Re:NUESTROS PUEBLOS Y CIUDADES .



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Autor Tema: NUESTROS PUEBLOS Y CIUDADES  (Leído 246250 veces)

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Re:NUESTROS PUEBLOS Y CIUDADES
« en: 10 de Diciembre de 2022, 08:40:58 08:40 »

Fuensanta de Martos

Fuensanta de Martos es un municipio español situado en la Comarca Metropolitana de Jaén de la provincia de Jaén. Limita con Martos, Los Villares y Valdepeñas de Jaén. Fuensanta de Martos está situado a 35 kilómetros de la capital de provincia.

A una altitud de 725 msnm, tiene una población de 3011 habitantes (2021). Con una superficie de 53,32 km², su densidad de población es de 57,6 hab./km². Sus coordenadas geográficas son: 37°38′47″N 3°54′39″O.

Flora y fauna

Flora
La vegetación propia de esta zona de sierra comprende áreas de romero junto a encinares y coscojales. Otras especies frecuentes en el lugar son el majoleto, la lapa y el torvisco. En los alrededores de esta población es posible encontrar, por ejemplo, la pimpinela menor, la madreselva y el escambron.

El territorio de Fuensanta es eminentemente agrícola con casi un 90% de sus tierras dedicado a ello, principalmente a cultivos leñosos en secano. Las superficies con vegetación natural o repoblada ocupan algo más del 10% del territorio, pero son estas las que conservan un mayor número de especies animales.

Estas tierras son principalmente pastizales y matorrales en los que en ocasiones se conserva algo de arbolado. Las parcelas de pastizal se intercalan con retazos de monte bajo, con majuelos y rosales dispersos, y plantaciones de cerezo dando lugar a un paisaje en mosaico que favorece la presencia en la zona de un variado número de especies de aves.

Fauna
Son frecuentes la cogujada montesina favorecida por la presencia de las parcelas de pastos, y las totovía, igualmente favorecidas por estas parcelas pero que requieren la presencia de arbolado disperso. El mosaico de vegetación favorece también la presencia del escribano soteño. En esos sotos es común también encontrar al herrerillo común, al carbonero común y al mito, todos ellos de la familia de los paridos, con notable tendencia a formar bandos mixtos durante el otoño e invierno carácter montano de este territorio, más o menos natural, da cabida también al escribano montesino, que se observa principalmente en las zonas de monte bajo, donde encuentra refugio para ubicar su nido que sitúa en suelo protegido por arbustos. A las plantaciones de cerezo, comunes en el territorio, y por su cercanía a zonas bien conservadas de bosques de frondosas, acudirán con frecuencia el mirlo, el zorzal charlo e incluso el arrendajo.

El término es también rico en anfibios y reptiles, favorecido, de un lado, por la variedad de ambientes y, por otro, por la presencia del río Víboras que atraviesa el municipio. Pleguezuelos y Moreno (1990) encuentran al menos 4 anfibios en el territorio, el sapillo pintojo ibérico, el sapo común, el sapo corredor y la rana común. Estos mismos autores citan al menos 12 reptiles, la salamanquesa común, la salamanquesa rosada, la lagartija coliroja, el lagarto ocelado, la lagartija ibérica, la culebrilla ciega, la culebra bastarda, la culebra de herradura, la culebra de escalera, la culebra viperina y la víbora hocicuda.

Historia
La ubicación de Fuensanta a caballo entre la Sierra y la Campiña ha marcado su papel de núcleo de control a lo largo de la historia, de lo que quedan como testigos restos de recintos fortificados de distintos periodos que salpican su territorio.

De finales de la etapa ibérica y los primeros albores de la romanización de esta zona es el recinto fortificado del Cerro Algarrobo. Tiene la peculiaridad de ser una fortificación tropezoidal y tiene señales de bastiones a lo largo del recorrido de la muralla. Durante esta fase dependería de la gran ciudad ibérica de Tucci, convertida en época romana en Colonia Augusta Gemella. En esta última fase se produjo en el término de Fuensanta una proliferación de villas rústicas como la de la Atalaya y las Monjas. Precisamente de ésta última procede un cipo funerario de mármol negro con una inscripción dedicada a un matrimonio de libertos y que se conserva en el Museo Provincial.

