El Atlético roza la heroicidad en medio de la locura

- El plan de Simeone saltó por los aires a los siete minutos con el gol de Salah y dio comienzo a un asedio sin piedad del equipo inglés que acabó con un 0-2 antes del cuarto de hora.
 - El Atlético reaccionó, comenzó a tener más el balón y a generar ocasiones.
 - Griezmann ponía el 1-2 y el 2-2 para certificar varias buenas ocasiones del Atlético.
 - Una discutible roja a Griezmann en la segunda mitad cambió la inercia del partido.
 - Hermoso regaló un innecesario penalti que fue trasformado por Salah.


Jurgen Klopp, entrenador del Liverpool, dijo en la previa del choque que “si no se es valiente ante el Atlético te acaba mordiendo”. Pero lo que no supo ver es que si el Atlético es valiente, también tiene talento para amargarte la vida. Y quizás sea eso lo mejor de este equipo rojiblanco de Simeone, que es un equipo que no se encorseta en el sacro santo paradigma del estilo. Su estilo es ganar. Y en esa búsqueda ha ido mutando en estos años, con algunas señas de identidad comunes, pero con una riqueza táctica y futbolística que pocos equipos tienen. Porque ustedes dirán qué diablos tiene que ver el Atlético que ganó la primera Europa League, con el de LaLiga 13/14 y el actual. Simeone se lamentaba recientemente de que es una falta de respeto hacer una análisis del Atlético obviando esta evolución y echando mano a aquel estilo que en algún momento pudo tener.

Una realidad que se vio comprimida en un apasionante partido de fútbol como el que se vivió en el Wanda Metropolitano, con un Atlético que supo evolucionar, reinventarse y quitarse de encima un miedo que pudo costarle una goleada. Y todo ello para no sólo plantarle cara a todo un Liverpool, sino incluso para ser mejor hasta que el colegiado echó a Griezmann de manera injusta. Como injusta fue la derrota a todas luces. Qué cosas, Klopp, siempre tan presto para plañir cuando pierde ante un rival al que considera inferior, se acabó llevando el triunfo  que no se ganó sobre el campo. Esta vez no habrá declaraciones ni críticas. 

La primera fase del partido dejó el guión que se preveía, ése que cortocircuita la concepción del fútbol de Klopp en el que su equipo tenía mucha más posesión, y el Atlético se defendía con todo. En la eliminatoria de hace dos años, esa fórmula le sirvió al equipo rojiblanco para eliminar a la que por entonces pasaba por ser la máquina perfecta del fútbol europeo. En el partido de la fase de grupos de este curso, la fórmula aguantó siete minutos. Al cuarto de hora, el Liverpool llevaba un 80% de posesión y salía como alma que lleva el diablo cada vez que robaba el balón.

Era la idea que trabajó el Atlético, protegerse, salir rápido y mover el balón con la suficiente velocidad para que la presión de los de Klopp no fuese tan efectiva. Como estrategia ‘a priori’ estaba muy bien, pero sobre el terreno de juego no había nada de lo que se había preparado.

Siete minutos fueron los que Salah tardó en recuperar un balonazo que no iba a ningún lado, abrirse hacia el centro para quitarse primero a Carrasco, luego a Lemar y por último a Koke, pegarla rasa para que Milner desviase lo justo para batir a Oblak. Es lo que tiene contar con jugadores netamente ofensivos como el belga jugando de carrilero, o que otro jugador talentoso como Lemar sea el que tenga que ayudar en esas labores. Ese dibujo te da mucho en ataque pero también hay que ser consciente de que te lo quita en defensa.

El rodillo inglés seguía inmisericorde, con el Atlético amedrentado y agazapado en su portería. Y en esas circunstancias no podía pasar sino lo que acabaría pasado pocos minutos después. Un mal despeje de Felipe se convertía en una volea de Keita desde fuera del área que se colaba. No iba ni cuarto de hora y el asunto apuntaba a goleada.

En el fondo fue lo mejor que le pudo pasar al equipo de Simeone. Porque si efectivamente es un equipo plagado de talento, mejor usarlo. Era el momento clave del partido. Si el Atlético no cambiaba estaba abocado a ser una mera víctima. Lo entendieron los jugadores rojiblancos, que dieron un paso adelante, empezaron a tener más el balón y comenzaron a acercarse a la meta de Alisson a través de los Joao Félix, Koke, Lemar, De Paul, etc.

