Re:NUESTROS PUEBLOS Y CIUDADES .



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Autor Tema: NUESTROS PUEBLOS Y CIUDADES  (Leído 242318 veces)

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Re:NUESTROS PUEBLOS Y CIUDADES
« en: 17 de Agosto de 2022, 08:04:47 08:04 »

Huelva (Ciudad)

Huelva es una ciudad y municipio español, capital de la provincia , situada en la comunidad autónoma de Andalucía. Se encuentra en la denominada «Tierra llana», en la confluencia de los ríos Tinto y Odiel, en las llamadas Ría del Tinto y Ría del Odiel y según datos del INE poseía a 1 de enero de 2021 una población de 142.538 habitantes. Es capital de provincia desde 1833, con rango de ciudad desde 1876.

La ciudad ha sido punto de encuentro de diferentes culturas y civilizaciones. En 2006, en una zona próxima al Colegio Diocesano, se encontraron restos datados entre el 3000 y el 2500 a. C., muy anteriores a los tartessos, además de descubrirse también restos de una ballena prehistórica en pleno centro de la ciudad. El hallazgo de dos depósitos cilíndricos, con alrededor de unas treinta piezas de deidades prehistóricas, la mayor conocida hasta el momento, situarían en la capital onubense «la ciudad más antigua de la península ibérica» y «la ciudad más antigua de la Europa Occidental». Pese a todo, los historiadores coinciden en señalar el siglo X a. C. como el de la fundación del núcleo urbano por los fenicios con el nombre de Onuba Aestuaria, en la actual parte baja y extramuros de un enclave tartesio que ocupaba la actual parte alta.

En el siglo XIX, con la compra de las minas de cobre del norte de la provincia, se produce un impactante proceso de industrialización y crecimiento en la ciudad que asume un importante crecimiento poblacional e industrial. Nuevamente, desde el siglo XX la ciudad está también ligada económicamente a la industria química. Por tanto cuenta con un amplio Polo Industrial de Desarrollo (industrias químicas, refinería de petróleo, metalurgia del cobre, celulosa y centrales térmicas), que según unas opiniones ha favorecido el desarrollo económico de la ciudad y según otras es un ejemplo del deterioro medioambiental provocado por la concentración de esas mismas industrias. El sector terciario y el sector pesquero son también considerablemente importantes en la ciudad. Por su situación atlántica —en el golfo de Cádiz—, posee una importante flota pesquera y una de las mayores flotas congeladoras del país.

Toponimia
El nombre de la ciudad de Huelva procede del antiguo Onuba que aparece como Ὄνοβα en las fuentes griegas y como Onuba u Onuba Aestuaria en las latinas. El término procede de alguna de las lenguas prerromanas de la península y su significado es desconocido, si bien se detecta en él la presencia de un sufijo -oba o -uba que también aparece en otros topónimos como Ossonoba, Corduba o Salduba. También está documentada la forma Olba según el arqueólogo alemán Adolf Schulten en su obra sobre Tartessos.

En el siglo XVII, Rodrigo Caro, basándose en la aparición del topónimo en los autores clásicos (Pomponio Mela, Plinio el Viejo, Estrabón y Ptolomeo) supuso que Onuba era la actual localidad cercana de Gibraleón y que en Huelva se encontraba una supuesta ciudad llamada Hibera, aunque en 1775 Antonio Jacobo del Barco impugnó esta equiparación demostrando que la ciudad de Huelva era la antigua Onuba. A esta confusión contribuía la existencia de otra «Onuba» en la zona de Córdoba, en el actual municipio de El Carpio.

En época árabe el topónimo aparece en formas como Gaelbah o Umba, si bien la forma más documentada es Welba, idéntica a la forma actual en castellano normativo y resultado de la evolución fonética del latín al romance: Onuba > *Huénoba > *Huéloba > Huelva.

