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El Madrid arranca con triunfo pero pierde a Benzema

El equipo de Ancelotti resuelve un partido complicado ante el Celtic en la segunda parte gracias a los goles de Vinicius, Modric y Hazard pero el francés tuvo que ser cambiado por una lesión de rodilla


El Real Madrid arrancó su defensa del título de Champions con un trabajado triunfo ante un revoltoso Celtic pero la victoria quedó ensombrecida por las lesiones de Benzema y de Eder Militao. Especialmente preocupantes fueron los gestos del francés, dolorido en la rodilla, y cuya ausencia puede tener consecuencias muy negativas para los de Ancelotti. Pero el Madrid tiene recursos de sobra, al menos para rendir al Celtic, y le bastó con su versión más eficaz y la inspiración de Vinicius, Modric, Kroos y un renacido Hazard.

Carlo Ancelotti apostó en Glasgow por un once titularísimo, tanto es así que el único cambio en la alineación respecto a la final de la Champions fue Tchouaméni por el traspasado Casemiro.

El Celtic salió a todo tren y sin complejos, dispuesto a morder al Madrid arriba y con la intención de verticalizar a la mínima ocasión. El equipo de blanco, más contemplativo, aceptó con naturalidad el toma y daca, consciente de que en cuanto amainara el primer arreón Kroos y Modric tomarían los mandos.

Pero lejos de aflojar, el Celtic subió una marcha más y ahogó a un Madrid incapaz de superar la presión local. En el peor momento de los blancos, un disparo de McGregor se estrelló en la cruceta. El aviso no fue lo peor para el Madrid, que pocos minutos después vio cómo Benzema pedía el cambio por un problema en la rodilla tras chocar con un rival.

A la espera de conocer el diagnóstico, la lesión puede tener un efecto devastador para un Madrid que no tiene sustituto natural en la plantilla para su mejor futbolista. Todas las alarmas encendidas en las filas del equipo de Carlo Ancelotti.

Eden Hazard, elegido por Ancelotti como falso nueve en lugar de Rodrygo, entró algo frío pero fue a más y acabó participando en los dos primeros goles y marcando el 0-3. Por entonces el Madrid ya estaba algo mejorado, más protagonista con el balón porque Kroos, Valverde y Modric dieron un paso al frente para adueñarse de los últimos compases del primer tiempo. Precisamente el uruguayo, el belga y Vinicius, que desperdició un mano a mano muy claro, gozaron de las mejores ocasiones blancas, pero el Madrid tenía la pólvora mojada y escasa presencia en el área de Hart.

Como a perro flaco todo son pulgas, la segunda parte amaneció con otra pésima noticia para el Madrid pues Militao, supuestamente con problemas físicos, tuvo que ser cambiado en el entretiempo por Rüdiger. Daizen, otro recién ingresado en el terreno de juego, tuvo la mejor oportunidad del Celtic pero erró un remate muy sencillo en las narices de Courtois.

El aviso sirvió de acicate al Madrid, dispuesto a recuperar el control a partir de sus centrocampistas. Sin embargo, la falta de profundidad y sobre todo de Benzema fue un hándicap para los de Carlo Ancelotti.

Pero en las malas emergió el salvador del Madrid, Vinicius, letal al aprovechar una gran contra montada entre Courtois, Hazard y Valverde, que asistió al brasileño con un centro preciso percutiendo por la orilla derecha (55’). Sin tiempo para que el Celtic digiriera el mazazo del 0-1, Hazard rescató un balón en la medular, cambió de ritmo y encontró a Modric, que tras un rebote, definió de exterior. En cuatro minutos, el sombrío panorama tornó en paraíso para el Madrid, que encontró los espacios que quiso para castigar a un Celtic desfondado.

Hasta Hazard tuvo tiempo de sumarse a la fiesta estrenándose en la temporada al culminar una jugada de escuadra y cartabón de Kroos y Carvajal. La resurrección temporal del belga no es una noticia menor para un Madrid que a lo mejor tiene que sobrevivir sin Benzema las próximas semanas.