De su pasado árabe es el hins-refugio ubicado en el cerro de la Atalaya, del que se han recogido numerosos restos cerámicos datados en torno a los siglos VIII y X. Junto al arroyo de la Fuensanta debieron existir pequeños asentamientos agrícolas que en caso de peligro buscarían refugio en el hins. Tras finalizar las luchas que sacudieron al Emirato el hins se abandonó y los núcleos campesinos quedaron englobados en el distrito de Tuss o Martus.

Tras la conquista castellana de esta comarca por Fernando III el Santo, el mismo rey la entregó en 1228 al Señorío de la Orden Militar de Calatrava, pasando a formar parte de las encomiendas de la Peña de Martos y de Víboras. En su término se conservan dos torres defensivas de la Orden de Calatrava: Torrevieja y otra pequeña torre maciza en el Cerro del Algarrobo.

Durante la Edad Moderna no hay referencias a esta población salvo en el siglo XV, en el que se cita a la Encomienda de la Subclavería, ubicada en la Dehesa de la Fuente del Moral, que era utilizada por pastores en el invierno, y que algunos investigadores han relacionado con Fuensanta.

Fuensanta debió ser una aldea dedicada a la agricultura que aprovechaba las fuentes y veneros, entre los que debieron destacar la Fuente Negra y la Fuente de los Borrachos.

Por Madoz conocemos a mediados del siglo XIX la presencia de cultivos de huerta y frutales, junto a cultivos cerealícolas, así como la roturación de zonas montuosas para la plantación de olivos. La población contaba con 14 molinos harineros y 3 de aceite con dos vigas cada uno, lo que pone de manifiesto la producción que tenía la población en cada uno de estos productos. A finales de siglo la crisis agraria que afectó a toda la provincia abrió las puertas a la expansión del olivar. Una expansión que ha ido creciendo a lo largo de todo el siglo XX.

Fuensanta alcanzó su independencia de Martos por Real Cédula de Doña María Cristina de Borbón el 7 de septiembre de 1835.

Patrimonio

Histórico

Iglesia de Nuestra Señora de la Fuensanta
El bien cultural más valioso de este industrioso pueblo, desde el punto de vista estrictamente arquitectónico, es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Fuensanta. Su origen se remonta al siglo XVI y su lexicografía artística es renacentista, aunque sin alardes estilísticos ni grandes pretensiones en cuanto a sus proporciones o soluciones constructivas.

Su interior consta de una sola planta de cajón -o de lo que también se conoce como contenedor-, dividida en tres naves que sostienen columnas de fuste liso con capiteles dóricos y arcos ojivales escasamente decorados.

Exteriormente, la iglesia presenta dos cuerpos separados por moldura con dos sobrias portadas enmarcadas por arcos de medio punto. La fachada lateral, la que mira a la Fuente de la Negra, es de mayores proporciones que la lateral que se sitúa en la perspectiva con la calle de acceso al centro del pueblo.

El elemento más singular de la fábrica de la iglesia lo constituye su torre, ubicada lateralmente en esquina entre las dos portadas. No está exenta, sino integrada en el edificio, al que supera y añade aún un tercer cuerpo para campanario, con huecos cubiertos por arcos de medio punto.

Fuente de la Negra
En línea recta con la portada lateral de la iglesia parroquial, como marcando un eje de íntima comunión, se encuentra la fuente de la Negra, como se la nombra habitualmente. Su significatividad popular está muy por encima del valor de su semántica arquitectónica. Su patrimonialización comunitaria viene subrayada por el propio hecho de que su configuración actual fue elegida por votación popular tras someter varias maquetas a la consideración del vecindario.

Sus formas se definen a través de una volumetría cúbica, perfectamente simetrizada por la disposición de dos espacios gemelos con tres estilizados huecos cubiertos por pequeños arcos de medio punto que enfatizan otros tantos chorros de agua y que, a su vez, están separados por un hueco arqueado de mayores dimensiones, más rehundido en la estructura del edificio, que enfatiza aún más la simetría perspectivita desde la iglesia. En su interior, en hornacina tapada por un cristal, realizada en la segunda mitad del siglo XX por María Isabel Sánchez Bonilla, se venera una pequeña imagen de la Virgen, de unos 8 metros de altura e iconografía clásica, entre piedras y cristalinas aguas que refuerzan el carácter mistérico.