Y fruto de ello llegaría el 1-2 tras un disparo de Koke al interior del área que tocó Griezmann y sobre todo una posterior gran oportunidad en la que De Paul puso un balón de 30 metros para dejar solo al francés en un mano a mano con el meta visitante. Ahí, el brasileño le ganó la partida pero la jugada dejó claro por qué Simeone apostó por el argentino en la medular. Tardó cinco segundos en robarle el balón a Mané y armar un pase que era medio gol.

E insistió e insistió el equipo rojiblanco hasta que poco después, Joao Félix gambeteó con cuatro jugadores del Liverpool acompañándole hipnotizados para encontrar un pase a Griezmann, que se orientó el pase para meterse en el área y cruzar para el 2-2. El Atlético sobrepasado, timorato y frágil de los primeros 20 minutos se había convertido en un equipo seguro de sí mismo, quirúrgico en sus acciones, que ahora sí interpretaba a la perfección el plan trazado. Ahora sí se protegía con sentido y salía con peligro.

Lemar tenía una gran ocasión en otro mano a mano, tras un pase filtrado espectacular; Joao cruzaba otro disparo que Alisson sacaba como podía. El luso se había plantado en el área tras un pase de 30 metros de nuevo de De Paul. El ‘Menino’, Lemar o Griezmann daban la impresión de ser la reencarnación de futbolistas como aquellos de los 90 que militaban en Italia, en los equipos ‘top’ de la Serie A, a los que les bastaban tres pases para hacer un gol en campo contrario y hacer bueno todo el trabajo defensivo que habían llevado a cabo sus compañeros. Increíble que el balance final de esa primera parte tan loca dejase a un Atlético con más y mejores ocasiones que un rival que le había pasado por encima en los primeros 20 minutos.

La segunda mitad dejó un segundo acto en el que el caos se desató. Antes de que el árbitro echase a Griezmann, Carrasco había tenido en sus botas el 3-2 tras una primorosa pared con De Paul. Pero el partido estalló por los aires con la roja al francés. Con el Atlético mejor que su rival, el galo fue a controlar un balón aéreo sin ver que Firmino iba con la cabeza a por él. Su pie contactó con la cabeza y todo el mundo pensaba que iba a ser amarilla. Pero el germano Siebert, cuadriculado como pocos, no lo vio así. Puede que la ley diga que es una patada en la cabeza es roja, pero existe una cuestión, el espíritu de la norma que impide precisamente que esas leyes se conviertan, como en este caso, en injustas. Porque si Griezmann no estaba ni viendo al jugador, miraba el balón, y no le dio una patada sino que llevaba el pie en alto y contactó con su rival sin ánimo de hacer daño. ¿Qué sentido tiene que el árbitro tomase esa decisión?

En inferioridad numérica el partido cambió, el Atlético se protegió y el Liverpool no fue capaz de hacerse valer. Hasta que el propio equipo rojiblanco se suicidó con un penalti de Hermoso absurdo hasta el infinito. Un balón llovido largo para Jota, sin peligro, en el que el central rojiblanco fue al choque y tiró al luso. Salah lo transformó y el partido acabó en ese momento, ante un Liverpool calculador y un Atlético incapaz. Ni el penalti a Giménez revisado por el VAR, que bajo el prisma encorsetado del árbitro bien podría haber sido también pena máxima siguiendo su interpretación, le devolvió al Atlético lo que se merecía.



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Triste victoria del Barça ante el Dinamo para seguir con vida en la Champions

- El equipo culé salva el primer match point en competición europea gracias a un gol de Piqué.
 - Piqué supera a Ramos y se convierte en el defensa más goleador de la historia de la Champions con Roberto Carlos.


Un Barça triste y ramplón se llevó los tres puntos en un partido en el que no podía fallar para seguir con vida en la Champions. Ante un equipo tan limitado como el Dinamo, los azulgrana ofrecieron una gris imagen –como en toda la competición continental hasta ahora– pero lograron el objetivo de lograr una victoria que le mantiene en la pelea por pasar a los octavos gracias a un gol de Gerard Piqué.