El topónimo «Onuba» ha sido usado frecuentemente por diversas empresas e instituciones de la ciudad en el siglo XX y es la base del gentilicio de las gentes de la ciudad y la provincia: onubenses.

Símbolos

Según acuerdo municipal de 28 de marzo de 2003 y posterior resolución de la Junta de Andalucía de 29 de septiembre de 2004,la heráldica municipal de Huelva es la siguiente:

Escudo: en un campo de plata, árbol (olivo) en el centro acompañado a la derecha de un castillo y a la izquierda de un ancla, orlado con la inscripción «Portus maris et terrae custodia» y timbrado por corona ducal.
Bandera: de forma rectangular, de color blanco con un dado o cuadrado azul en el centro.
Aunque la descripción heráldica aprobada no incluye la referencia a los colores de los esmaltes, estos tradicionalmente han sido: azur para la bordura, ancla en sable, castillo en oro. Además siempre se ha presentado cargado sobre pergamino de oro.

Geografía
Huelva se encuentra localizada en una pequeña península en la confluencia de los ríos Tinto y Odiel, en la llamada tierra llana perteneciendo a la cuenca del Guadiana. Está ubicada a escasos kilómetros del mismo, del que lo separan una ría y varias islas. Los dos ríos se fusionan en el punto conocido como Punta del Sebo (o Península de Huelva o Anicoba). El centro de la ciudad está situado a 24 metros de altitud, mientras que la altitud del municipio varía desde el nivel del mar hasta los 68 metros en el Conquero, situado prácticamente en la zona urbana.

La Punta del Sebo décadas antes de la implantación del Polo químico de Huelva. Durante años fue lugar de reunión de los onubenses que disfrutaban de «la playa de Huelva»
El término municipal de Huelva se sitúa en la denominada como zona de la tierra llana o gran llanura litoral perteneciente a la Depresión Bética en zona donde abundan formaciones de marismas, caños, lagunas, esteros, junto a zonas de arenas. Está formado mayoritariamente por materiales muy finos, normalmente arcillas, y expuestos tanto a la dinámica continental como marítima con materiales aún no muy consolidados. Es importante su situación en la confluencia y desembocadura de los ríos Tinto y Odiel, los dos más importantes y emblemáticos de toda la provincia. El río Tinto, que nace en la sierra oriental del Andévalo, es un río muerto (si exceptuamos los organismos llamados extremófilos) debido a la gran cantidad de minerales disueltos que llevan sus aguas, producto de la intensa actividad que tuvo lugar en la cuenca minera de Riotinto, situada al norte; pese a todo cuando llega a los límites de la ciudad la dinámica del río cambia por la influencia del agua que entra procedente del Atlántico. Resguardada del mar por la «Barra de Huelva», por el sur la ciudad se encuentra delimitada por marismas, la ría de Huelva y las distintas islas (Saltés, de Enmedio, Bacuta, del Burro...) que componen un importante paraje natural.

Dentro ya del núcleo urbano destacan como formación geológica los localmente denominados «cabezos», taludes o formaciones terciarias consistentes en montículos de tierras arcillosas y aislados por terreno llano cubiertos de vegetación mediterránea. En algunos casos, estos se han integrado en el paisaje como el Cabezo del Conquero mientras otros como el del Molino de Viento, De la Horca o el De la Joya han desaparecido fruto de la intervención humana mostrando algunos restos arqueológicos.

Clima
El clima de Huelva es un clima mediterráneo típico, lo que corresponde, de acuerdo con la clasificación climática de Köppen, con el clima mediterráneo Csa. Su régimen de temperaturas es de tipo marítimo, con una media anual de 18,2 °C lo que hace de esta ciudad una de las más cálidas de Europa.
 El mes más frío es enero, cuando las mínimas rondan los 6 °C y las máximas los 16 °C.