Lavadero
A pocos metros de la Fuente de la Negra se encuentra otro edificio público relacionado con el agua, el lavadero, cuyo origen se remonta al siglo XVII, con elementos arquitectónicos característicos del barroco popular como los arcos carpaneles de acceso o la pequeña columna salomónica central que se apoya sobre un pilar. Su uso, marcadamente social, se ha venido manteniendo hasta casi nuestros días. Interiormente, se trata de una nave rectangular alargada (10 x 2,5 metros), de argamasa y cal, con un canal central, cubierto por techumbre de claraboyas, que constituye el lavadero propiamente dicho.

Fuente de Mateo de Inurria
Las fuentes tienen un preciado valor urbanístico, arquitectónico o simbólico no sólo en espacios públicos. También lo tienen en los espacios privados, como es el caso de la fuente de piedra de Mateo de Inurria, fechada en 1851, que se conserva en la vivienda de Federico Bayona y Teresa Fernández. Aunque de pequeñas dimensiones (un metro y medio), su proporcionalidad y sensualidad de formas, su vistosidad y simetría, le confieren un notable empaque monumental.

Otros monumentos
Dos edificios destacados del pueblo son el Ayuntamiento, construido en la última década del siglo XX, y el denominado como "El Hotel", de sabor a tranquilo y plácido balneario. Otros edificios que forman parte del patrimonio religioso de Fuensanta son la Ermita de los Encinares, la de Ribera, bajo la advocación de la Virgen del Carmen, y la de Regüelo, consagrada a la Virgen de Fátima.

Natural

Cerro Gordo
Es un lugar elevado, enclavado a una altitud considerable (924 m.), que cuenta con impresionantes panorámicas de la localidad y su término municipal.
Emplazamiento: Al este de la localidad, muy cercano a la misma.
Distancia: 1 km.
Medio: En vehículo turismo y a pie.
Vía de acceso: Por la JA-3301 en dirección a la Sierra de la Pandera.

Despeñadero
Es un singular paisaje de aspecto escarpado debido a la presencia de materiales kársticos, excavados por el agua sobre la roca caliza.
Emplazamiento: Al este del casco urbano, muy cerca del mismo.
Distancia: 500 m.
Medio: En vehículo turismo y a pie.
Vía de acceso: Directamente desde el parque de la localidad.

Fiestas
Guarda el calendario festivo de Fuensanta una de las joyas de la cultura tradicional de la provincia de Jaén. Se trata de la representación de la Pasión y Muerte de Jesucristo que se lleva a cabo el Jueves Santo en un paraje conocido por el Calvario, lugar envuelto en una sobrecogedora magia donde retumban de especial forma las palabras que cada año nos relatan la que es tenida por muchos como la historia más grande jamás contada. Los orígenes de estas representaciones pasionales se pierden en la memoria colectiva de los fuentesanteños, si bien no fue hasta 1976 cuando fueron rescatadas del olvido e impulsadas de nuevo con notable éxito. Las primitivas escenificaciones se realizaron hasta el comienzo de la contienda civil de 1936-39, y se llevaban a cabo durante el Jueves y el Viernes Santo. De ellas recuerdan los más viejos del lugar algunos versos y el "Paso de Abraham e Isaac", hoy desaparecido, y la procesión del Beso, antaño integrada en la Representación de los Pasos, y que en la actualidad evoca el emotivo encuentro de Jesús con su Madre en las calles de Fuensanta. La escenificación actual comienza con la Santa Cena, prosiguiendo con la traición de Judas, la oración en el huerto, el prendimiento, el lavatorio de manos de Pilatos, la subida al Calvario, la crucifixión entre los ladrones Gestas y Dimas, y la expiración, siendo éstos instantes los de mayor expresión dramática de la representación, donde el entorno, la música y la iluminación ayudan a sublimar la emoción de tan crucial momento.

Una tradición que se está recuperando cada año con mayor éxito es la celebración del Carnaval, en la que la participación de los fuensanteños es masiva. En septiembre, entre los días 23 al 26, se celebra la que popularmente se conoce como la "feria del higo", llamada así por desarrollarse en el tiempo de la temporada de este fruto. Esta fiesta se hace en honor de la Patrona Nuestra Señora de la Fuensanta, siendo el día grande festivo el 24, festividad de la Virgen de las Mercedes, cuya advocación mariana arropa a la que le da nombre al pueblo. La tradición hecha leyenda nos dice que un pastor cordobés oyó al pasar junto a una cueva que hay aledaña a la Fuente de la Negra unos extraños ruidos. Al aproximarse a ella vio un gran resplandor entre el cual estaba la Virgen María, la cual le pidió que en aquel mismo lugar se erigiera una ermita. Así se hizo y sobre ella se asienta hoy la que es iglesia parroquial.