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El Barcelona y Lewandowski aceptan el desafío europeo

El conjunto barcelonista aplasta al Viktoria en su regreso a la Champions y lanzan un mensaje muy claro: el Barça está volviendo


Brutal regreso del Barcelona a la Champions después de su destierro en la Europa League. La actuación colectiva azulgrana, colectiva pero con una locomotora llamada Lewandowski, que se marcó un ‘hat trick’, fue brillante, tanto como reivindicativa. El Barcelona fue un rodillo que pasó por encima de un Viktoria invicto casi un año y al que se suponía una solidez defensiva que el delantero polaco derribó como un ariete descomunal. El equipo de Xavi, aclamado en el tramo final, dominó en estático, fue letal en transiciones, defendió con fiereza para recuperar balones cerca del área rival, tuvo acierto en el remate (la goleada habría sido de escándalo de no ser por el portero visitante) y rara vez perdió la concentración. Al triple de Lewandowski, que recoge el guante lanzado por Haaland la víspera, se sumaron los goles de Kessie, que abría la lata, y Ferran Torres.

Raphinha, Sergio Busquets, Gavi, Balde, Eric y Araujo no fueron titulares. Xavi introdujo rotaciones para hacer uso de la excelente plantilla de que dispone esta temporada. Alba volvió al lateral zurdo y Piqué jugó en la segunda parte. Ansu y Kessie jugaron sus primeros partidos como titulares y tuvieron minutos Memphis y Pablo Torre. La mejor noticia es que el equipo no notó tantos cambios. El Barcelona protagonizó una gran ‘rentrée’ en la Champions, con mucha circulación de pelota y movimientos para abrir el muro checo y, sobre todo, con una extraordinaria disciplina en la presión y en la recuperación de balones arriba que evitaban que el Viktoria sacase la cabeza. Lo hizo en cuanto el Barcelona se relajó un poco.

Ante un rival que salió con una línea de cinco defensas y, por delante, un segundo muro de cuatro jugadores, con vigilancias asignadas en la media, el conjunto azulgrana (debutó en la Champions con su primer uniforme, lo que es de agradecer) encerró a su opinente desde el primer momento. Las llegadas, con subidas valientes en el lateral derecho de Sergi Roberto, a quien el meta incluso detuvo un chut bien entrado el primer tiempo, antes de ser sustituido, y los pases interiores intentando abrir alguna grieta en la zaga checa merodearon desde el principio.

Volaba el Barcelona hacia el gol, que llegó de córner y con nueva asistencia de Koundé. Dembélé, que fue Dembélé en estado puro, con algunas pérdidas que generaron intentos de contra del Viktoria pero que fue un torbellino y participó en los goles, sacó el córner, Koundé se impuso a los defensas para tocar con la cabeza y Kessié, que llegaba desde la segunda línea, remató también de cabeza.

Otra cosa fue el tándem Pedri-Lewandowski. Se entienden a la perfección, como ya habían acreditado en el Gamper, y su conexión electrocutó al Viktoria. La primera acción entre ambos fue una galopada del canario desde su campo con pase interior al polaco que se le marchó un poco; la segunda chispa que crearon fue la del 2-1: recuperación de Pedri después de una imprecisión suya, pase a Lewandowski y control, amago y remate espectacular del delantero. Poco después, otra combinación entre ambos desembocó en pase sensacional de tacón de ‘Lewi’ a Pedri, cuyo remate no fue gol por la acción del portero.

Lewandowski, brutal

También Ansu, titular en la rotación de Raphinha, quería sumarse a la fiesta y lo probó por la izquierda, pero el primer acto finalizó con otra acción de un Dembélé eléctrico que recuperó un balón que le habá escapado, volvió loca a la defensa y lanzó un pase milimétrico para que Lewandowski cabecease al fondo de las mallas. Otro golazo que devolvía la justicia al marcador después de que el Viktoria aprovechase el único despiste defensivo de la primera parte para soñar con dar la sorpresa.