Historia
Desde el mítico reino tartesio de Argantonio hasta el Imperio romano, la colonización vandálica y visigoda o el asentamiento de culturas como la árabe dieron esplendor al sur peninsular y convirtieron la provincia de Huelva en un auténtico crisol en el que se funde lo que hoy es la realidad andaluza.

Tradiciones y mitos movieron a no pocos románticos e investigadores, como Adolf Schulten, a buscar en estas tierras, entre el Guadiana y el Guadalquivir, tesoros de valor incalculable que se atribuían a este pueblo asentado en la rica tierra de Tharsis o Tartesios. Queda claro en todo caso, y está contrastado arqueológicamente, que en estas tierras floreció una avanzada cultura gracias al contacto con el elemento indígena, dedicado al pastoreo y la agricultura, con otros orientales, fenicios, resultando de ello una relevante cultura metalúrgica y comercial en los albores del bronce final. El esplendoroso reino tartesio desaparece entre 530 y 508 a. C. cuando los púnicos consiguen prohibir el comercio griego con esta zona. Aquello implica una posible crisis en la ciudad que hunde la economía y demografía. Pero aún en crisis, la ciudad continúa permanentemente habitada al ser su situación (minas, río, mar) estratégica para nuevos pueblos.

De la presencia romana en la ciudad quedan ya pocos restos visibles, lentamente desaparecidos a lo largo de siglos de olvido. Por los yacimientos estudiados (acueducto, diversas domus, factorías) se infiere la relativa importancia de la ciudad al menos como puerto comercial. Los primeros estudios modernos sobre la presencia romana en la ciudad datan de mediados del siglo XVIII a cargo del religioso Jacobo del Barco, de Agustín de Mora años después o las excavaciones de M. del Amo en el siglo XX. Lo cierto es que la zona tenía una importante base demográfica y cultural para que se produjera una rápida romanización de sus habitantes a partir del siglo I. El mismo Estrabón cita a la ciudad de Onuba enclavándola en la Baeturia Celtica y poco después, probablemente, lo hace Pomponio Mela refiriéndola como Cnoba.

La investigación científica de este periodo tuvo su momento culminante en 2000, al encontrarse una necrópolis en el antiguo Colegio Francés que permitió delimitar la ciudad de manera más precisa.

La Edad Media: del reino taifa de Huelva a 1492
La investigación histórica sobre la época visigótica en Huelva es muy escasa y llena de lagunas por lo que es mucha más conocida la llamada «Welba» de la época musulmana.

A comienzos del siglo VIII el sur de la península es ocupado muy rápidamente por los árabes, siendo el núcleo urbano de Huelva conquistado en 713 por Abd-al-Aziz. A partir de la ocupación podemos considerar dos núcleos urbanos o ciudades:

Welba (o Gaelbah o Umba), que corresponde con la actual ciudad y desarrollada a partir de la anterior estructura urbana romana. Los asentamientos humanos se ubicaron preferiblemente en las laderas de los cabezos, encontrándose las primeras evidencias de poblamiento en el actual Cabezo de San Pedro, con una Alcazaba que fue la precursora del ya también desaparecido castillo cristiano
Xaltis (la actual Isla de Saltés), de la que se sabe estaba protegida por una fortaleza de 70×40 metros de perímetro.

Situación política de Huelva en la península ibérica hacia 1037 donde se aprecian los reinos de Huelva y el de la cercana ciudad de Niebla
En 1012, Abd al-Aziz al-Bakri erige el reino taifa de Huelva otorgándose el título de señor de Umba y Xaltis (Huelva y Saltés). El reino fue durante cuarenta años económicamente seguro y fuerte hasta la guerra con el reino de Sevilla. En 1052 cae el reino taifa de Niebla en manos de Al-Mutadid y Abd al-Aziz debe retirarse siendo confinado en la isla de Saltés.

