El Nápoles también arrolla en Europa y se come un Frankfurt

Tras un inicio con dudas, el equipo de Spalletti desarboló por completo al campeón de la Europa League y acaricia por primera vez su pase a cuartos de final


El Nápoles arrolla en Italia y, por lo visto hoy en Frankfurt, también en Europa tras encarrilar con un 0-2 los octavos de final de la Champions League. El Eintracht, vigente campeón de la Europa League, no pudo frenar la avalancha ofensiva del tándem de moda que forman Victor Osimhen y Khvicha Kvaratskhelia, quienes, apoyados por un también destacado Hirving Lozano, ganaron ampliamente la partida al expulsado Randal Kolo Muani, la gran baza de los alemanes.

El Eintracht intentó rebelarse al cartel de favorito del Nápoles y le asfixió en los primeros minutos con una presión altísima y sembró dudas en su defensa principalmente por la banda de Mathías Olivera.

Randal Kolo Muani, uno de los focos del partido, protagonizó dos buenos movimientos en un escenario desconocido esta temporada para un Nápoles arrollador en el 'calcio'.

El Nápoles se zafa de la presión
Pero el ritmo que se exigió el Eintracht era imposible de mantener y, aunque el Nápoles respiró, Aurelio Buta lograba contener a Kvaratskhelia y Osimhen no aparecía.

El imparable líder de la Serie A solo necesita un mínimo resquicio para castigar al rival con su vertiginoso fútbol vertical y lo encontró en el primer desajuste defensivo. Giovanni Di Lorenzo puso un pase en largo que dejó solo a Hirving Lozano, a quien el poste le privó del gol.

La jugada siguió y Osimhen se anticipó a Buta en busca de un balón y éste le derribó. Trapp paró el penalti a Kvaratskhelia, pero el partido había cambiado de decorado.

El Eintracht se derrumbó en defensa y la bestia había despertado. Cuatro minutos después, en el 40', Osimhen abrió el marcador en el primer balón que cazó aunque todo el mérito fue de Hirving Lozano, quien en una contra letal puso un balón de oro al segundo que el nigeriano solo que tuvo que empujar a la red. Y en la siguiente jugada al 'capocannoniere' de la Serie A, con 18 goles, se le anuló el 0-2 por fuera de juego.

Monólogo del Nápoles
La segunda parte fue un monólogo. El Nápoles sacó el rodillo ante un rival entregado, roto en defensa y al que Hirving Lozano acabó de romper con su partidazo por la banda derecha. Trapp mantuvo al vigente campeón de la Europa League tapando un remate del mexicano y lanzándose a los pies de Kvaratskhelia.

La roja directa a Kolo Muani, por un pisotón a destiempo sobre André Zambo Anguissa (57'), fue el golpe definitivo a un Eintracht que encajó el 0-2 superada la hora de juego en una gran jugada colectiva que culminó Di Lorenzo con un disparo ajustado tras exquisita asistencia de tacón de Kvaratskhelia.

Aunque el triunfo se quedó corto, solo un desastre el 15 de marzo en el estadio Diego Maradona puede evitar que el Nápoles remate su clasificación y acceda por primera vez en su historia a los cuartos de final de la máxima competición europea. No lo logró ni con el malogrado crack argentino.



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Gracias por el hilo y el trabajo. Estupendo.

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Lukaku da ventaja al Inter contra el Porto

El Porto, que probablemente no mereció perder y que no caía desde el 21 de octubre, deberá remontar el 14 de marzo en Do Dragao


El Inter acabó ganando este miércoles su partido contra el Porto, un encuentro que estaba siendo muy igualado, gracias a un gol de Romelu Lukaku. El delantero belga marcó en el minuto 86, cuando el Porto, que no perdía desde el 21 de octubre, ya se encontraba en inferioridad numérica tras la expulsión de Otavio en el 78'. La ida acabó por lo tanto 1-0 en San Siro y el Porto intentará remontar en la vuelta, en Do Dragao, para alcanzar los cuartos de esta Champions 2022-23. Lukaku fue protagonista, pero también Nicolò Barella con su centro y André Onana con sus paradas.

La primera ocasión de este primer asalto entre Inter y Porto fue protagonizada por el interista Hakan Calhanoglu, con un potente disparo con la zurda. Diogo Costa, portero del Porto, rechazó el balón con los puños. Lautaro Martínez dispuso de una oportunidad en un remate de cabeza.