Memphis vs Dinamo de Kiev.Memphis vs Dinamo de Kiev.EFE
Un Barça triste y ramplón se llevó los tres puntos en un partido en el que no podía fallar para seguir con vida en la Champions. Ante un equipo tan limitado como el Dinamo, los azulgrana ofrecieron una gris imagen –como en toda la competición continental hasta ahora– pero lograron el objetivo de lograr una victoria que le mantiene en la pelea por pasar a los octavos gracias a un gol de Gerard Piqué.

Ronald Koeman apostó de nuevo por el 4-3-3 con Dest en el trío atacante, pero sin Ansu Fati –recibiendo descanso con la cabeza en el Clásico–, nada fue igual. Memphis se encontró siempre demasiado solo, Luuk de Jong se mostró de nuevo muy fallón y solo los centros de Jordi Alba creaban algo de peligro.

Un remate de Dest de cabeza a bocajarro pero algo forzado y otro centro de Alba que no encontró rematador fueron las mejores acciones de un Barça gris, sin ideas. El rival, eso sí, no generaba ninguna inquietud, pues apenas era capaz de pasar del centro del campo y cuando lo hacía demostraba su falta de talento.


Los numerosos centros encontraron un protagonista, Luuk de Jong. El delantero neerlandés falló un testarazo de cabeza cuando se encontraba solo y después se encontró con un paradón de Buschan en un disparo que buscaba la cruceta ucraniana.

El paso de los minutos llevaba la inquietud a un Camp Nou semivacío, pero en el tramo final de la primera parte llegó el deseado tanto, más por insistencia que por buen juego. La tuvo Dest primero en un remate muy cercano y a continuación el enésimo centro de Alba al área lo remató Piqué de primeras para adelantar al conjunto blaugrana.

De Jong, que justo antes del descanso marró otro cabezazo, y Mingueza no comenzaron la segunda parte, Koeman no lo estaba viendo claro y metió a Coutinho y Ansu Fati.

A punto estuvo el ‘10’ del Barça de marcar un gol que hubiera levantado de los asientos, una vez más, al público culé. El meta ucraniano se durmió con el balón en los pies, lo perdió y Ansu trató de marcar de chilena, pero su fantasía se fue desviada.

Con el paso de los minutos, el Dinamo comenzó a hacerse con el dominio del choque ante un Barcelona temeroso de encajar un gol y que se echó atrás para defender su renta. Sin embargo, las carencias ucranianas quedaron en evidencia, no fueron capaces de crear ni una ocasión clara.

Entró el Kun con algo más de diez minutos por delante, pero el Barça ya solo tenía ganas de que se acabara el partido, no de hacer más goles. La victoria sirve para seguir en la pelea por pasar la fase de grupos; un consuelo menor.

Alineaciones:

FC Barcelona:
Ter Stegen, Mingueza, Piqué, Lenglet, Alba; Frenkie de Jong, Busquets, Gavi; Dest, Luuk de Jong y Memphis,

Dinamo Kiev:
Bushchan; Kedziora, Zabarnyi, Syrota, Mykolenko; Sydorchuk, Shaparenko; Tsygankov, Buyalskiy, De Pena; Supryaha.

Arbitro:
Clément Turpin

Nou Camp: 45.968 espectadores

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El Sevilla sigue sumando de uno en uno

El equipo de Lopetegui continúa segundo de grupo tras arrancar su tercer empate ante el Lille. Los andaluces necesitan ya una victoria para no complicarse el pase a octavo


El Sevilla arrancó un empate de su visita al Lille en el moderno Pierre-Mauroy que le permite mantener su segunda plaza en el grupo G, pero que obliga a sumar tres puntos en la próxima jornada si no quiere complicarse su pase a los octavos de final de la Liga de Campeones precisamente de nuevo ante el campeón francés en el Sánchez Pizjuán. El triunfo del Salzburgo frente al Wolfsburgo en el otro partido del grupo permite a los de Lopetegui no descolgarse pese a acumular sólo tres puntos fruto de tres empates y no conocer aún la victoria, aunque tampoco la derrota.

Los andaluces fueron de más a menos, aunque controlaron bien a un peligroso rival que no pasa por buen momento, pero que tiene futbolistas de ataque muy veloces quese habían convertido en la máxima preocupación del ex seleccionador.

