Llegué al lugar donde yacía el peregrino solitario,
Y pacientemente se paró junto a su tumba,
Cuando en un susurro bajo escuché algo decir:
Qué dulcemente duermo aquí solo.
La tempestad puede aullar y el fuerte trueno rugir
Y pueden surgir tormentas reunidas,
Pero tranquilo es mi sentimiento, en reposo está mi alma,
Las lágrimas están todas secas de mis ojos.
La llamada de mi amo me obligó a salir de casa,
Ningún pariente o pariente cercano.
Conocí el contagio y me hundí hasta la tumba,
Mi alma voló a mansiones en lo alto.
Ve a decirle a mi compañero y a mis hijos más queridos
Que no lloren por mí ahora que me he ido.
La misma mano que me condujo a través de los mares más severos
Ha tenido la amabilidad de ayudarme a casa.