También el Porto creó peligro. Marko Grujic chutó alto. Lautaro, al subir a ayudar en tareas defensivas, fue salvador para el Inter ante Otavio y Mehdi Taremi.

En el 37', momentos de apuros para el Inter. Onana paró un disparo de Grujic (a quien Taremi asistió de tacón).  El balón fue a parar a Galeno, quien falló al rematar a puerta vacía. Nadie marcaba, pero los dos equipos creaban peligro.

En el 41', el Inter pidió penalti sobre Matteo Darmian, pero el árbitro opinó que no lo fue y no consultó con el VAR. El Porto reemprendió el juego con un saque lateral, lo que provocó un ritirrafe entre los dos equipos sin mayores consecuencias. Galeno y Dimarco fueron amonestados. En el descuento de la primera parte, Diogo Costa llevó a cabo una fantástica parada con la que evitó que marcara Alessandro Bastoni.

Ya en la segunda mitad, en el 53' Barella estrelló el balón en el palo. En el 55', Onana logró desviar un chut de Taremi. El acierto del portero interista en varias intervenciones frustró las ocasiones del Porto. Ambos equipos empezaron a dar signos de cansancio. Barelló dispara muy alto. En el 72', Simone Inzaghi dio entrada a Brozovic en el lugar de un poco convincente Henrykh Mkhitaryan.

En una buena triangulación del Inter, Lukaku sirvió el balón a Lautaro, quizás con demasiada fuerza, y el argentino no pudo hacerse con el esférico.

En el 78, duro golpe para el Porto: Otavio fue expulsado tras hacerle una entrada por detrás a Çalhanoglu. El signo del partido cambió. Lukaku, quien había entrado en el 58' por Edin Dzeko, aprovechó el pase de Barella para primero estrellar el balón en el palo y a continuación recoger el rechazo y batir a Diogo Costa. El Inter viajará con una mínima ventaja al norte de Portugal para disputar la vuelta el 14 de marzo, cuando el Porto, que probablemente no mereció perder, intentará remontar. Los 'dragoes' llevaban 22 encuentros sin sufrir una derrota.



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Una espectacular manita sitúa otra vez al Benfica en cuartos

Gonçalo Ramos, con un doblete y una asistencia, destacó en un equipo que encandiló a su afición y está entre los ocho mejores por segundo año seguido


Un baño en toda regla. El Benfica accedió a cuartos de final de la Champions League por segunda temporada consecutiva dando espectáculo ante un Club Brujas, una sombra del que sorprendió en la fase de grupos, arrollado por la avalancha de juego y golazos que se le vino encima en Da Luz (5-1). Gonçalo Ramos, con un doblete y una asistencia, destacó con luz propia en una gran actuación coral.

Tras el 0-2 de la ida en Bélgica, el Benfica no especuló en ningún momento con la ventaja en la eliminatoria desde el pitido inicial y aprovechó que el Brujas asumió riesgos adelantando su defensa para atacar sin parar con peligro.

El equipo de Roger Schmidt exhibió una variedad de recursos, tanto combinando como buscando el juego vertical, y un altísimo ritmo de juego que no dieron opción a los belgas. Impulsados por las bandas por la  velocidad de Alexander Bah y Alejandro Grimaldo, la omnipresencia de Joao Mario en la mediapunta y la movilidad en ataque de Rafa Silva y Gonçalo Ramos, los ´águilas' volaron y deleitaron a su afición. Nadie se acuerda en Da Luz de que Enzo Fernández se fue al Chelsea en enero tras ganar el Mundial.

Vendaval desde el inicio
Ya en el minuto 2 a Joao Mario se le anuló un gran gol de tacón tras centro de Bah debido a un fuera de juego previo de Gonçalo Ramos. El Brujas, con Ferran Jutglà en el banquillo tras recuperarse una lesión abdominal y sin su otro goleador Andreas Skov Olsen, replicó de inmediato con un cabezazo peligroso de Hans Vanaken en uno de sus contados remates en todo el partido.

Al cuarto de hora Florentino falló un gol cantado al chutar fuera con toda la portería para él y poco después el meta Bjorn Meijer evitó en la misma línea el gol de Joao Mario tras gran acción de Grimaldo.

Golazo de Rafa Silva
El Benfica era una apisonadora y el gol, inevitable. Gonçalo Ramos puso un balón en una contra y Rafa Silva hizo el resto: control. recorte, vuelta sobre sí mismo y remate con el exterior del pie derecho junto al poste (38'). Espectacular su quinto gol en la Champions.

