Escándalo arbitral en una nueva decepción europea del Barça

Derrota por la mínima de los azulgrana ante el Inter, que complica seriamente el camino hacia los octavos de final de la Champions


El Barça volvió a tropezar con la misma piedra y suma una nueva derrota en Europa que se suma al triste historial de las últimas temporadas. Esta vez sólo perdió por la mínima (1-0), pero cayó ante el Inter y se le complica el camino hacia los octavos de final de la Champions. Un Barça espeso no pudo con un Inter que llegaba en crisis y que resucitó a costa de los azulgrana. El equipo de Xavi no fue el de la Liga y sufrió una dolorosa derrota en Milán. Por si fuera poco, el VAR no le concedió a los azulgrana un penalti por mano en el último suspiro que parecía claro.

El Barça salió a jugar con la alineación esperada, pero no lo hizo con defensa de tres, sino con el 4-3-3 habitual. La única novedad es que el lateral profundo fue Marcos Alonso, al que Raphinha le dejaba libre el carril izquierdo para irse hacia el centro. De salida quedó claro el partido que se iba a ver, un Inter muy cerrado atrás, con nueve jugadores prácticamente en su área y Lautaro y Correa preparados para sorprender a la contra. Y el Barça, por su parte, tenía la posesión, pero era un dominio estéril, porque apenas llegaba con peligro al área italiana.

El balón era del Barça, pero las ocasiones claras del Inter. La primera la sacó en el minuto seis Ter Stegen. Fue el primer aviso de Çalhnaloglu, que en varias ocasiones buscaría el disparo lejano, una de sus mayores virtudes. Respondió el Barça con un tímido remate de cabeza de Christensen y otro en semi fallo de Lewandowski. Los azulgrana llegaban al área rival, pero no inquietaban a Onana.

El partido pudo cambiar a los 20 minutos. Desde el VAR advirtieron al colegiado de una posible mano de Eric García. La mano era clara y cuando parecía que iba a pitar penalti al Barça le salvó un fuera de juego previo de Lautaro, que invalidó el penalti posterior de Eric. Minutos después, otro fuera de juego evitó el primer gol del Inter. De nuevo a la contra, se escapó Correa y superó en el uno contra uno a Ter Stegen, pero el liniera levantó la bandera y el gol no subió al marcador. Dos sustos casi seguidos que evidenciaron que con muy poquito el Inter le podía hacer daño al Barça.

Entonces surgió la figura de Pedri, que trató de controlar el partido y dirigir el juego azulgrana. El canario protagonizó varias acciones de lujo, pero todas las jugadas del Barça acababan en las botas de Dembélé y el francés no estaba nada inspirado. Se equivocaba en la toma de decisiones y aunque tuvo ocasiones para romper al Inter, no le salía nada.

Y cuando parecía que se llegaría al descanso con empate a cero, nueva contra del Inter, transición rápida con un espectacular cambio de juego de Dimarco y después de un par de rechaces en la frontal el balón le llegó a Çalhnaloglu, que de nuevo sacó el fusil y esta vez superó a Ter Stegen. Disparo durísimo ajustado al poste que se coló en la portería y provocó el delirio en San Siro.

La segunda parte no empezó mejor para el Barça. Seguían espesos los azulgrana, el Inter se empezó a creer que podía ganar el partido e Inzaghi, oliendo sangre, sacó al campo a Dzeko y mantuvo a Lautaro. Los italianos querían el 2-0 para dejar aún más KO a un Barça cada vez más irreconocible. Por si fuera poco, Christensen se lesionó y fue sustituido por Piqué.

Y cuando peor pintaba el partido para los azulgrana llegó la primera ocasión clara, un remate al palo de Dembélé tras un buen pase de Gavi. El francés, que en la segunda parte estaba jugando por la izquierda, sí ejecutó bien esta vez pero entre Onana y el palo evitaron que marcara el gol del empate.