El Sevilla, sin Koundé (pese a que viajó) y sin En-Nesyri en el once, practicó desde el inicio un fútbol más alegre de lo que venía demostrando en los últimos partidos, lo que había provocado críticas a Lopetegui de una parte de la afición o, al menos, un debate ante el que tuvo que salir al paso el mismísimo Monchi.

Pero en Lille, quizá consciente de lo que se jugaban, los andaluces salieron decididos a dar un golpe en la mesa y estrenarse de una vez en la presente edición de la Champions. Suso y Ocampos recordaron al Sevilla de los buenos tiempos y probaron insistentemente a Grbic, que vio de cerca hasta seis intentos serios de su rival. La más clara pudo ser una provocada por él mismo en un fallo en la entrega al sacar de puerta. Rafa Mir, con el meta batido, estrelló el balón en el cuerpo de Djalo, que evitaba el 0-1.

También tuvo errores el Sevilla atrás que estuvo a punto de aprovechar el Lille. Una mala entrega de Acuña dejó solo a Renato Sanches, pero éste tiró al cuerpo de Bono, que salvó in extremis la situación.

Rekik también se rompe
La segunda mitad empezó con problemas para Lopetegui, pues fueron apareciendo problemas físicos en una plantilla ya de por sí mermada. Rekik, sustituto de Koundé, se rompió al poco de la reanudación, lo que solventó el técnico vasco retrasando a Fernando y poniendo en el campo a Joan Jordán. Poco después era Acuña el que se resentía de molestias que ya le dieron problemas con Argentina y apareció el sueco Augustinsson en su lugar.

Un intento de chilena de Ocampos fue la mejor ocasión del Sevilla en una segunda mitad en la que perdió fuelle y en la que se fue protegiendo por dentro ante la velocidad de las contras francesas. El Lille pidió penalti en una mano de Delaney que además parecía fuera del área, en casi el único susto para un Sevilla que también la tendría en un remate flojo de Lamela, que había salido por Ocampos.

El Sevilla sigue vivo en su grupo, pero necesita, pero ya, una victoria.



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Sergi Barjuan se estrena en Liga de Campeones ante el Dynamo y para su primer partido ha recuperado a cuatro jugadores, quienes han recibido el alta médica este lunes. El entrenador interino del Barça puede respirar porque tiene más refuerzos para el equipo, pero es consciente de que debe dosificarlos para evitar cualquier sorpresa. De allí a que sea posible que pueda repetir la alineación del último partido, ante el Deportivo Alavés, con tres cambios.

El guardameta del Barça, Marc-André ter Stegen, no está viviendo su mejor momento. De hecho, está muy alejado de su mejor versión y comienza a generar preocupación a los barcelonistas. En la Champions League ya ha encajado en seis oportunidades y está más señalado que nunca. Será clave, en cualquier caso, que esté atento a los acercamientos para poder responder rápidamente y evitar 'sorpresas' como las que ha tenido últimamente.

Con la ausencia de Gerard Piqué, por una sobrecarga en el sóleo de la pierna derecha, Sergi Barjuan tiene que mover su defensa. No obstante, ha recibido la buena noticia de que Ronald Araújo está disponible, pero es poco probable que el 'charrúa' salga desde el comienzo, por lo que es posible que sean Eric García y Clément Lenglet la pareja de zagueros. Òscar Mingueza apunta a repetir por el lateral derecho, mientras que Jordi Alba estará, como siempre, en la izquierda.

Frenkie de Jong ha recibido el alta médica después de sufrir una elongación en el bíceps femoral del muslo derecho en el Clásico. El neerlandés apunta a ser titular para reforzar la medular junto a Sergio Busquets y Gavi. En los últimos dos partidos, Nico González había sido titular, pero todo parece indicar a que Frenkie será titular. En cualquier caso, será clave que estén muy conectados y busquen impulsar el ataque de los azulgrana. Cuando el centro del campo funciona, el Barça funciona.