Ya en el descuento de la primera parte, Gonçalo Ramos sentenció definitivamente, por si hacía falta, la eliminatoria tras recibir de Joao Mario, irse de dos rivales en un palmo de terreno y clavar el balón en la red.

Doblete de Gonçalo Ramos
En la segunda mitad el Benfica se divirtió y divirtió a su afición. Grimaldo, más extremo que lateral, le puso el 3-0 a Gonçalo Ramos, que marcó su tercer gol en la Champions, con una remate con la zurda de primeras (57'). Fue entonces cuando Roger Schmidt decidió dar descanso a algunos jugadores.

Absolutamente desbordado pese a saltar al campo Jutglà, el Brujas concedió un clarísimo penalti. Abakar Sylla derribó al recién entrado Gilberto en el lateral del área y Joao Mario lo transformó en el 4-0 (71').

David Neres, otro de los suplentes, se apuntó a la fiesta en el 5-0 (88') cruzando ante Simon Mignolet tras dejarle solo Joao Neves, otro hombre de refresco. El Brujas salvó el honor con otro golazo, obra del lateral Meijer con un magnífico golpeo con la zurda por toda la escuadra (87').

Otamendi, baja por tarjetas
El único lunar de una gran noche del Benfica fue la tarjeta amarilla que vio en la primera parte el central Nicolás Otamendi y le llevará a perderse la ida de cuartos de final.



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El Bayern acaba con otro proyecto del PSG

Otro fracaso más del club propiedad de Qatar, incapaz de marcar un solo gol en una eliminatoria en la que fiarlo todo a Mbappé fue un error


Lo de siempre, pero en otro escenario. Un año después de arder en el Santiago Bernabéu, el PSG sigue recogiendo sus cenizas por Europa. Demasiado Bayern para un equipo sin percha, instalado en la maldición. No es cuestión de Pochettino o de Christophe Galtier, porque tampoco antes fue culpa de Tuchel o de Ancelotti. Noche negra para Verratti, que enterró a su equipo con dos errores que propiciaron los goles de Choupo-Moting y Gnabry: 2-0.

Fiarlo todo a Mbappé fue una mezcla entre arriesgado e imprudente. Desgraciadamente no tiene mejor plan el PSG que ese, esclavo de un futbolista que amenaza con marcharse cada temporada. Messi, a años luz de lo que fue con Argentina, tampoco fue sostén de un equipo destartalado cada vez que suena la melodía continental. El Bayern es mucho más, en cualquier sentido de la expresión. Como club, como equipo y como esencia.

El PSG fue distinto al del choque de ida porque, a diferencia de entonces, esta noche orbitaba alrededor de Mbappé. Una suerte y una trampa a partes iguales. Mucho aporta el futbolista francés pero mucho condiciona también. Lo fácil era buscarle al espacio, pero estaba preparado Nagelsmann para rebatir esa estrategia. El germano estableció un marcaje al hombre para complicarle la vida a Kylian, acorralado durante demasiadas fases.

Desconectado el extremo, el PSG atacó algo huérfano sin su gran especialista aunque jugó en el Allianz Arena con personalidad. El Bayern no tuvo más remedio que matizar su propuesta, bastante menos autoritaria que en Francia. Se asomó a Donnarumma en una ocasión de Goretzka y otra de Musiala, pero no fue un vendaval ni una apisonadora. El 0-1, si acaso, le hizo más precavido ante un PSG que estuvo cerca de empatar la eliminatoria en los primeros compases.

Le faltó, sin embargo, ser más maquiavélico. Messi jugó al gato y al ratón con Sommer en una jugada embarullada en la que se impuso el arquero. El suizo pudo quedarse petrificado al protagonizar la acción más imprudente del primer tiempo. Confiado con el balón, se lo arrebató Achraf pero fue a pies equivocados. Vitinha, una sombra de lo que fue, remató con tan poca convicción que De Ligt le arrebató el 0-1 al lanzarse con el alma bajo palos.

En una eliminatoria con tan poco margen de error, regalar un gol fue un pecado. Entre tanto, el cuerpo no le aguantó Marquinhos ni media parte. Se agudizó el problema intercostal del brasileño, obligado a retirarse por un Mukiele que tampoco sobrevivió. Tras el descanso tuvo que reemplazarle Bitshiabu, también por lesión. Dos cambios obligados que amenazaron con atormentar a una zaga a la que de repente le entró el tembleque.