En cuanto a la época cristiana se sabe que la ciudad fue tomada, primero, por Íñigo de Mendoza en 1238 y por las tropas de Alfonso X, finalmente, en 1262. A partir de ahí será gobernada por diversos nobles como Juan Mathe de Luna, Diego López de Haro o Juan Alonso de la Cerda hasta que en el año 1351 se le confirman sus derechos como ciudad de cierta importancia. María de la Cerda, señora de Huelva y de la Isla de Saltés, de la Casa de Medinaceli, aportó en dote la villa de Huelva al matrimonio con el primer duque de Medina Sidonia, pero al morir sin descendencia, su casa le reclamó al duque la devolución de la villa, lo cual no se llevó a cabo por parte de los guzmanes. Por ello, en torno a 1466, surgió un largo pleito sobre la villa entre ambas casas que no finalizaría hasta 1509 cuando, a la muerte del tercer duque, Fernando el Católico autorizó a los gobernadores del señorío a abonar 10.000.000 de maravedíes a la Casa de Medinaceli en compensación por Huelva, que permanecería bajo el señorío jurisdiccional de la Casa de Medina Sidonia hasta la abolición de los señoríos en 1812.

Esta Huelva bajomedieval del estuario del Tinto y el Odiel, relacionada con las poblaciones vecinas y con Portugal, y una serie de bases científicas y técnicas desarrolladas en los últimos años del siglo XIV, le harán ser testigo y agente de un hecho trascendental para la historia de la humanidad: la llegada española a América.

El descubrimiento de América. La salida de Palos
Desde el Tratado de Alcazobas de 1479, las costas africanas estaban vedadas a los marineros castellanos y, por lo tanto, a los de las costas onubenses. Pero la fuerte expansión demográfica y económica de Castilla, junto con los nuevos avances y técnicas de navegación, permitieron que estas tierras y sus gentes se convirtieran en los más interesados en realizar las futuras expediciones atlánticas. La llegada de Colón a La Rábida y el apoyo, junto con la Corona, de diversas familias de las localidades de Palos de la Frontera, Moguer y San Juan del Puerto hicieron posible una gesta a la que, la entonces pequeña villa de Huelva, también aportó marineros.

Si todo pueblo se siente orgulloso de su «pequeña historia», dichas localidades onubenses lo están de una gesta que protagonizaron gentes de la tierra. El descubrimiento de América y las relaciones entre la provincia y las tierras del otro lado del océano son, y han sido siempre, algo presente en la memoria colectiva de este pueblo. Decía Pierre Chaunu que «Colón llegó a Portugal cincuenta años demasiado tarde y a Inglaterra y a Francia medio siglo demasiado pronto».A las costas de Huelva llegó en el momento oportuno. En estas tierras colombinas quedaron los reflejos de esta apoteósica aventura que marcó la idiosincrasia y cultura de generaciones de onubenses.

En ese acontecimiento destacaron diversos hombres de Huelva a los que luego se le sumaron en nuevos viajes nombres como Alonso Pérez Nizardo que descubrió la isla Trinidad, Fernán Hernández y Antonio García Ribas que fueron tripulantes de la Armada de Ovando Juan Álvarez «El manquillo de Huelva» que participó en la Conquista de México pilotando un barco con Antón de Alaminos y Esteban Rodríguez que ostentó el rango de piloto mayor en la Armada de Legazpi. Además en la conquista de México participó el Capitán Alonso Galeote quien sería después encomendero del pueblo de San Francisco Totimehuacan.

La Huelva de los Austrias y la crisis
Marginada del tráfico a América en beneficio de Cádiz o Sevilla, la ciudad pese a todo sigue desarrollándose. El puerto crece y se construyen instalaciones importantes, hoy tristemente desaparecidas, como el Arco de la Estrella, que servía de puerta de entrada a la ciudad desde el puerto. Pero a finales del siglo XVI la ciudad deja de crecer, sobre todo, si se la compara con la mayoría de las ciudades del reino. Las razones de este hecho son varias pero destacan sobre todo el importante flujo migratorio hacia América, los ataques de piratas berberiscos o las recurrentes epidemias de peste.

