Para empezar, te tengo que pedir disculpas porque este tema no está presente en Spotify, de manera que hemos tenido que incorporar una versión de la canción (que no es precisamente lo que más me gusta, ni lo mejor).

Aunque este hecho nos da pie para recordar que, en los 90, al menos en España (me temo que era un mal endémico), era más que frecuente encontrar versiones calcadas -a ver, los copiadores hacían lo que podían-, que después se vendían en cassettes, en gasolineras de carretera y tiendas de recuerdos. Doy fe de que aquello ocurría. Como la inclusión de esas versiones (en ocasiones cutres hasta la médula) en remixes de 70-90 minutos que reventaban las listas de ventas. Así éramos.

Daba igual la originalidad e incluso casi la estética sonora de las canciones, lo que importaba era que aquello resultara algo parecido a lo que se estaba copiando.

Por cierto, estamos ante otro temazo de The KLF.

En la segunda mitad de los 80 y los primeros 90 las pistas de baile supuraban tecno. El rock ya había superado aquella etapa que coronó con The final countdown de Europe y los teclados y sintetitzadores, pero en el Nuevo Continente se pone en marcha un auténtica maquinaria de producción de éxitos para las dance floor.

Este tema corresponde a 1993. Es obra de una formación pilotada por el productor y discjockey Alex Christensen, en los años en que, en España, lo más sonado era la ruta Destroy, aka, vamos, lo que viene siendo la  Ruta del Bakalao.

Junto a él, en el proyecto U96 estaban los productores Ingo Hauss, Helmut Hoinkis y Hayo Lewerentz, que formaban el equipo Matiz.

Esta canción, que fue tuvo otras mezclas de Bass Bumpers, cosechó un éxito arrollador en el país de origen de los autores, Alemania, pero también en Suiza, Austria y Suecia.

Este tema sí fue un pelotazo a principios de los 90. Y no sería el único de estos belgas que decidieron llamarse Technotronic. Nada menos. Los centroeuropeos reventaron las pistas de baile con el álbum homónimo y se colaron en lo alto de todas las listas de éxito, en particular la británica y la americana. En el Billboard llegaron a posicionar en el puesto número 2, en el inicio de 1990. También llegaría a ser número 1 en buena parte de Europa.

La canción introduce elementos casi inexplorados en la música del momento, como la mezcla del hip hop y el deep house.

Lo gracioso del tema (del asunto, no de la canción) es que en el vídeo el rapero y vocalista de la banda, Ya Kid K, fue reemplazado por una modelo cogoleña, Felly Kilingi (con k, no con p), que movía los labios como si cantara. Se trató de una técnica de marketing que, en teoría, les salió de pena… pero aquí estamos hablando de ella. Ay, qué recuerdos.

Sí, lo has adivinado: El sample que incorpora en buena parte del tema es Get up I feel like being a sex machine, del genial James Brown.

2 Unlimited era un grupo holandés, lo que, unido al anterior, nos da una idea de la boyanza musical del Benelux en esa década y en lo referido al eurodance. No limit forma parte del disco de igual nombre y el sencillo despachó… 2,8 millones de copias.

Fue número 1 en diferentes países europeos, y alcanzó el 21 en la lista de dance de Estados Unidos.

De hecho, fue el sencillo más vendido en Europa, en 1993.