a la altura de la competición. Pero Meret mantuvo su portería a cero antes del descanso. Especialmente clave fue en otra aparición de Gündogan. El alemán disparó desde la frontal, buscando la escuadra derecha y arquero voló para evitar de nuevo el primero del Barça.

El Nápoles, por su parte, intentó reaccionar ante el vendaval culé. Antes del descanso se atrevió un poco más, ganó posesión pero no generó peligro. Los azulgrana, por su parte, gestionaron esfuerzos y retrasaron algo más su presión inicial.

Premio a Lewandowski y reacción local
A pesar de ello, en la reanudación el Barcelona avisó de nuevo, también Gündogan. Esta vez, el alemán se equivocó. Lamine le dejó un tiro franco pero le faltó determinación y su remate, muy suave, lo atajó sin problemas Meret.

El premio al Barça, merecido, no le llegó hasta la hora de partido. Lewandowski, en racha, por fin pudo inaugurar el marcador, anotando su segundo gol en lo que va de Champions. Pedri puso la pausa en la corona del área, se la filtró al polaco, que con un tiro raso y ajustado logró el 0-1.

Los catalanes estaban tomando Nápoles y Pedri pudo encarrilar el partido con un zurdazo desde la frontal que puso en serios apuros al meta local. Los italianos estaban tocados, pero jamás se rindieron. Es más, se sobrepusieron y lograron incluso igualar en el único error defensivo del Barça hasta entonces. Iñigo salió en la foto tras resbalar y Osimhen le ganó la posición para plantarse ante Ter Stegen. Y el nigeriano no perdonó y anotó el 1-1 en el primer tiro a puerta de los celeste.

Tras el gol local, el Barcelona quiso evitar el caos, hábitat natural de los napolitanos. El cuadro de Xavi se dedico a mover el balón más en horizontal que en vertical, a mantener el control aunque sufrió más de la cuenta. Anguissa pudo incluso marcar el segundo con un cabezazo a bocajarro que se marchó fuera, a la izquierda de Ter Stegen.

A pesar de ello, el Barça tuvo la última en el descuento. Gündogan buscó el tiro raso tras una dejada en la frontal de Lewandowski. El alemán buscó el ángulo abajo, pero su tiro salió lamiendo el poste. Fue la última en Nápoles. Queda todo abierto para Barcelona.



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