Otras fiestas del calendario agrícola son la Candelaria -el 2 de febrero-, donde era costumbre prender hogueras; y San Juan -el 24 de junio-, con manifestaciones y rituales que traslucen la expresión de los sentimientos amorosos entre los mozos y las mozas fuentesanteñas, cuando mediante el lenguaje de las flores los mozos hacen declaraciones de amor a una moza casadera, que tras las rendijas de las persianas espera la llegada del desconocido pretendiente. Curioso es el rito de galanteo por el cual se pedían relaciones de noviazgo en la Fuensanta de principios del siglo XX. Consistía este ritual en que el mozo pretendiente compraba una garrota o "gancha", colocándola en el portal de la mujer que pretendía como novia. Si pasados unos minutos la garrota permanecía en el portal era señal de que el mozo fuentesanteño era aceptado y bien acogido en aquella casa. Si por el contrario la "gancha" era recogida por el padre de la pretendida e introducida en la casa, el mozo debía entender que había sido rechazado.

Gastronomía
Es Fuensanta desde antiguo tierra de buenos olivos, que contrastan, para bien, con la modernidad de sus almazaras, lo que nos hace elucubrar a todas luces que han de ser inmejorables los aceites que aquí se producen. Ello, unido a las huertas que riega la mucha agua que corre por su término, nos hace presagiar que las pipirranas que se preparan con los productos de Fuensanta han de ser de las mejores y más sabrosas de la provincia. No en vano, ya desde el siglo pasado, los fuensanteños han surtido con sus hortalizas y frutas al mercado de Martos. Sus gazpachos, sus habas fritas con jamón y huevo, y el potaje que lleva entre sus ingredientes "habicholillas", dan buena muestra de ello.

Pero si ricas en viandas son sus huertas no le van a la zaga sus zahúrdas de antaño, hoy convertidas en acondicionadas porqueras, que mantienen viva la tradición matancera de Fuensanta, si no con la intensidad de otras épocas, sí con el mismo nivel de calidad artesana. Difíciles de igualar en calidad y sabor son los chorizos que se hacen en Fuensanta, sin hacer menosprecio a las morcillas de cebolla, ni a esa otra curiosa forma de prolongar la presencia porcina en la mesa durante todo el año, que en sí constituye la preparación del lomo de orza, que habrá de tomarse bañado en un poco de aceite de oliva virgen, lo que suavizará su textura y culminará su sabor.

Pero no siendo Fuensanta tierra de pinares, sino de olivos, presume con razón de ser tierra en la que se preparan muy bien las setas y los hongos silvestres, teniéndole las gentes de este pueblo gran afición a ello. Sobresalen las llamadas "cagarrias", como popularmente se conocen aquí a las "colmenillas", hongos de sombrerillo carnoso y consistente, de forma oval y que salen con las lluvias de la primavera, entre los meses de marzo y mayo, y que aquí se preparan al ajillo, pero sobre odo rebozadas con harina y fritas, siendo este plato de gran predicamento culinario en la comarca.

Especial presencia tiene en las mesas fuentesanteñas el choto, vianda de festejo, aun cuando se celebre que no hay nada que celebrar, y que ése, por sí solo, es buen motivo para comer un choto frito al ajillo, donde el buen aceite de Fuensanta sublima todos los sabores naturales del joven choto y su carne tierna. De la calidad de sus aceites para fritos da fe el hecho de que en algunos bares de Fuensanta se puedan probar algunas de las mejores "gambas al ajillo", plato de mariscos tan ajeno a la cultura culinaria de Jaén, pero en el que la aportación culinaria del aceite de oliva picual de Fuensanta realza los sabores de la vianda que nos sea más ajena. Sería impensable un buen "pulpo a la feira" gallego sin la concurrencia del aceite de Jaén. La cocina de las buenas viandas, siempre se ha dicho, no tiene distancias, ni fronteras, sólo buena materia pitancera para elaborarla.

Gentilicio:   fuensanteño, -a
Patrón:   San Isidro Labrador
Patrona:   Nª Sra. de la Fuensanta





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