En busca de la reacción, Xavi movió el banquillo. Entró Ansu por un Raphinha que no había hecho nada y Balde ocupó la plaza de Marcos Alonso. En la siguiente acción, Dembélé desbordó al fin, de nuevo en la derecha, y la acción acabó con gol de Pedri, pero fue anulado tras advertir el VAR de una mano de Ansu. El colegiado lo fue a ver al monitor y anuló el gol del canario.

Entre los cambios y el gol anulado el Barça despertó y volvió a creer en sus posibilidades. Quedaban poco más de 20 minutos y los azulgrana, siempre de la mano de un inspirado Pedri y de un Dembélé más entonado, buscaban al menos un empate, que era un mal menor tal y cómo había ido el partido.

El Barça atacaba con más corazón que cabeza, mientras el Inter sacó todo el manual de pérdidas de tiempo para que se jugara lo mínimo y consumir los minutos restantes sin perder la ventaja en el marcador. El partido acabó con el Barça volcado en el área de Onana, la tuvo Busquets de cabeza y lanzaron sin éxito una infinidad de córners, pero no había manera de marcar. De nuevo apareció el VAR, aunque esta vez tampoco ayudó al Barça. Ya en el minuto 90 se revisaron unas posibles manos en el área del Inter, pero tras unos minutos de incertidumbre, el colegiado señaló que no había nada. La mano de Dumfries era clara, pero desde la sala VAR consideraron que no era penalti. Y el árbitro esta vez no la fue a revisar. Ahí murió el partido y las opciones del Barça de lograr el menos el empate. 



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El Real Madrid, de poder golear a pedir la hora ante el Shakhtar

Rodrygo y Vinicius marcaron para el Real Madrid y Zubkov para el Shakhtar


El Real Madrid ganó al Shakhtar y se acerca a los octavos de final de la Champions. Fue un triunfo en el que los blancos pudieron golear y acabaron pidiendo la hora para llevarse los tres puntos. La ‘culpa’ de eso fue la falta de acierto del equipo blanco que realizó 35 remates, 13 de ellos entre los tes palos, y sólo marcaron dos goles.

Los de Ancelotti salieron al césped dispuestos a alejar las dudas que pudieron aparecer tras el empate ante Osasuna. Los blancos fueron a por todas desde el pitido inicial ‘comiéndose’ a un Shakhtar que fue el mejor rival posible para que el Real Madrid se rearmara. El equipo ucraniano perdía balones como si no costara ante la presión blanca y ante este panorama, las ocasiones de los de Ancelotti no tardaron en llegar y con ellas, el gol. Fue Rodrygo el que marcó el 1-0 en una jugada en la que suerte se alió con el brasileño. Era el minuto 13 y el Real Madrid no bajó el ritmo y fue a por el segundo para intentar cerrar el partido ante un Shakhtar que no salía de su campo. El festival blanco era total y los de Ancelotti tuvieron ocasiones muy claras para marcar, incluida una que acabó con Bodar evitando en la línea de gol el 2-0. Un segundo tanto que finalmente llegó en el minuto 28 y fue obra de Vinicius que culminó una gran jugada entre Rodrygo y Benzema.

El Real Madrid estaba tan cómodo en el campo, veía tan fácil el triunfo que bajó el ritmo y eso le dio vida a un Shakhtar que iba apareciendo por la meta de Lunin. Y en una de esas llegadas llegó el 2-1, obra de Zubkov en el minuto 39. Un gol de media chilena que nadie se creía en el Bernabéu, empezando por Ancelotti que se mostró muy enfadado por ese gol y la relajación de sus jugadores en defensa, especialmente de los de arriba. Con ese 2-1 se llegó al descanso y la segunda mitad comenzó con el Real Madrid saliendo de nuevo a por todas en busca del gol ante un Shakhtar que esperaba su ocasión a la contra. Los blancos generaban ocasiones con facilidad, pero fue el equipo ucraniano el que pudo empatar en el minuto 53. Una contra de Mudryk no acabó en ese 2-2 porque entre Mendy y Lunin lo evitaron, pero el susto que se llevó el Bernabéu fue de órdago. El Real Madrid era incapaz de cerrar un partido que parecía encarrilado a una goleada, pero la falta de acierto de los merengues estaba llevando el duelo a instalarse en el suspense por el resultado y las pocas pero peligrosas contras ucranianas.