Instintivamente, el Barcelona había levantado el pie del acelerador después del 2-0 y el conjunto checo aprovechó la relajación que provocó una internada por la izquierda, con Sergi Roberto cazado fuera de posición y con cierta dejadez de Christensen tras un primer rechace, con centro final y remate a gol de Sykora, al que vigilaba Alba. Poco antes, el VAR había abortado lo que pudo ser una gran injusticia: el árbitro ya tenía la roja para expulsar a Christensen tras pitar penalti por derribo a Mosquera, que sin embargo había dado un codazo previo clamoroso al central danés. El VAR lo aclaró.

Antes del descanso marcó Lewandowski y el Barcelona pudo afrontar la segunda mitad sin agobios, sin urgencias pero sin relax y con la voluntad de mandar un mensaje muy directo a la Champions: el Barcelona está volviendo. Y con Lewandowski dispuesto a mantener el desafío goleador de Haaland en la competición europea.

Fueron Dembélé, con acciones eléctricas que buscaban romper la muralla visitante, y Pedri, con un disparo desde fuera del área que salió fuera poco poco, quienes hicieron que el ritmo subiese en la segunda mitad, tras una fase en la que había decrecido un poco. Algo que Xavi no quiere que ocurra, porque estas lagunas se pagan caras: justo antes de ser sustituido, Chory perdonó tras acción de Mosquera por la izquierda.

Otra vez Lewandowski encendió el Camp Nou: combinó en la frontal con Ferran y lanzó un trallazo ajustado al palo, imparable para el portero Stanek, lo mejorcito del Viktoria pese a la goleada, que tampoco pudo detener el quinto, de Ferran con una volea impresionante a centro impresionante de Dembélé. ‘Hat trick’ de Lewandowski en su debut europeo con el Barcelona.

El Barcelona vuelve a pisar con determinación en la Champions y lanzó un aviso para Europa, para el Bayern y para todos los favoritos. Es la mejor noticia de la noche europea, con un Camp Nou entregado y en plena comunión con el equipo, como en las grandes noches europeas.

FICHA TÉCNICA

FC BARCELONA: Ter Stegen (2); Sergi Roberto (3) (Piqué (3), 46’), Christensen (2), Koundé (3), Jordi Alba (2); Kessie (3) (Pablo Torre (2), 80’), Frenkie de Jong (3), Pedri (4) (Gavi (2), 75’); Dembélé (4) (Memphis (2), 75’), Lewandowski (4), Ansu Fati (2) (Ferran (3), 65’)

VIXTORIA PLZEN: Stanek (3); Havel (2), Hejda (2), Pernica (2), Jemelka (2) (Holik (s.c.), 86’); Kalvach (1), Bucha (1); Sykora (1) (Pilar (1), 79’), Vlkanova (1) (Cermak (1); 79’), Mosquera (3) (Jirka (1), 79’); Chory (1) (Bassey (2), 65’)

GOLES: 1-0, Kessie (13’); Lewandowski (34’); 2-1, Sikora (44’); 3-1, Lewandowski (45+2’); 4-1, Lewandowski (67’); 5-1, Ferran (71’)

ÁRBITRO: Lawrence Visser, Bélgica. Tarjetas a Pernica (4’), Mosquera (26’), Chory (55’), Jemelka (62’)

Espectadores: 77.411 en el Spotify Camp Nou.

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El Bayer castiga a un timorato Atlético y le genera un 'dolor de cabeza' en el grupo

El Atlético de Madrid visitó al Bayer Leverkusen en la segunda jornada de la Champions League.


En el hogar de la famosa ‘Aspirina’, el Atlético de Madrid y el Bayer firmaron un partido que en dos tercios fue de ‘eso mismo’. Si provocó dolor de cabeza fue por la espesura del choque, por la cautela de los dos equipos, especialmente del equipo de Simeone. El partido no rompió hasta el minuto 63’ que curiosamente fue cuando entraron Griezmann y Carrasco. Y cuando más cerca parecía el equipo de Simeone de llevarse el partido, fue cuando lo acabó perdiendo por culpa de un cambio alemán, el de Frimpong.

A partir de ahí sí, un carrusel de ocasiones y un fútbol que todo el mundo habría agradecido ver en el resto del partido. Antes de eso, un choque narcótico con un solo remate a puerta en los primeros 45 minutos.