A falta de saber si Ansu Fati está al 100% para ser titular, todo apunta a que el '10' liderará la ofensiva junto a Sergiño Dest y Memphis Depay, quien anotó ante el Deportivo Alavés para 'frenar' su racha negativa de cara al arco. El Barça espera que el ex del Lyon vuelva a estar enchufado y que comience a ser importante en noches trascendentales, como la de este martes ante el Dynamo de Kiev. En el banquillo, como opciones para dinamizar la ofensiva en la segunda parte, estarán Ousmane Dembélé, Luuk de Jong, Yusuf Demir o Philippe Coutinho.

Dynamo de Kiev:  Busdhchan; Kedziora, Zabarnyi, Syrota, Mykolenko; Sydorchuk, Shaparenko; Tsygankov, Buyalskiy, De Pena; y Vitinho.
FC Barcelona: Ter Stegen; Mingueza, Eric García, Lenglet, Alba; Busquets, De Jong, Gavi; Dest, Ansu Fati y Memphis.

Los de Julen Lopetegui necesitan salir de la dinámica del empate para enderezar su camino hacia los octavos de final. No se permiten más errores y los hispalenses se aferran a su fortaleza en Nervión donde permanecen invictos en LaLiga, pero en Europa cedió un empate ante el Salzburgo. Los hispalenses irán con todo y el técnico vasco no quiere escuchar la palabra derbi. Sólo existe la Champions.

El bloque visitante, por su parte, perdió dos puntos el pasado viernes frente al PSG en el Parque de los Príncipes con dos goles en la recta final de la segunda parte. El Lille llega al ecuador de esta fase de grupos con un balance de dos empates y una derrota. Uno de esos empates fue ante el Sevilla en la jornada anterior en el Stade Pierre Mauroy.

Lopetegui tendrá que valorar hasta última hora la evolución del lateral derecho argentino Gonzalo Montiel, quien no pudo acabar el partido del domingo, en el que fue titular, por una dolencia muscular, y del centrocampista danés Thomas Denaley, que también concluyó el encuentro con algunos problemas, aunque ambos se han ejercitado después con el equipo.

El centrocampista argentino Alejandro 'Papu' Gómez, ausente en las últimas convocatorias por lesión, parece baja segura, mientras que otro que estaba fuera era el defensa Karim Rekik, quien se lesionó hace dos semanas precisamente en el partido de la Liga de Campeones disputado en Francia ante el Lille, aunque al neerlandés ya se le ha visto en los últimos entrenamientos.

Son bajas seguras también el extremo marroquí Oussama Idrissi y el centrocampista serbio Nemanja Gudelj, ya que ambos no fueron inscritos para esta fase del torneo.

Sevilla: Bono; Jesús Navas, Koundé, Diego Carlos, Augustinsson; Fernando, Oliver Torres, Rakitic; Suso, Ocampos y En-Nesyri.
Lille: Grbic; Çelik, Fonte, Djale, Mandava; Ikoné, Xeka, Sanches, Bamba; David y Yilmaz.

Ansu empuja al Barça a soñar con lo octavos

- Un gol del 10 en el minuto 70 le dio los tres puntos al Barça, que sufrió hasta el final pero que adelanta al Benfica en la segunda posición y pasa a depender de sí mismo para estar en la siguiente ronda
 - El árbitro, a instancias del VAR, anuló antes un claro penalti sobre el propio Ansu y Ter Stegen volvió a ser protagonista evitando dos goles claros del equipo ucraniano


El día D y a la hora H, Ansu Fati, que reaparecía tras dos partidos de ausencia, se echó el equipo a la espalda y lo empujó un poco más cerca de los octavos de final de la Champions. Un tanto del '10' en el minuto 70, después de que el árbitro a instancias del VAR le anularan cinco minutos antes un claro penalti que él mismo había cometido, le valió al Barça para colocarse en la segunda posición del grupo con seis puntos, dos más que el Benfica, y pasa a depender de sí mismo para estar en los octavos. No sin sufrimiento, porque Ter Stegen volvió a ser él y evitó dos tantos claros del Dinamo, Sergi pudo celebrar su debut en la Champions como técnico con un triunfo vital a la espera de la llegada de Xavi.