Los minutos iban pasando sin que los de Ancelotti llevaran la tranquilidad a las gradas con un gol. El entrenador decidió entonces quitar a Tchouaméni para poner a Camavinga y de esta manera darle más físico y verticalidad a un equipo blanco al que se le veían ciertas señales de cansancio. Mientras tanto, el Shakhtar seguía generando peligro cada vez que se acercaba al área de Lunin. Marco Asensio fue la segunda apuesta de Ancelotti para darle aire al ataque de un Real Madrid al que el Shakhtar le estaba perdiendo el respeto con el que salió al campo y veía que el empate no era imposible. De hecho, acabó con cuatro jugadores arriba en busca del 2-2. Mientras, el Real Madrid seguía sin aprovechar sus ocasiones, como Marco Asensio que vio como el poste evitó el gol en la prolongación. Al final, la sangre no llegó al río y el Real Madrid acabó ganando un partido en el que pudo golear y acabó pidiendo la hora.



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El Sevilla, con un pie fuera de la Champions

Empató en Dortmund y se complica enormemente su continuidad en la máxima competición continental


El Sevilla sumó un punto trabajado en Alemania ante el Borussia Dortmund y tiene esperanzas remotas de entrar en octavos de final, ya que debe esperar un fallo del equipo alemán en las dos jornadas que restan para cerrar la fase de grupos.

El equipo de Sampaoli, en el debut del argentino en la Champions dio una imagen esperanzadora de cara al futuro. Se adelantó con un tanto de Nianzou en una falta botada por Rakitic, pero se encontró con un tanto de Bellingham en un desajuste defensivo y hasta pudo ganar en una ocasión de Lamela que no pudo convertir ante un rival muy potente que había goleado en Nervión por 1-4 provocando la destitución de Julen Lopetegui.

El Sevilla tendrá que ganar forzosamente al Copenhague la próxima semana y esperar el fallo de los alemanes ante el City para jugarse la última carta ante los de Guardiola en suelo inglés. Si no logra entrar en esa deseada segunda plaza, buscará la tercera para disputar su torneo fetiche, la Europa League.

El entrenador argentino introdujo varios cambios en su once con respecto a su debut en la Liga ante el Athletic. Por ejemplo, Bono volvía a la portería y en ataque el danés Dolberg era sacrificado por En-Nesyri buscando más velocidad. También el argentino Acuña aparecía de inicio tras superar su lesión y Jesús Navas suplía en la derecha a su compatriota Montiel. Rakitic era otro de la vieja guardia que tenía su cuota de protagonismo en busca de dotar de mayor empaque al centro del campo. Atrás, se mantenía aunque en una zaga de tres centrales el brasileño Marcao, un jugador inédito, por una lesión, con Lopetegui.

El Sevilla salió con brío y valiente en el infierno renano. Rakitic avisó dos veces antes del cuarto de hora ante un Dortmund algo cohibido. A la tercera llegada sí acertó el equipo de Sampaoli, anotando su primer tanto fuera de casa en Europa desde hace muchísimos meses. Rakitic lanzó una falta al corazón del área y Nianzou conectó un cabezazo casi desde la frontal que sorprendió a Kobel, que volvía a la portería del equipo alemán tras ser baja hace seis días en Sevilla. El tanto significaba la inyección de moral que pedía Sampaoli para sus tropas. Eran los mejores minutos de los blancos, aunque no tardaría en empezar a retroceder metros, sobre todo por la inseguridad que transmitía Bono en la salida de balón y la presión que ejercía la primera línea del equipo de Edin Terzic. Tuvo un par de sustos la zaga visitante, aunque ningun acercamiento claro, antes del empate, obra de Bellingham en un desajuste defensivo que abrió un hueco en el costado izquierdo de la zaga sevillista por el que penetró Meunier.