Era la crónica de una muerte anunciada. Lo inaudito era que fuese Verratti el que se inmolara. Sorteó el PSG el tanto de Choupo-Moting una vez por un fuera de juego posicional de Müller, aunque el Bayern no indulta ni tiene misericordia por nadie. El italiano se dejó robar una pelota en el área imperdonable, superado por Goretzka en la presión. El error, más propio de un principiante, le costó la clasificación. Choupo-Moting barrió a la red: 1-0.

Para entonces el PSG ya era un equipo desalmado. Messi ya no volvió a ser el de Qatar, pese a que la Champions le entusiasmaba casi tanto como el Mundial. Sergio Ramos, todo corazón, estuvo cerca de empatar de cabeza en dos ocasiones, pero ya era tarde para el cuadro parisino. En un contragolpe, tras otro despiste insólito de Verratti, Cancelo y Gnabry sentenciaron de muerte al PSG: 2-0. El PSG no da para más. El Bayern quiere la Champions.



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El City vuela a cuartos con una manita histórica de Haaland

El crack noruego pulverizó récords en la Champions con una actuación asombrosa al marcar cinco goles en 37 minutos ante el Leipzig


Su producción goleadora había bajado considerablemente desde el Mundial de Qatar pero Erling Haaland acabó con cualquier tipo de debate con una exhibición histórica ante el Leipizig que entra ya por de derecho propio en los anales de la Champions League.

El Manchester City está por sexta temporada consecutiva en los cuartos de final de la máxima competición europea tras endosar un 7-0 al Leipzig en el Etihad, tras el 1-1 de la ida, pero el logro, de indudable mérito, queda en anécdota ante el recital de Haaland, autor de cinco goles que igualan aquel Barça-Bayer Leverkusen de 2012 que será siempre recordado por la manita de Leo Messi.

Haaland, a sus apenas 22 años y 236 días, ya se sienta en la misma mesa que el argentino. El noruego lleva 33 goles en apenas 25 partidos de Champions y supera el récord de Leo, quien era hasta ahora el más joven en llegar a los 30.

Del 6-3 al 7-0
El Leipzig, que ya se había llevado un 6-3 del Etihad en 2021, reforzó su centro del campo al incluir Marco Rose a Kevin Kampl, pero su plan quedó hecho añicos  ante la voracidad de Haaland. Como en la ida, el City dominó por completo desde el primer minuto y puso cerco a la portería alemana sin respiro.

Janis Blaswich ya evitó el 1-0 de Haaland en el minuto 10 tras llegar a un balón largo con su endiablada velocidad. Pero el noruego no tardó en abrir el marcador al transformar un penalti decretado a instancias del VAR al contactar levemente el balón en el brazo de Benjamin Henrichs tras un cabezazo de Rodri.

Dos goles en dos minutos
Era el minuto 21 y Haaland solo necesitó dos más para lograr el 2-0 con un cabezazo picado tras rechezar el larguero un disparo desde la frontal del área de Kevin De Bruyne. El belga jugó una vez más a un gran nivel, Ilkay Gündogn también brilló con luz propia pero quedaron eclipsados por un extraterrestre.

Ni la 'liada' de Ederson, que salió bien librado de una salida suicida de su área para cortar un avance de Konrad Laimer, ni el intento de reacción del Leipzig aplacaron la sed de Haaland, que sentenció la eliminatoria en el descuento de la primera parte al empujar a la red un balón que se paseó por la línea de gol tras cabecearlo Rúben Dias contra el poste.

Otros dos en cuatro minutos
En la segunda parte Gündogan puso el 4-0 tras recortar con calidad y cruzar a la red. Fue prácticamente la única concesión a sus compañeros de Haaland, que volvió a la carga y marcó dos goles más en cuatro minutos al empujar a la red sendos rechaces de un Blaswich desesperado ante la avalancha que se le vino encima.

Haaland, máximo realizador de esta Champions con 10 goles superando a Mohamed Salah, hubiera marcado más, pero Pep Guardiola le relevó para que recibiera  la ovación de un Etihad rendido a su joven ídolo, quien remató ocho veces en los 60 minutos que jugó, todos ellos entre los tres palos.

De Bruyne redondea un 7-0 histórico
Ya en el descuento, De Bruyne tuvo su cota de protagonismo con un majestuoso golpeo con el interior que entró cerca de la escuadra. Un golazo también histórico porque igualó la mayor goleada del City en Europa. En 2019 también le endosó un 7-0 a otro equipo alemán, el Schalke, en octavos de Champions.



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