Derrota merecida se podría decir por lo visto. Frustrante para el Atlético en realidad, porque se esperaba una mejor versión, algo más parecido a lo que se vio en la recta final del choque y no tanto lo de los primeros dos tercios, con un equipo rojiblanco muy contemplativo, empeñado sobre todo en no arriesgar. Y contempló tanto que cuando quiso despertar se había encontrado con un 2-0 en dos contras velocísimas del equipo alemán. El ‘abc’ del fútbol de este equipo, al que el Atlético resucitó. Llegaba con una victoria en ocho partidos, eliminado de Copa por un Tercera, y salió revitalizado y renacido gracias al gris partido de los colchoneros. Un resultado que vuelve a meter en problemas al Atlético en el grupo, puesto que abre el escenario a que cualquier cosa pueda pasar.

El Atlético de Madrid se presentó en Alemania con una defensa un tanto de circunstancias, con Felipe y Hermoso, flanqueando a Witsel. En el caso del brasileño, sin que hubiese jugado minuto alguno aún en este curso. Y con Ivo Grbic en la portería porque Jan Oblak no estaba en condiciones.

La primera de peligro llegó del lado alemán, una incursión de Hincapié, con un caño incluido a Nahuel Molina, que acababa con un centro peligroso al que primero se adelantaba Hermoso y que seguía con un disparo alto de Andrich.

El arranque de partido dejó a un Atlético con poca posesión de balón y menos ocasiones aún, pero sí con una jugada con un desenlace sorprendente. Un centro al área terminaba con una mano clamorosa de Tapsoba. El central sacaba el brazo claramente, pero el cuerpo arbitral inglés que revisaba la acción en el VAR entendía que no había infracción. Sorprendente, ya decimos, porque de cada cien partidos posiblemente en 99 de ellos habría sido penalti. A los desastres arbitrales que el Atlético tiene que soportar en LaLiga deberá sumar también estas cosas en Europa.

El Atlético no tuvo una ocasión que llevarse a la boca hasta a la media hora, un saque rápido de una falta terminaba con un saque rápido a Hermoso, que como si fuese un lateral izquierdo se metía en el área, la ponía en el pico del área pequeña donde Felipe intentaba el remate. El brasileño la tocaba pero no podía poner el interior del pie para dirigirla a portería.

Que la mejor ocasión de los de Simeone en el primer acto la protagonizaran dos de los tres centrales del equipo ilustra a la perfección qué dejó en lo ofensivo el Atlético. Y que el primer disparo a puerta de todo el partido, un disparo de Diaby, llegase en el 44, aclara qué primera parte dejaron los dos equipos. De dolor de cabeza, de aspirina. O de eso, directamente.

El interludio dejó un cambio en las filas del Atlético, algo que viene siendo habitual ya en muchos partidos, porque el propio Simeone reconoce que está en una ‘búsqueda’. Y eso implica pruebas, movimiento, riesgos como el entrenador defiende.

En este arranque de la segunda mitad, el Bayer tenía la más clara del partido hasta entonces. Una acción mal medida por Felipe permitía un pase en profundidad a Schick, que enviaba el balón al larguero ante la salida de un Grbic que rozaba el balón lo justo para ello. En el rechace, Hlozek cabeceaba el balón al poste. Increíble de lo que se había salvado el equipo de Simeone.

El cuadro alemán salía con más energía que el cuadro colchonero, al que le costaba muchísimo generar en lo ofensivo. De nuevo, Simeone movía fichas, sacaba del campo a Reinildo y Molina, para meter a Griezmann y Carrasco, con la idea de tener más profundidad en ataque con el belga y más clarividencia en el último cuarto a través del francés.

Un cambio clave para poder ver un Atlético más penetrante y con más balón. Y comenzaba a acumular ocasiones. Primero un disparo de Joao a la media vuelta, luego De Paul con un tiro con el interior del pie muy parecido al que le dio el gol ante el Celta…

Seoane veía que perdía el control del partido y metía en el campo a Frimpong para colocarlo de extremo. Un partido que se encontraba en el filo en ese momento. Y el Bayer estaba a punto de hacer el 1-0 tras una jugada extrañísima en la que Schick se llevaba dos rebotes hasta quedarse en disposición de fusilar a Grbic, momento en el que aparecía Felipe, como un ángel, parta tocar el balón y evitar el tanto.