Con ese 1-1 se llegó al descanso y a partir de ahí el Sevilla quiso ser práctico. Juntó líneas para evitar las transiciones con las que tanto sufría esta plantilla y logró que el Dortmund no estuviera cómodo. Incluso el equipo andaluz pudo llevarse el gato al agua en alguna de las ocasiones de las que dispuso, Sobre todo fue un córner en el que Lamela no fue capaz de rematar delante de Kobel cuando Nianzou logró conectar con la cabeza-

Sampaoli ordenó a sus jugadores no perder el sitio y prácticamente no sufrió con el empuje de los alemanes. Quitó el argentino a En-Nesyri en busca de más control y el punto se hizo bueno. Imagen positiva y un rayo de esperanza para el futuro.



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El Atlético no vence su 'final' y se 'desbruja' en la Champions

El equipo colchonero está al borde del KO en la Champions y necesitará de terceros resultados.


Explicó Diego Simeone, tras el partido del Girona del pasado fin de semana, que hay partidos que hay días que toca ganar, con independencia del cómo. Y el choque de este miércoles en el Metropolitano se movía en ese parámetro. El de la necesidad, la urgencia. En el ecuador de la fase de grupos de la Champions, con dos derrotas y una única victoria, el Atlético precisaba ganar sí o sí a un Brujas que se merece todo lo bueno que le pase.

Lo visto en el Metropolitano debe hacer reflexionar a todos. Porque el Atlético no fue capaz de sacar adelante la final, no pudo marcarle gol alguno al Brujas ni en Bélgica ni en Madrid. Con 39 remates, 20 en en el Jan Breydel y otros 19 en la capital de España. Que el Atlético no marcase un gol o que no ganase este partido en su estadio fue auténticamente ‘cosa de Brujas’. Pero ya decimos que lo visto debería hacer reflexionar al equipo rojiblanco. Porque la misma actitud proactiva y ofensiva que se le vio en la tarde-noche de este 12 de octubre, habría sido suficiente para haber sacar algo en Leverkusen y Brujas, y evitar estar al borde de la eliminación. Para estar en octavos, el equipo de Simeone va necesitar realmente magia arcana. Con este resultado, el Atlético se desbruja de la Champions, se desmorona para los que no entiendan la palabra.

La verdad es que es reconfortante que en esta Champions League de sorteos calcados año tras año, a cuentas de las rígidas normas de emparejamiento y los insondables designios de los ordenadores de la UEFA, aparezcan equipos como el Brujas. Con un presupuesto a años luz de los gigantes de la competición, pero con un sentido de equipo y una capacidad casi premonitoria para firmar jugadores con no tanto nombre, pero que demuestran jerarquía en la mejor competición de clubs del mundo.

Un buen trabajo de base que nos devuelve un poco la fe en una competición como la Liga de Campeones, que lleva años perdiendo la esencia de la Copa de Europa, que cada año que pasa deja menos espacio a las sorpresas, a la aparición de invitados no esperados en el club de los jeques y los ricos de Europa. Qué nostalgia de aquellos torneos en los que un equipo plagado de talento como el Estrella Roja o ese Borussia Dortmund que no es el de ahora, por ejemplo, ponían patas arriba todo.

El cuadro belga demostró por qué llegó al Metropolitano como merecido y sorprendente líder del Grupo B. Y en vez de atrincherarse para rascar ese punto más que le acercase a una histórica clasificación a octavos de final, quiso jugar sus cartas. Sí, protegido en defensa, pero sin renunciar a repetir lo que hizo en Oporto hace unas semanas. Dos sustos iniciales, sobre todo un disparo de Jutglà que no acabó en gol de milagro, para certificarlo.