El siglo XVII tampoco trae nada bueno; la guerra con Portugal, la caída del duque de Medina Sidonia o la nueva peste de 1650 que se lleva por delante a casi la mitad de los habitantes seguirán estancando la ciudad. No será hasta el último cuarto del siglo cuando se haga evidente una recuperación demográfica y económica. Así, en 1658 el rey Felipe IV declara a la ciudad como «libre y exenta de leva y saca de gente para la milicia».

Siglo XVIII
El 1 de noviembre de 1755 a las 10:00, se produjo un intenso movimiento sísmico (8,5 de la escala Richter) en un punto del océano Atlántico a no más de 300 km de Lisboa. Su duración fue de seis minutos, y sacudió ciudades y almas de la mayoría de la península ibérica. En la provincia se sintió de manera especialmente fuerte y en la capital acabó con la vida de ocho personas y dejó afectadas a la mayoría de las edificaciones.

En su obra Sobre el terremoto de primero de noviembre de 1755 el vicario de Huelva, Antonio Jacobo del Barco, describió los efectos de un seísmo que cambiaría la mayor parte de la fisonomía de la ciudad. La destrucción de los edificios, en su mayoría templos, y el lento crecimiento de la ciudad en esos siglos hizo que gran parte del patrimonio capitalino previo al seísmo desapareciera al resultar seriamente dañadas las iglesias de San Pedro, la Concepción, el Convento de la Merced e incluso monumentos ya desaparecidos, como el Castillo o el Arco de la Estrella.

En este sitio se comprende cuanto delicioso y útil puede apetecer para la vida humana. hay campiñas fertilísimas de todos granos, abundantísimos pastos que son los mejores para los ganados, cuyas carnes pastadas allí son de exquisito sabor. Tenía bellas dehesas, abundantes bebederos, dilatada campiña...
Juan Agustín de Mora Negro y Garrocho (1762).
En el primer cuarto del siglo XVIII la costa de Huelva se hace más segura y sobre todo se produce una modernización en las técnicas y artes de pesca. Además, el hecho de trasladarse la Casa de Contratación a la ciudad de Cádiz permite aumentar considerablemente el número de embarcaciones que recalan y se abastecen en el puerto de la ciudad. Es en este siglo cuando se abre la aduana y los duques de Medina Sidonia ubican en Huelva su tesorería. Tras el terremoto de 1755 la ciudad se reconstruye creciendo rápidamente y pasa en 1811 a manos de la Corona española. Sería en 1823 cuando se realizaría la división por provincias que hoy existe. El antiguo reino de Sevilla se divide en partes creándose dos nuevas delimitaciones administrativas: Huelva y Cádiz. Diez años después se convierte en capital de provincia según la división administrativa de Javier de Burgos.

Siglo XIX a la actualidad. La huella británica
Desde el último cuarto del siglo XIX, a causa de las importantes explotaciones de la Cuenca Minera al norte de la provincia a cargo de la Rio Tinto Company Limited (RTC), la ciudad se convirtió en un pequeño territorio inglés. Esto se produjo tras la venta por parte del Estado de las milenarias minas de Riotinto, en 1873. La RTC acometió la construcción de un ferrocarril minero hasta la capital y de un muelle de embarque para la salida del mineral hacia el Atlántico. En la orilla derecha del Odiel ya se había levantado otro muelle-embarcadero, a donde llegaba la línea férrea operada por la Tharsis Sulphur and Copper Company Limited. Ello permitió una importante expansión de la ciudad a causa de la llegada de trabajadores del resto del país, sobre todo de Andalucía, Badajoz y Galicia, e incluso de la cercana Portugal. Así, el núcleo crece y se hace necesaria la población de las zonas más cercanas a las marismas, creándose las barriadas de Las Colonias y de El Matadero.



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