Salí corriendo de mi casa que no puede contenerme.
Del hombre que no puedo retener
De mi madre que me persigue, aunque ya no esté.
De mi hija que nunca duerme.
Huí del ruido y del silencio.
Del tráfico en las calles
Corrí hacia las copas de los árboles, corrí hacia el cielo
Al lago, a la lluvia que me enmarañó el pelo.
Y empapé mis zapatos y mi piel
Escondí mis lágrimas, escondí mis miedos
Corrí hacia el bosque, corrí hacia los árboles.
Corrí y corrí, me estaba buscando
Pasé corriendo por las iglesias y el viejo buzón torcido.
Más allá de los huertos de manzanos y la dama que nunca habla
Subiendo a las colinas, corrí hacia el cementerio.
Y contuve la respiración y pensé en tu muerte.
Corrí hacia el lago, hacia las colinas
Corrí y corrí, todavía estoy buscando allí.
Y vi las lápidas desmoronándose
Todos los nombres olvidados
Probé la lluvia, probé mis lágrimas
Maldije a los ángeles, probé mis miedos
Y el suelo cedió bajo mis pies
Y la tierra me tomó en sus brazos
Las hojas cubrieron mi cara
Las hormigas marcharon por mi espalda
El cielo negro se abrió, cegándome
Corrí hacia el bosque, corrí hacia los árboles.
Corrí y corrí, me estaba buscando.
Corrí hacia los lagos y subí a la colina.
Corrí y corrí, todavía estoy buscando allí.
Y olí su carne quemada
Sus huesos podridos
su decadencia
corrí y corrí
todavía estoy huyendo