Aunque el día antes recuperó a cuatro de sus futbolistas de una tacada (Ansu Fati, Frenkie de Jong, Araujo y Dembélé) y apostó por dos de ellos en el once -Ansu y Frenkie-, a Sergi le surgió un contratiempo de última hora antes de la final ante el Dinamo. Dest acabó con molestias el partido ante el Alavés y se quedó en el banquillo por precaución, con lo que el técnico interino del Barça tuvo que improvisar un cambio de sistema. Con Dembélé sin haber jugado un solo partido en los últimos cuatro meses y con el joven Demir desaparecido del equipo durante el último mes, Sergi decidió apostar por un 4-4-3, con Lenglet sustituyendo al lesionado Piqué y Gavi haciendo de falso extremo derecho, acompañando a Ansu y Memphis, siendo el neerlandés quien ocupó la posición más de ‘9’.

El Barça inició el choque muy metido en el partido, consciente de lo mucho que se jugaba. A los 4 minutos, una buena combinación entre Ansu y Memphis dentro del área acabó con un disparo del neerlandés que se estrelló contra la defensa rival. Poco después, otro acercamiento del Barça, ahora con un disparo de Ansu que tampoco pudo superar la defensa ucraniana. Los de Sergi estaban bien plantados, ordenados y cuando no podían jugar por dentro tenían el recurso de Eric y Lenglet lanzando pases largos o rompiendo las líneas, como hizo el francés a los 20 minutos. Sin embargo, cuando el Barça llegaba al área del Dinamo se le apagaba la luz.

Tras unos 20 minutos más que aceptables, con un disparo alto de Busquets desde fuera del área, el Dinamo se vino arriba. En solo cuatro minutos, del 24 al 28, los de Lucescu dispusieron de tres ocasiones claras, dos que erró Shaparenko y otra que salvó Ter Stegen bajo palos tirándose con los pies. En el último cuarto de hora de la primera mitad, el Barça volvió a reencontrarse y recuperó el dominio pero mantuvo la esterilidad en ataque. De hecho, la ocasión más clara para los culés llegó con un remate de plancha de cabeza de Lenglet tras una falta lateral servida por Alba que se estrelló en el poste, pero fue invalidada por fuera de juego del francés. Antes del descanso también la tuvo Nico con otro remate de cabeza, pero de nuevo el balón se estrelló contra un rival, en este caso sobre el portero sobre la misma línea.

Al Barça le faltaba gol, pero no las ganas de llevarse el triunfo, con lo que salió de nuevo a por todo tras la reanudación. Después de un tanteo inicial, con un acercamiento para cada equipo, llegaron los mejores momentos del Barça.

En el minuto 63 Ansu Fati sufrió un claro penalti por una falta de un defensa rival cuando se disponía a chutar a la portería del Dinamo, y el árbitro no dudó en señalarlo. Sin embargo, a instancias del VAR el colegiado rumano, compatriota del técnico del Dinamo, lo revisó y acabó anulando la pena máxima ate la incredulidad de los culés y la alegría del Olímpico de Kiev.

Acto seguido, Sergi decidió mover su banquillo y ponerle una marcha más al partido con la entrada de Dembélé, que reaparecía tras cuatro meses. El francés entró en el 68 por Gavi y el Barça ganó mucho en ataque, o menos en intimidación. A los cinco minutos, Ansu Fati se quitó la espina del penalti que le anularon marcando un golazo que ponía fin a la sequía e invitaba al Barça a pensar en los octavos de la Champions. El ‘10’ se erigió en el líder del equipo y aprovechó un centro desde la derecha de Mingueza para empalmar con la derecha un disparo que entró por la parte alta de la portería del Dinamo.

Lucescu completó todos sus cambios buscando su empate y a punto estuvo de lograrlo. Pese a ir por delante en el marcador, el Barça no consiguió mantener el balón y entró en el círculo de locura que buscaban los ucranianos. De hecho, salió vivo también gracias a Ter Stegen, que tras mucho tiempo volvió a mostrar su mejor versión y con otros dos paradones contribuyó a un triunfo vital para el equipo, el club y la afición.

FICHA TÉCNICA

DINAMO KIEV

Bushchan (3), Kedziora (2) (Tymchyk, 78' (2)), Zabarnyi (3), Syrota (3), Karavaev (2), Sydorchuk (1), Shaparenko (2) (Shepeliev, 81' (2)), Garmash (2), Buyalskiy (2) (Lednev, 81' (2)), De Pena (2) (Verbic, 78' (2)) y Tsygankov (1).