Pero era la tarde-noche del Atlético la verdad. La necesidad se convirtió en responsabilidad y compromiso. Los de Simeone salieron enchufados, acumulando ocasiones muy peligrosas. Un disparo de Griezmann sobre Mignolet, un remate en forma de obús a un centro increíble de Saúl… pero sobre todo una de Correa en la que el argentino bailó un tango en el balcón del área, para asociarse primero con Griezmann, luego con Koke, y cruzar pegado al palo. La primera parte dejó también un gol correctamente anulado a Saúl, porque el pase de Correa se había beneficiado de una situación previa de fuera de juego del argentino.

Lo más preocupante en este momento quizás era la acumulación de ocasiones sin premio. El Atlético ganaba bien la espalda a la defensa flamenca, alternando cambios de juego, con acciones en corto por el centro. Como la que en el 35’ desperdiciaba Griezmann. Un pase profundo que botaba, el francés la pegaba a media vuelta, demasiado alto. En Brujas ya le sucedió -20 remates para no marcar- o en Sevilla -otros 20 para un único gol-. Los futbolistas del Atlético afirmaban haber detectado el problema -ya saben, el asunto de la contundencia tan manoseado en el discurso Cholista-.

EL VAR DA UNA VIDA EXTRA AL ATLÉTICO
Con esos ingredientes en el puchero del Brujas, se corría el riesgo de dejarse al albur de un accidente. Y al borde del descanso, estuvo a punto de producirse. Un saque de esquina propio del Atlético, sorpréndanse, se convertía, obra y gracia de un malísimo centro, en una contra que terminaba en penalti a favor del cuadro belga. La fulgurante contra del equipo flamenco acababa con un derribo de Molina a Buchanan. Penalti y tragedia griega en el Metropolitano. En esas que aparecía el VAR para ver lo que nadie había visto, que era el canadiense el que había pisado al argentino y no al revés. Una rectificación que habría sido imposible sin esta tecnología tan denostada.

El segundo acto comenzó de la misma forma, con el Atlético martilleando al cuadro belga, sin dar con la tecla. Gol anulado a Correa por aprovecharse de su situación en fuera de juego tras recoger un rechace de Mignolet a un potente tiro de Griezmann, de nuevo los dos protagonistas en una vaselina que casi le sale al galo ante una salida del francés…

El Atlético arriesgaba cada vez más, adelantaba líneas cada vez más. Y eso era un escenario en el que el Brujas se sentía cómodo para lanzar contras que terminaban en disparos peligrosos como uno de Jutglá. Simeone metía en el campo a Carrasco, De Paul y Morata para intentar dar con ese último pasito que se le resistía al equipo rojiblanco en su acumulación de buenas ocasiones.

Ya decimos que el equipo belga sabe lo que hace, muy trabajado. Y cuando la urgencia arreciaba para los rojiblancos, el Brujas hacía otra de las cosas que tan bien ha hecho en esta edición de la Champions, defender. No era casualidad que los de Carl Hoefkens llegasen a este partido sin haber encajado gol alguno en los tres primeros partidos de la fase de grupos. Y esa apuesta se reforzó desde los cambios, al retirar a Jutglà para meter a Balanta en ese tercio final.

Una circunstancia que se acentuó cuando el Atlético jugó los últimos diez minutos en superioridad numérica tras la tontería de Sowah, que vio la segunda amarilla por alejar el balón para perder tiempo, cuando ya tenía una cartulina desde la primera mitad.

En todo ese tiempo, más de 20 minutos, apenas dos ocasiones, eso sí, clarísimas. Una con un remate a bocajarro de Morata que Mignolet sacaba literalmente con la cara. Y otra con un remate a de Cunha a tres metros, que el meta sacó con la rodilla. Cosa de Brujas.