Un cambio el de Frimpong que acabaría por ser clave porque con su velocidad decantó el choque. Una internada en el 83’, en el que se giraba sobre la marca de Hermoso, ponía el balón en el punto de penalti, donde Andrich la pegaba al palo más lejano para el 1-0. Una acción que fue precedida por el otro zarpazo germano. Otra contra, de nuevo con la velocidad endiablada de Frimpong, que ponía el balón raso al palo más alejado donde aparecía Diaby para batir por bajo a Grbic.



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Un punto que sabe a poco para el Sevilla en Copenhague

El equipo de Lopetegui dominó sin mucha profundidad a un fuerte rival y se jugará el futuro en la Champions ante el Dortmund


El Sevilla empató sin goles en Copenhague para tomar buenas sensaciones y empezar a crecer después del feísimo estreno que tuvo en la primera jornada en su durísimo grupo de Champions. Ese 0-4 frente al Manchester City instaló la crisis en Nervión y puso en el disparadero a Julen Lopetegui, quien sin embargo con su triunfo en el RCDE Stadium ante el Espanyol y la imagen de seriedad mostrada en Dinamarca apacigua los ánimos y los nervios ante una posible decisión sobre su continuidad que se debatió en el club en una semana muy tensa.

El empate no es el mejor resultado después de no haber sumado en la primera jornada, pero está claro que su futuro en el torneo se lo jugará el Sevilla ante el Borussia Dortmund, que cayó en Manchester y con el que se verá las caras en los dos próximos partidos, el primero en el Sánchez Pizjuán.

El Sevilla dominó a un rival fuerte en su estadio, por fases lo encerró en su área, pero le faltó profundidad y claridad en los metros finales. Para sumar también en confianza, los de Lopetegui cerraron su primer partido de la temporada sin encajar un gol.

De salida, el técnico vasco volvió a confiar en su once en los dos chavales con los que sorprendió ante el Espanyol, José Ángel Carmona y Kike Salas, siendo de nuevo el bigoleador en Cornellà el que más animó el ataque de los andaluces, que salieron con Dmitrovic en lugar de Bono en la portería. Fue un inicio dominador, con un Isco moviendo los hilos y un Carmona percutiendo por la derecha, aunque al Sevilla le faltaba la tranquilidad necesaria para ganar en profundidad y llegada.

La primera llegada de Carmona fue a los 7 minutos en una acción que pudo acabar en penalti por manos de Khristensen, y luego Rakitic tuvo un disparo alto, pero la más clara la tuvo En-Nesyri en el 23 en un mano a mano algo escorado con el meta danés en el que no se atrevió a rematar con su pierna mala, la derecha. Eran los mejores minutos del Sevilla, que a la media hora fue cediendo terreno a un Copenhague limitado técnicamente pero que empuja en su campo y que es un equipo muy físico. Khristensen aprovechó una descoordinación defensiva en la banda de Carmona para plantarse solo ante Dmitrovic, pero su remate franco se fue muy alto.

Fue el primer aviso de los locales, que con una falta frontal de Vavro que paró el meta serbio cerró su nómina de ocasiones antes del descanso y casi para todo el partido. Porque en la segunda mitad, liderado por un gran Isco, el Sevilla intensificó su dominio y pisó más el campo rival. Carmona tuvo un buen remate en un córner y un disparo flojo del malagueño fue otra buena ocasión en los mejores minutos de los andaluces, con una acción en la que Isco y Lamela casi se meten juntos en la portería con el balón. Con el danés Dolberg ya en el campo, el Sevilla quiso ser más práctico y buscar el balón aéreo y la segunda jugada, pero sobre todo minimizar riesgos en zonas peligrosas, algo que consiguió.

El punto no es lo que buscaba el Sevilla en Dinamarca, pero es un buen comienzo y, por la imagen ofrecida, la constatación de que Lopetegui, tras las dudas iniciales, comienza a ensamblar el bloque. Eso sí, el futuro en la Champions se lo jugará ante el Dortmund, curiosamente su verdugo con Haaland hace dos años.



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