FC BARCELONA

Ter Stegen (3); Mingueza (3), Eric (3), Lenglet (3) (Araujo, 80' (s.c.), Alba (2); Nico (3), Busquets (2), Frenkie de Jong (1); Gavi (2) (Dembélé, 65' (2)), Ansu Fati (4) (Balde, 87' (s.c.)), Memphis (2).

Gol: Ansu Fati (70')

Espectadores: 25.000 en el Olímpico de Kiev.

Árbitro: Ovidu Hategan (Rumanía). Amonestó a Eric (20'), Garmash (41'), Buyalskiy(45'), Gavi (46') y Lenglet (50')

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El Sevilla se tira al foso ante el Lille

- Los de Lopetegui son colistas de grupo y tienen muy difícil el pase a octavos tras adelantarse ante el campeón francés y permitir luego la remontada ante su público


El Sevilla se complica seriamente su continuidad en la Champions League al ceder los tres puntos en su estadio frente al Lille a pesar de que el partido ante el campeón francés se le puso de cara muy pronto con un tanto de Ocampos que no supo rentabilizar. El equipo galo le dio la vuelta al marcador con tantos de David de penalti al final de la primera mitad y de Ikoné al principio de la segunda dejando al cuadro andaluz en una difícil situación en el grupo, colista y con la clasificación a octavos casi perdida, con ninguna victoria en su haber y sólo tres empates.

Lopetegui, que ya sabía que la cosa estaba apurada, ni se le podía pasar por la cabeza que su equipo iba a sumar su primera derrota de la temporada en su estadio, donde en la Liga luce un pleno de triunfos, cinco de cinco, pero que en Europa se le resiste. El vasco alineó a lo mejor que tiene. Para frenar la velocidad de los franceses en ataque, volvió a apelar al doble pivote que forman Fernando y Delaney para que Óliver Torres tuviera libertad de movimientos junto a Suso, Ocampos y Rafa Mir, más las subidas de los laterales. Y el equipo andaluz empezó a un ritmo fuerte y animoso quizá sabiendo que en el otro partido del grupo el Wolfsburgo había apretado la clasificación ganándole al líder Salzburgo. Al cuarto de hora ya estaba por delante gracias a un rechace que cazó Ocampos, un jugador que ante Osasuna en la Liga se quitó el gafe que le perseguía y que marcando parece recuperar su confianza. El argentino estaba allí para recoger un rechace de Grbic tras un tiro de Rafa Mir en una acción por la derecha de Suso.

El Sevilla había hecho lo más difícil, pero quedaba mucho tiempo por delante y había que administrar la renta inteligentemente. No lo hizo, fue perdiendo terreno y el Lille fue llegando con cada vez más confianza al área de Bono. Los franceses ya habían reclamado penalti por una caída de David ante Delaney en una zona nada peligrosa, muy escorada, pero el rumano Kovacs no lo señaló. Y tras el primer disparo a puerta de los visitantes en una acción de Bamba que a la que respondió Bono, una fricción inocente de Delaney en el área cuando el balón estaba en otra zona muy alejada del campo fue revisada por el VAR, que dejó claro que el danés le había metido el brazo a Bamba en un agarrón que esta vez sí acabó en penalti, el cuarto en contra de su portería en dos partidos de Champions en el Sánchez Pizjuán. Demasiado. David no perdonó y puso el empate en el marcador, y pudo ser peor porque una pérdida letal de Diego Carlos dejó a Ikoné solo ante Bono, que resultó salvador en el mano a mano.

En la segunda mitad tampoco salió enchufado el Sevilla y sí lo hizo el Lille. El lateral Çelik lanzó un gran disparo a la cepa del poste, el rechace lo sacó mal Fernando e Ikoné puso el 1-2 dejando helada a la afición del Sevilla. Quedaba casi toda la segunda mitad, pero el Lille supo jugar con el tiempo y la ansiedad de los locales. Entre interrupciones, sólo un disparo de Lamela, al que apeló Lopetegui a la desesperada junto a Munir y En-Nesyri, se acercó a un empate que ya sabía casi a un milagro. El Sevilla se había ya tirado al foso.



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