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El Real Madrid ya conoce la derrota

Los blancos perdieron en Leipzig y se jugará ante el Celtic acabar como primero de grupo


El Real Madrid sumó su primera derrota de la temporada. Un KO más que merecido porque los blancos jugaron un mal partido ante un Leipzig más motivado y que se jugará ante el Shakhtar estar en octavos. El equipo blanco, por su parte, desperdició la ocasión de acabar como primero de grupo y lo deberá certificar ante el Celtic en el Bernabéu el 2 de noviembre.

El Real Madrid saltó al césped con hasta cinco caras nuevas para afrontar un duelo en el que el Leipzig salió a pasar por encima de los blancos. Eso le sorprendió a los de Ancelotti que en la primera media hora del partido estaba aún en el hotel de Leipzig. No dieron una a derechas, sin intensidad, fallando pases como si no costara e impotentes para frenar el vendaval alemán. Con este panorama. lo lógico era que llegara el 1-0 y lo hizo en el minuto 13, obra de Gvardiol que tras una gran parada de Courtois, aprovechó la pasividad de los jugadores del Real Madrid para marcar.

El Leipzig no bajó el ritmo y pudo marcar hasta dos goles más, pero Courtois lo evitó con una parada y una salida, mala, pero molestó lo suficiente a Nkunku para que fallara un remate con la portería vacía. A la tercera, el Leipzig no falló y puso el 2-0 en el marcador en el minuto 18, obra de Nkunku, aprovechando el enésimo error del Real Madrid al sacar un balón desde atrás.

El Real Madrid era un pelele en manos de un Leipzig mejor en todos los aspectos. Ancelotti decidió que Rüdiger dejara el lateral y que lo ocupara Nacho, que hasta entonces, formaba pareja con Militao. Esa variación mejoró al Real Madrid atrás y a partir de ahí, el equipo blanco comenzó a tener más el balón con lo que ya no sufría tanto. Eso sí. en cuando perdían un esférico, el Leipzig se iba al ataque como una manada de lobos a por una presa. El Real Madrid era consciente de eso e intentó minimizar riesgos. Los de Ancelotti igualaron el partido o, al menos, vivían más tranquilos y comenzaron a llegar a la meta del Leipizig rondando el gol. Y llegó ese 2-1. Jugada por la banda de Marco Asensio que puso el balón en el área donde cabeceó Vinicius para poner ese 2-1 en el minuto 44. Así se llegó al descanso de una de las peores primeras partes del Real Madrid en los últimos tiempos.

Tras el descanso, los dos equipos siguieron igual que en recta final del primer acto. El Real Madrid, intentado tener el balón para no correr riesgos y el Leipzig, buscando el error de los blancos para volver a marcar. Así iban pasando los minutos sin que ninguno de los dos conjuntos tuviese ocasiones claras para marcar. En ese escenario, le llegó el turno a los entrenadores para cambiar algo. Ancelotti decidió poner a Alaba y Carvajal y Rose, a Werner, Olmo. Uno, para darle aire a las bandas y otro, para refrescar el ataque.

El encuentro entró en una fase de ida y vuelta y donde los centrocampistas poco menos que estaban de adorno. Viendo eso, Ancelotti decidió quitar a Kroos y dar entrada a Hazard. Vinicius tuvo el gol del empate del Real Madrid, pero el que acertó fue Werner que puso el 3-1 al culminar una contra alemana. Era el minuto 81 y el Real Madrid tuvo su canto de cisne en la prolongación.

Penalti sobre Rodrygo en el minuto 93 que él mismo transformó para poner el 3-2 con el que acabó el partido. El equipo blanco sumó su primera derrota de la temporada. Ahora, deberá ganar al Celtic en el Bernabéu para acabar primero de grupo.



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